"Trump es más telepredicador que un buen orador"
Daniel romero-abreu. creador de thinking heads
Este consultor gaditano se ha convertido en uno de los más prestigiosos del mundo en posicionar a creadores de opinión
Cádiz/Con 23 años, el gaditano Daniel Romero-Abreu fundó la primera agencia de conferenciantes española cuando aún estaba terminando su formación universitaria en Icade. Aquella idea se llamó Thinking Heads, que hoy es un grupo internacional con delegaciones en seis países y la primera consultora del mundo especializada en el posicionamiento de líderes. Considerado por la revista Vanity Fair como "el gurú de gurús", Romero-Abreu gestiona el modelo de negocio de grandes pensadores.
-¿Qué hace que un chaval de 23 años que ni siquiera ha terminado la carrera se lance a crear una empresa de algo tan extraño como la representación de conferenciantes?
-En mis años de universidad estudiaba Administración y Dirección de Empresas y Derecho en Icade. Siempre fui una persona muy activa, aunque no tanto para estudiar como para crear y sacar adelante todo tipo de iniciativas y actividades. Allí comencé a organizar charlas y conferencias. Poco a poco me di cuenta de que en España nadie cuidaba y gestionaba la participación en foros y eventos y la proyección pública de las personalidades que daban conferencias. La gestión era informal porque no existía ninguna empresa que ayudara a estos pensadores a coordinar sus actividades como conferenciantes. Fue entonces cuando, en 2003, fundé Thinking Heads. En ese momento fuimos la primera agencia de conferenciantes de España.
-Tuvo éxito.
-Porque era algo de lo que había una demanda. En cuanto echamos a andar organizaciones de todo tipo comenzaron a pedirnos asesoramiento para organizar sus eventos. Al tiempo empezamos a acompañar a líderes con talentos extraordinarios en diferentes campos. Rápidamente nos dimos cuenta de que les ayudábamos a transmitir su activo más valioso: su visión del mundo.
-¿Cuántos eventos habrá organizado ya?
-Pues más de 10.000 apariciones públicas .
-¿Cuánto movía antes ese negocio, cuando usted empezó, en España y cuánto mueve ahora?
-Es imposible saber cuánto facturaba el sector de las conferencias a principios del año 2000 porque ni siquiera era un sector empresarial formalizado. Hoy aún necesita cohesión. Por ejemplo, a diferencia del mercado de Estados Unidos, muy profesionalizado, que mueve 2.000 millones de dólares al año, el español es aún un mercado joven y en progresión. Está muy atomizado con un volumen que apenas llega a los 50 millones de facturación.
-¿Y qué es Thinking Heads a día hoy?
-La empresa ha evolucionado. De una agencia de conferenciantes, que es lo que era en su origen, hemos pasado a especializarnos en el posicionamiento de líderes.
-¿Qué es eso?
-Hay un hecho: las instituciones de todo tipo están perdiendo credibilidad, mientras que los especialistas ganan mayor respeto. La gente cree en la gente. Este es el punto de partida desde el que los expertos pueden convertirse en líderes de opinión para la ciudadanía o cualquier audiencia. Nosotros desarrollamos una metodología propia que ayuda a los líderes o a reforzar su posicionamiento público o proyección personal, incrementando su protagonismo en sus áreas del conocimiento. Eso es a lo que nos dedicamos hoy.
-¿Quién es el conferenciante más caro del mundo?
-Podríamos considerar a Barack Obama como el mejor orador de nuestro tiempo. Y el más caro, porque se habla de que cobrará 400.000 dólares por conferencia.
-¿Trump tiene el perfil de conferenciante o de telepredicador?
-Sería un telepredicador más que un orador. Pero no en vano el origen del sector de las conferencias como tal nació hace dos siglos en EEUU, donde un pastor protestante iba de pueblo en pueblo dando una charla sobre cómo ser feliz a cambio de unos centavos de dólar.
-¿Cuántos personajes podrían vivir en España sólo de dar conferencias?
-La conferencia es uno de los múltiples canales de divulgación de ideas que cualquier experto ha de tener para difundir su conocimiento. Nadie vive de dar conferencias. En cambio sí vive de los resultados de poner su pensamiento a trabajar, ya sea a través de conferencias o de las muchas formas en que puedes manifestar tus ideas. Los expertos con los que trabajamos viven de sus actividades profesionales y orientan su posicionamiento personal para que todo ello le genere dos tipos de rendimientos. Uno es el intangible, en forma de notoriedad, reputación e influencia. Y otro el tangible, que le genere rendimientos económicos. El desarrollo de su profesión y su actividad divulgativa ha de observarse como un todo y no como partes parciales, como es el caso de las conferencias.
-Felipe González está entre sus conferenciantes. ¿Cómo es ser su manager? ¿Es muy divo? Me lo figuro como la misma relación que con una estrella de rock.
-Nuestro trabajo no tiene nada que ver con la representación en otras industrias como el rock. En nuestro ámbito no hay esa mística. Velamos porque participe en los foros que encajen con las áreas de pensamiento en las que es experto. El trato con él, al igual que con todos nuestros clientes, es más normal de lo que uno pueda imaginarse.
-¿Qué hace de un conferenciante un buen conferenciante, un conferenciante solicitado?
-Ser conferenciante es una consecuencia de un trabajo previo. Es decir, uno no es conferenciante porque sí. Anders Ericsson señala en un estudio que una persona requiere al menos 10.000 horas de práctica continuada en una materia para poder destacar en ella, es decir, para ser considerado un experto. Por eso, para posicionarte como un experto, primero has de serlo de verdad. No en apariencia. Hay que ganarse la credibilidad de una determinada audiencia. Una persona influyente es aquella que los demás identifican como un experto.
El primer europeo de un negocio muy americano
Daniel Romero-Abreu es uno de los principales agentes de conferenciantes del mundo, como demuestra que fuera elegido presidente del IASB, la asociación mundial de este sector, cuya convención se celebró en Las Vegas. En un sector nacido en Estados Unidos y con Estados Unidos como principal volumen de negocio, que por primera vez fuera un europeo, además de Cádiz (1973), era un reconocimiento a lo que la empresa Thinking Heads ha aportado. Bajo el liderazgo de Romero-Abreu, su equipo ha trabajado indagando en las estrategias para conseguir que personajes relevantes adquieran una mayor notoriedad.
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