Tribuna
Andalucía y el socialismo andaluz
'Caso Mari Luz'
Huelva/Lejos de ocultar sus preferencias por niñas pequeñas y adolescentes, Santiago del Valle, principal acusado en el asesinato de Mari Luz Cortés (13 de enero de 2008) mostraba sin tapujos ni inquietud alguna sus tendencias, casi las exhibía, incluso cuando estaba rodeado de menores de edad.
El director de seguridad y una profesora del Colegio Diocesano de Huelva, el centro al que acudía Mari Luz y en el que se matriculó el pederasta (en un ciclo de Comercio) en octubre de 2007, pasaron ante el tribunal en la segunda sesión del juicio para confirmar el perfil de Del Valle. Los testigos describieron un comportamiento que provoca repulsión, absolutamente fuera de lugar con sus compañeras de clase (sólo había otro joven), que rondaban los 16 años. "Les ponía nota a las niñas, según consideraba, y tenía especial interés por una chica que tenía aspecto de aniñada. Era inadmisible", señaló con rotundidad el director, Rafael Repiso. "Sacaba temas de índole sexual y les decía a las niñas que tuvieran más relaciones con hombres mayores".
De hecho, el acusado fue expulsado del centro tan sólo dos semanas después, confirmó, precisamente después de tener un altercado con una profesora que lo puso en su sitio y le paró los pies cuando tuvo conocimiento de la actitud del Santiago del Valle con sus compañeras de pupitre, que llegaron a "tenerle miedo" al poco tiempo de poner los pies en clase. La constatación de la expulsión deja sin valor, de entrada, parte del relato de la mujer del pederasta Isabel García, que en su comparecencia afirmó que fue ella la que se dirigió al centro para que su marido dejara de ir a clases por "celos".
La profesora, Rocío Camacho, relató en primera persona la sensación que le provocó un alumno que no llegaba a encajar en la clase. "Me llamó la atención su forma de mirar, se quedaba como aislado... Sus miradas eran fijas, profundas e incómodas", describió.
Profesora y alumno tuvieron más de un enfrentamiento hasta que Camacho llegó a su límite. Al llegar a clase, se encontró con las alumnas "muy nerviosas" y un dibujo en la pizarra. El autor del boceto era el pederasta: había pintado un club de alterne, ubicado supuestamente en Sevilla, y le había explicado con lujos de detalles a las niñas cuánto costaban los servicios con las prostitutas al tiempo que les incitaba a tener relaciones con hombres mayores de 40 años.
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