La Policía se teme lo peor y busca restos en la casa familiar del padre
Los agentes analizan restos biológicos hallados en una hoguera del chalet de Las Quemadillas.
La casa de los abuelos paternos de los niños de seis y dos años cuyo paradero se desconoce desde el pasado sábado, Ruth y José, se ha convertido desde el amanecer en el único foco de investigación policial después de que la búsqueda del sábado y del domingo resultase infructuosa y de que la Policía Nacional apreciase puntos débiles en las declaraciones del padre de los niños, con el que supuestamente paseaban por el Parque Cruz Conde cuando desaparecieron y que se encuentra desde hace unas semanas en pleno proceso de separación de la madre de los chicos, Ruth Ortiz.
Los agentes tomaron la vivienda, situada en la zona residencial de Las Quemadillas, junto al polígono de Las Quemadas, a primera hora de la mañana y al cierre de esta edición seguían trabajando allí después de largas horas en las que, pese a que no hubo comunicado oficial alguno, cundió el pesimismo en torno a la investigación. Televisión Española informó de hecho de que la Policía se había colocado ya ante el peor escenario posible, el de la muerte de los niños, y halló restos biológicos entre las cenizas de una hoguera reciente que se encontraban en el jardín de la parcela. La dificultad estriba a su vez en que en dicha vivienda el abuelo cría perros de grandes dimensiones, por lo que es posible que existan restos orgánicos de dichos animales.
La posición oficial, pese a todo, fue la misma que se ha seguido durante todo el fin de semana; es decir, que todavía no había nada claro y que todas las hipótesis seguían abiertas. Sin embargo, el hecho de que los agentes centrasen por completo su investigación en la casa de los abuelos paternos de los niños, en la que residen cuando se encuentran en Córdoba con su padre, y en el interrogatorio al progenitor, que siempre mantuvo su declaración inicial, apuntaba sin embargo a la línea de que no se da credibilidad a la teoría del padre de que los chicos se hubiesen extraviado el sábado en el Parque Cruz Conde. De todos modos, a última hora de ayer no existía constancia oficial de que se hubiese procedido a realizar detención alguna.
La investigación de la casa de Las Quemadillas, cuyo recinto ocupa en torno a 10.000 metros cuadrados en una calle paralela a Imprenta Alborada, la más importante del polígono de Las Quemadas, había comenzado con las primeras luces del alba. A las 07.00, según explicaron vecinos de la vivienda a este diario, decenas de agentes comenzaron a entrar en la casa. Se trataba de efectivos de la Policía Nacional de Córdoba, especialistas en Homicidios de la Comisaría de Sevilla y agentes llegados también desde Madrid, que contaron el apoyo de un helicóptero. También estuvo presente en la investigación, primero en las dependencias de Campo Madre de Dios y pasada la medianoche en Las Quemadillas, el comisario de la Policía Judicial de Sevilla, Manuel Piedrabuena, que investigó el homicidio de Marta del Castillo y tiene larga experiencia en interrogatorios.
El propio padre de los niños, José Breton, vestido con un polo color crema y con gafas de sol, apareció en solitario sobre las doce y media del mediodía para declarar por voluntad propia, ya que no se encontraba detenido. El hombre entró en ese momento y ya no volvió a salir. Mientras tanto, las unidades caninas comenzaron a actuar en torno a las 15.45 y no salieron hasta dos horas más tarde.
Desde el exterior de la vivienda, se apreciaba, pese a la valla perimetral que rodea al inmueble, una ingente actividad de los efectivos policiales que estaban allí desplazados. Los vecinos de la zona, que conocían bien la parcela, señalaron en ese sentido que los agentes habían procedido a vaciar la piscina, mientras que también se vio a los policías bajar a un pozo o fosa séptica que había en la zona e inspeccionar al alcantarillado y algunos canales de agua que hay en las proximidades. De hecho, se llegó a acordonar una parte de la calle, en la que estuvieron apostados durante todo el día decenas de periodistas. Pese al silencio oficial, todo indicaba que la posibilidad de encontrar con vida a los pequeños perdía fuerza y que la investigación policial se centraba en buscar restos biológicos de ambos y una posible escena del crimen. Este diario también pudo confirmar que en el vehículo del padre se había encontrado cinta aislante, cuyo origen y uso no quedó claro, según explicaron fuentes policiales, mientras que algunos medios digitales publicaron que también había allí cuchillo, algo que sin embargo no fue confirmado.
Los vecinos de la vivienda de Las Quemadillas, que pese a estar en la periferia de la capital tiene un notable tránsito de coches, vivieron con incredulidad todo lo que acontecía en el chalet, en el que durante la mañana no dejaron de entrar y salir vehículos. Manuel y José Montoro, propietarios de un taller mecánico cercano, relataban de hecho que conocían desde hace años a José Breton, que según señalaron estuvo en el Ejército y ahora es transportista. Ambos retrataron a al progenitor como una persona de gran bondad -"un pedazo de pan"- y como "un fenómeno". "Nos podemos esperar algo malo de otras personas, pero nunca de él", explicaron. Asimismo, recordaron que hace unos quince días, durante otra estancia de los niños en Córdoba, los habían visto paseando con el abuelo paterno en un motocarro. Otro vecino, Juan Urbano, que tiene su propiedad en la calle 10 de Las Quemadillas, explicó que no habían visto nada raro durante el fin de semana. Al cierre de esta edición, la actividad policial se mantenía en la casa de los abuelos al mismo ritmo o similar que durante las horas de luz.
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