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Rivera avala una reedición del pacto andaluz de PSOE y C's en Cataluña

El líder del partido naranja ensalza los logros del 4-D para frenar una España "a dos velocidades"

Juan Marín, Albert Rivera y Fernando Pérez Monguió, ayer en Sevilla. / Belén Vargas
Carlos Rocha

16 de diciembre 2017 - 02:33

Sevilla/En Andalucía las cosas "van bien" porque hay estabilidad. Eso cree Albert Rivera y, por ese motivo, el presidente de Ciudadanos no vería con malos ojos tras las elecciones del próximo jueves una versión catalana del pacto que su partido mantiene con el PSOE en Andalucía. Habría una diferencia sustancial. Al frente de ese hipotético Govern estaría Inés Arrimadas gracias a los votos del grupo que lidera Miquel Iceta. "Sería justicia poética que el procés acabase con una jerezana gobernando", ironizó el líder del partido naranja, que ayer participó en el último de los debates organizados por la Cadena Ser en la Fundación Cajasol para conmemorar los 40 años de las manifestaciones autonomistas del 4 de diciembre de 1977 en Andalucía.

Rivera cerró ayer de la mano de su virrey andaluz, Juan Marín, un ciclo que abrieron en otoño Alberto Garzón y Antonio Maíllo. Por el edificio de la antigua Audiencia de Sevilla también pasaron Juanma Moreno y Soraya Sáenz de Santamaría, Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias y Susana Díaz y Rafael Escuredo. En su turno, cada uno ensalzó un elemento de la herencia del 4-D en su beneficio. Para los naranjas, la movilización que el pueblo andaluz protagonizó hace cuarenta fue, según Rivera "en defensa de la igualdad de todos los españoles y puso freno a una España con dos velocidades".

"A mí me gusta el café para todos", aseguró el político catalán, que cree que las enseñanzas del 4-D pueden aplicarse hoy para aplacar el desafío independentista. "La solución no pasa por dar privilegios. Yo no quiero privilegios ni para mi tierra", abundó el dirigente nacional de Ciudadanos. Y, para Rivera, es precisamente su partido quien puede garantizar el final de una deriva secesionista que considera "agotada". "Que gane Ciudadanos las elecciones es una esperanza para España y Europa", apostilló el político catalán.

Sin embargo, las encuestas son las que son. La candidatura de Inés Arrimadas se disputa en los sondeos el liderazgo con la ERC de Oriol Junqueras y Marta Rovira. Ninguno de los dos partidos se acerca a la mayoría absoluta, pero ambos aspiran a liderar uno de los dos bloques más probables. Rivera no quiere ni oír hablar de que los comunes de Xavi Domenech y Ada Colao intenten dar la llave de un Govern de izquierdas a ERC con el apoyo del PSC. El líder de Ciudadanos cree que la solución pasa por quitarle esa llave a los aliados de Podemos -incluso augura un posible trasvase de votantes desde los morados hacia los naranjas-, pero sobre todo por convencer a Iceta de que apoye a Arrimadas.

"El PSOE debe hacer una reflexión y, como en Andalucía, tiene que hacer posible el entendimiento y sentarse a negociar", explicó Rivera, que sin embargo rechazo de pleno que las negociaciones en el Palau de la Generalitat vayan a desatar pactos como el que sostiene a Susana Díaz en San Telmo o el que firmaron el jueves PSOE y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla. Lo único que podría desestabilizar el acuerdo andaluz, según dijo Rivera, sería que el Gobierno de la Junta incumpliera el pacto.

A Albert Rivera no le afecta que a su partido lo califiquen como "muleta" del Ejecutivo andaluz. Pero pidió ayer cautela, porque "las minorías del presente pueden ser las mayorías del futuro". No especificó si su augurio iba dirigido al futuro próximo de Cataluña o a un futuro más lejano, como 2019. Pase lo que pase, Juan Marín espera seguir siendo el anfitrión de su jefe, aunque se debe a las primarias, aseguró ayer.

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