Socialistas andaluces censuran el acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
Política
Rodríguez de la Borbolla, Del Valle y Ojeda suscriben la 'Carta a los españoles' que cuestiona el acuerdo entre el PSOE y Podemos y aboga por un entendimiento de los socialistas con el PP y Cs
Sevilla/Varios destacados e históricos miembros del PSOE andaluz han firmado un manifiesto público que alerta del "momento grave" que vive España y del perjuicio que puede provocar un Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos que "sólo represente a una mitad del país". Los firmante abogan por un acuerdo entre los partidos "centrales" que genere el "sosiego" que necesita España, fortalezca el espíritu de la Constitución de 1978 y excluya a populistas y nacionalistas. Tildan de "error político" el acuerdo exprés al que han llegado Pedro Sánchez y Pablo Iglesias menos de dos días después de la celebración de las últimas elecciones generales.
Sin citar expresamente a las formaciones, el manifiesto defiende un acuerdo entre el PP, PSOE y Ciudadanos. Entre los socialistas firmante se encuentra el ex presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla; el ex alcalde de Sevilla, Manuel del Valle y el ex presidente del Parlamento, el notario Antonio Ojeda. Los firmantes realizan una aseveración rotunda sobre el acuerdo entre Sánchez e Iglesias: "Sería un gravísimo error político y una irresponsabilidad que pondría en riesgo nuestras libertades y la convivencia ciudadana".
Entre otros firmantes figuran el ex presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina; el exministro de Cultura, César Antonio Molina; ex alcaldes como el de La Coruña, Francisco Vázquez; el ex eurodiputado, Alejandro Cercas; el catedrático y ex diputado nacional, Ramón Vargas Machuca o José María Múgica, hijo de Fernando Múgica, asesinado por ETA.
También firman Manuel Valls y miembros de UPyD como Francisco Sosa Wagner, Fernando Savater o Gorka Maneiro; hay intelectuales, profesores, catedráticos y escritores como Félix Ovejero, Andrés Trapiello, Joaquín Pérez Azaústre o Mikel Azurmendi; empresarios como José Luis Leal o Juan Claudio de Ramón; periodistas, abogados, profesores, diseñadores, concejales, ingenieros o el director de orquesta Enrique García Asensio.
Carta a los españoles
España se encuentra en un momento grave. La gestión del resultado de las elecciones generales del 10
de noviembre muestra una sociedad a la que se divide y tensiona por razones estrictamente partidistas
más que por motivos políticos de calado.
Al rechazo que genera el proceder de nuestros dirigentes, se añade el cuadro de una representación
parlamentaria más fragmentada donde prosperan los extremismos. Sepamos que caben otras opciones
distintas de las que nos ofrecen y tengamos en cuenta que según cómo se despejen las incógnitas de la
actual ecuación política, arriesgaríamos cuanto hemos logrado durante las últimas décadas que bien
merece ser defendido. Con errores y aciertos, vivimos el periodo de progreso social y económico más
brillante de nuestra reciente historia y con la Constitución, nuestra casa común, recuperamos las
libertades y alcanzamos a la máxima dignidad, porque la ley nos hace a todos libres e iguales.
Además, procedimos a una redistribución territorial del poder político sin parangón en nuestra historia
ni en los países de nuestro entorno. Obtuvimos por derecho y mérito propios un lugar relevante en la
Unión Europa y una influencia considerable en la comunidad internacional. Si alguien pensara que estos
consensos, frívolamente despreciados por algunos, pueden romperse unilateralmente se equivocaría.
Porque constituyen una historia de éxito que merece ser defendida, más aún cuando nadie plantea
alternativa mejor.
A los retos que tenemos como sociedad (desigualdad, precariedad laboral, disminución de la
productividad del tejido empresarial, educación, transición ecológica, natalidad) se suman acuciantes
problemas que nos interpelan como comunidad: polarización política y disgregación territorial.
Polarización exacerbada por la pasión sectaria que antagoniza a las expresiones políticas de izquierda y
derecha. Disgregación, por cuanto ante la desunión por motivos de un partidismo cerril, afecto solo a las
siglas, los nacionalistas ven la oportunidad de fraccionar el territorio común, primero de los bienes que
comparte la ciudadanía. Y es la quiebra de los consensos sobre cuestiones de Estado entre los partidos
políticos nacionales la que otorga ilusión y esperanza a los nacionalistas periféricos, otorgando
credibilidad a lo que es imposible.
Por eso, en estos momentos un gobierno que represente solo a una mitad del país no estará en
condiciones de realizar las reformas imprescindibles para encarar el futuro ni conseguirá que cicatricen
las heridas recientes. No lo estará un gobierno formado exclusivamente por el PSOE y Podemos. La
situación empeora si consideramos que el gobierno que se prefigura habrá de contar, para cada paso,
con la aprobación de fuerzas independentistas que no disimulan el objetivo de destruir nuestro devenir
democrático común amparado en la Constitución. Además, resulta inviable la defensa del Estado del
Bienestar a base de acuerdos con quienes pretenden destruir el Estado. Así que en estas circunstancias
ningún gobierno de España puede quedar bajo su dependencia. Sería un gravísimo error político y una
irresponsabilidad que pondría en riesgo nuestras libertades y la convivencia ciudadana.
Creemos que el momento exige abrir una fase de colaboración constitucionalista y transversal, que sitúe
la política española en posiciones moderadas, alejadas de los extremismos sectarios. Tras años de
tremendismo verbal, de exageraciones partidistas, debemos propugnar el sosiego. Las formas para
conseguir la concordia necesaria y que la democracia funcione correctamente pueden variar: coalición
de gobierno o pacto parlamentario. Lo importante es que sirvan para fortalecer los consensos básicos
iniciados en la Constitución de 1978. Nos gustaría que el acuerdo al que se llegara para formar gobierno excluyera a partidos populistas y nacionalistas, y, en cambio, se apoye en aquellas formaciones políticas que ocupan el amplio centro del tablero político que, en definitiva, es el agrupa a una sobrada mayoría absoluta de votos y escaños. Sólo este acuerdo entre partidos centrales va a permitir el desarrollo durante cuatro años de una acción de gobierno, sólida y coherente, que contribuya a la concordia entre españoles evitando que el surco entre nosotros se agrande.
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