Preguntas para informáticos en una oposición andaluza de auxiliar administrativo
Oposiciones Andalucía
Un número de opositores critica la dificultad del examen práctico celebrado el 27 de noviembre
Unos 25.000 andaluces optaron a 467 plazas del cuerpo de la Junta de Andalucía
Los casi 25.000 andaluces que el pasado 27 de noviembre se presentaron para obtener una plaza de auxiliar administrativo de la Junta de Andalucía se enfrentaron en el examen a la interpretación del infinito, nada menos que el infinito. Un número de estos opositores, que optaban a los 467 puestos del cuerpo de auxiliares administrativos (C2.1000), se vieron en la tesitura de comprender una función con integrales, una operación encuadrada en el género matemático del cálculo infinitesimal. "¡Es un sinsentido total!", han clamado en las redes sociales. Es sólo un ejemplo de las críticas que lanza un sector crítico de los opositores.
Los aspirantes, que disponen de plataformas web en las que comparten comentarios y lamentos, apuntan el tiro a la prueba práctica del examen de acceso libre correspondiente a la oferta de 2021 de aquel 27 de noviembre. Eran 25 preguntas prácticas después de las 100 teóricas en las que los candidatos tenían que demostrar el control del programa LibreOffice. Y hasta el 4 de octubre, reprochan los opositores, no hubo información de la versión precisa que sería objeto del examen.
Los aspirantes a una plaza de auxiliar administrativo critican que, pese a ser un examen práctico, no hubo posibilidad de emplear el programa informático sino que se llevó a cabo a la vieja usanza, sobre el papel y con respuestas tipo test. De ese modo, un examen práctico que no usa la herramienta para la práctica diaria. Las consecuencias son evidentes y aparecen en el pantallazo de la prueba práctica que ilustra estas líneas: memorizar comandos y destinos informáticos fácilmente ejecutados con un ordenador.
No es la primera vez que un grupo de opositores lamenta la dificultad del examen, tampoco será la última. Si los aspirantes andaluces a auxiliares administrativos se sienten exigidos como informáticos, quienes han sido recientemente postulantes a pinches de cocina del Servicio Andaluz de Salud (SAS) se vieron obligados a responder cuestiones propias de un jurista, según sus críticas.
... Y un pinche de cocina como jurista
Tal como publicó hace tres semanas este periódico, los opositores para cuidar de los fogones del SAS encontraron en las pruebas escritas del siguiente tenor: "Si una comunidad autónoma incumpliese sus obligaciones con la Constitución, el Gobierno podrá adoptar las medidas necesarias para obligar al cumplimiento forzoso, previo requerimiento al presidente de la comunidad y con la aprobación por mayoría absoluta del Senado". ¿Qué artículo de la Constitución Española es éste?, preguntaron. Señale la respuesta correcta: el artículo 152, 153, 154 ó 155.
La contestación correcta habría sido el artículo 155, que fue el modo que el Gobierno central intervino al de la Generalitat de Cataluña en 2017. Pero ahí no quedó la cosa. Había en el examen para los auxiliares de cocina preguntas sobre la mayoría que requiere una moción de censura en el Congreso de los Diputados, según el artículo 113 de la Constitución. Cada aspirante a una plaza pública del SAS ha de estudiar la Carta Magna y el Estatuto de Autonomía de Andalucía, entre otros temas de índole jurídica, pero, se quejan a menudo los opositores, se trata de preguntas más livianas y, en cualquier caso, no tan exigentes con la memorización, con el estrujamiento de las meninges.
Otros ejemplos de preguntas a las que se enfrentaron los pinches fueron, a saber, el número de miembros de los que se compone el Tribunal Constitucional o el plazo que tiene el Gobierno para convalidar los decretos ley en el Congreso. Un pinche de cocina, que es de los más bajo salario en el SAS, es un ayudante de cocina cuyo conocimiento, es de esperar, debería centrarse más en convalidar la temperatura del aceite para el escalope de pollo de corral que los decretos ley o en el control de los miembros que tienen los microorganismos que hay que aniquilar correctamente en los fogones y no el de los magistrados.
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