VANDALISMO
Destrozan las históricas calesitas de Triana

Quilombo granadino

La crisis municipal revela la falta de autoridad de las direcciones nacionales de Ciudadanos y del PP, el escaso entendimiento de Génova con San Telmo y el desmoronamiento del partido naranja

Luis Salvador, en la comparecencia que ofreció en el Ayuntamiento de Granada y en la que informó de su dimisión. / Antonio L Juárez / Photographerssports

Génova se ha equivocado, San Telmo se lavado las manos y Ciudadanos se desmorona, allí ya no manda nadie, Inés Arrimadas será la José Ramón Caso de Cs, aquel ejecutivo guapote que se quedó en el CDS a gestionar su decadencia cuando Adolfo Suárez se marchó. Si la crisis del Ayuntamiento de Granada se resuelve esta miércoles con la elección del socialista Francisco Cuenca como alcalde, los aliados del Gobierno andaluz -Ciudadanos y PP- quedarán expuestos como dos organizaciones de escasa autoridad e incapaces de retener una alcaldía tan importante como la de Granada.

El presidente del Gobierno andaluz y su vicepresidente tienen instrumentos más que suficientes para forzar un acuerdo en la ciudad, pero Juanma Moreno y Juan Marín no han querido arriesgarse a solucionar un problema que no consideran propio. Moreno más que Marín ha preferido lavarse las manos.

La dirección nacional del PP, con sede en la calle Génova aún, se han inmiscuido en varias ocasiones en el PP andaluz. Lo hizo en el caso del PP sevillano, donde la crisis interna aún no se ha cerrado, y entró en el Ayuntamiento de Granada con la intención de que el alcalde Luis Salvador, de Ciudadanos, cumpliese con el pacto y le cediese la alcaldía al PP. Incendió Granada sin tener todos los instrumentos para controlar el fuego y llevárselo a su favor. Fran Hervías, en la vanguardia del traspaso de Ciudadanos al PP, ha errado, ha fracasado y ha dejado muy molestos a sus actuales compañeros de partido en Andalucía.

El PP no pudo llegar a un acuerdo con Luis Salvador, porque el tercero en discordia, Sebastián Pérez, antes del PP y hoy no adscrito, ha impedido cualquier solución digna para el alcalde. Salvador también pudo haber tenido una salida en algún cargo del Gobierno andaluz, lo que habría facilitado su salida, un buen puesto en Madrid o en algún escenario de proyección internacional, pero tampoco ha sido posible.

Habrá un tiempo en que Juanma Moreno, presidente de la Junta y subido en una ola de popularidad, tenga que hacerse líder del PP de Andalucía, deberá deshacerse de las hipotecas que quiere imponerle Génova. El problema entre Casado y Moreno es que llevan tiempos diferentes, el líder del PP nacional querría ver muerto ya a Ciudadanos como partido y el presidente de la Junta necesita que sus aliados lleguen vivos a las elecciones.

La última conclusión afecta, precisamente, a este partido y su previsible final. La dirección nacional de Ciudadanos consiguió un buen acuerdo con el PP de Génova, dar la alcaldía a José Antonio Huertas, también de los naranjas, pero ni los populares granadinos ni Salvador estaban por facilitarlo. A Arrimadas no le hace caso nadie en la ciudad, la mitad del grupo municipal ya se había ido de Ciudadanos y Luis Salvador parece más cercano a su antiguo partido, el PSOE, que a los naranjas.

A Ciudadanos se les van dirigentes hacia el PP y hacia el PSOE, y su antiguo líder, Albert Rivera, se prepara para intervenir en la convención nacional que los populares celebrarán en octubre.

El Gobierno andaluz no entra en crisis porque las relaciones entre Moreno y Marín son buenas, porque nadie de Ciudadanos quiere enmistarse con el PP por lo que pudiese pasar, pero una herida ha quedado abierta.

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