Susana Díaz defiende "la honestidad y honorabilidad" de Chaves y Griñán
En su primer mitin con Pedro Sánchez, defiende a los ex presidentes tras haberles indicado que les solicitará sus escaños si son imputados. Muestra todo su apoyo al secretario general del PSOE.
Tres días después de que anunciase que les pedirá sus escaños si son imputados, la presidenta andaluza, Susana Díaz, defendió "la honestidad y honradez" de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Lo hizo con fuerza, consciente de que su medida ha dejado desconcertado a una parte del PSOE andaluz, que no entiende por qué ha elevado tanto el listón con los dos ex presidentes de la Junta. Ni el compromiso ético del PSOE, recientemente aprobado, ni la modificación legal que el Gobierno del PP prepara incluyen la dimisión de los cargos cuando el político sea imputado, sólo cuando se les abra el juicio oral. Sin embargo, Díaz ha seguido adelante con su decisión. "Lo que hay que hacer es tomar acciones, les hablo con el corazón de una socialista, con el corazón de una andaluza socialista, estoy absolutamente convencida de la honestidad y la honradez de Manolo Chaves y Pepe Griñán, pero quien no tiene nada que temer no tiene nada que ocultar, más pronto que tarde se va a esclarecer la verdad, que ya está bien", dijo Díaz ayer en Sevilla, en el primer mitin que comparte con su secretario general, Pedro Sánchez.
Ante un auditorio de poco más de mil personas, donde las gradas se habían acercado al centro para dar una impresión de muchedumbre, aunque visto desde fuera era como una gran mesa camilla, Díaz quiso enterrar cualquier tipo de discrepancias con Pedro Sánchez. "Lo digo alto y claro, porque hay algunos que son duros de oídos, Pedro, tienes el apoyo de todos los socialistas andaluces". Nada más subir al estrado, la presidenta dio por cerradas estas semanas de distanciamiento que ella misma abrió al subrayar las discrepancias que tenía con Sánchez en materia de comunicación. De hecho, Susana Díaz se abstuvo de hablar en el mitin de Cataluña y de la convocatoria de mañana, se lo dejó a Pedro Sánchez a pesar de que es un tema sobre el que ella quiere imprimir su propio sello.
El Supremo debe decidir en los próximos días qué hace con nueve aforados andaluces por el caso de los ERE, dos ex presidentes y siete ex consejeros, aunque la Fiscalía Anticorrupción no ha querido pronunciarse en su primer escrito sobre la posible participación en delitos de estas personas. De las palabras de Díaz, también se deduce el hartazgo con la instrucción de la juez Mercedes Alaya, de ahí su lamento: "Que ya está bien, que ya está bien…". El Gobierno andaluz ha modificado la estrategia de defensa y ha comenzado a recurrir los aspectos más polémicos de la instrucción. De hecho, en el Gobierno andaluz se piensa que algunas actuaciones de la juez son injustas y que se podrán parar.
Susana Díaz y Pedro Sánchez coincidieron en la presentación del candidato del PSOE a la Alcaldía de Sevilla, Juan Espadas, pero la parte más sustanciosa del mitin fue la de las reacciones ante los casos de corrupción. Susana Díaz desplegó su potencia dialéctica frente a un Pedro Sánchez que gasta un discurso de madera, bien pronunciado, pero con escaso eco. En el acto sevillano no estaban ninguno de los dos ex presidentes, ni Griñán ni Chaves, ni ningún otro de los siete aforados ante el Tribunal Supremo. Ni Gaspar Zarrías ni José Antonio Viera, que es diputado por Sevilla. El único histórico que estaba en el palacio de exposiciones fue el ex alcalde socialista Manuel del Valle. Sí estaban casi todos los miembros del Gobierno andaluz, la nueva hornada de dirigentes de este partido en la comunidad.
Aunque la petición de las actas le haya costado un disgusto personal a Díaz, ya que ella misma será la que explique sus razones a Chaves y Griñán, en cierto sentido, ha soltado lastre en el caso de los ERE. O eso cree. "No me va a temblar el pulso, y podemos ir con la cabeza alta y la mirada hacia arriba", indicó. Como en otras ocasiones, la presidenta se cuidó de nombrar al resto de los ex consejeros de la Junta que han sido preimputados por la juez Mercedes Alaya, y cuyos casos debe resolver ahora el Supremo. Las relaciones son, especialmente, malas con el ex consejero de Empleo José Antonio Viera, a quien una parte del PSOE afea que debería haber solicitado su petición de declarar ante el Supremo.
Cuando Díaz contaba todo esto, desde las gradas, le pedían que no firmase un pacto por la corrupción con el PP. Y se mantuvo en eso, en que no habrá pactos y que Rajoy perdió hace un año la oportunidad de llegar a un consenso sobre este tema. Entonces, el presidente no contestó, y ahora irá al Congreso a defender las dos modificaciones legales sobre corrupción, una de control de financiación de los partidos y la segunda, sobre el estatuto de los altos cargos. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, mantuvo que Rajoy llegaba "tarde y mal". La comparecencia se producirá el próximo 27 de noviembre, pero Sánchez aprovechó la oportunidad del anuncio de Rajoy, realizado ayer en Cáceres, junto al presidente extremeño, José Antonio Monago, para pedir la dimisión de éste. Después de negarlo, Monago reconoció que había realizado vuelos por cuenta propia a cargo del Senado, y adelantó que devolvería "hasta el último céntimo".
Sánchez agradeció a Susana Díaz su apoyo y su liderazgo, y fue él quien habló de Cataluña, un asunto que pasó, no obstante, muy desapercibido a pesar de que hoy se celebra el sucedáneo de referéndum por la independencia. El líder del PSOE acusó a Rajoy de ser "la gasolina del independentismo" con el inmovilismo, y explicó que su partido es el de los tres sí; el sí a la reforma constitucional, el sí a un nuevo Estatuto y el sí a un Estado que contemple la pluralidad.
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