OBITUARIO
Muere Teresa Barrio, madre de Alberto Jiménez Becerril

Susana Díaz, "orgullosa" de ser andaluza y de su acento

La presidenta de la Junta de Andalucía responde en Twitter al comentario del cónsul de España en Washington

La presidenta de la Junta, Susana Díaz. / EFE
Europa Press

01 de agosto 2017 - 17:51

Sevilla/La presidenta de la Junta, Susana Díaz, se ha mostrado "orgullosa" de ser andaluza y de su acento andaluz tras el comentario que ha publicado en Facebook el cónsul de España en Washington, Enrique Sardà Valls, en el que critica a la jefa del Ejecutivo andaluz por lucir un vestido similar al de la reina Letizia en un acto en Málaga utilizando un lenguaje en el que intenta imitar el acento andaluz.

En su cuenta personal de Twitter, consultada por Europa Press, la presidenta de la Junta ha asegurado, sin mencionar al cónsul, que se siente "orgullosa de ser andaluza y de mi acento andaluz". Junto a ello, adjunta una imagen de la bandera de Andalucía.

El vicepresidente de la Junta y consejero de la Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática, Manuel Jiménez Barrios, ha pedido este martes al ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis, la "reprobación" del cónsul si no rectifica el comentario que publicó en su cuenta de Facebook.

Jiménez Barrios ha remitido una carta y ha mantenido este martes una conversación telefónica con Dastis para trasladarle la "queja" de la Junta por estos comentarios, exigir una "rectificación pública" de Sardá y que el Ministerio plantee su reprobación si no se produce dicha rectificación.

A preguntas de los periodistas en la rueda de prensa posterior a la última reunión del Consejo de Gobierno antes de las vacaciones, Jiménez Barrios ha defendido que "un responsable público, sea cual sea, tiene que comportarse con la debida cortesía y acorde a la representatividad que se le ha otorgado por el pueblo español", por lo que considera que la conducta de Sardá debe ser "reprobada".

1 Comentario

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

ENSEMBLE DIDEROT | CRÍTICA

Guerra y música en Berlín