Perfil: Susana Díaz, de blanco inmaculado
Susana Díaz ha multiplicado su agenda política, la institucional y la de partido, y Griñán la ha dejado: es la candidata in péctore
CUANDO Manuel Chaves dejó la Presidencia de la Junta hace cuatro años, Susana Díaz era la secretaria de Organización del PSOE de Sevilla. Con Griñán, entró en la Ejecutiva andaluza, se quedó como número dos del partido después de la dimisión de Rafael Velasco como vicesecretario general, fue nombrada consejera de Presidencia y, al día de hoy, es la persona que tiene más opciones para ganar las elecciones primarias de julio en el PSOE. Es decir que en sólo cuatro años, ha pasado de ocupar un puesto en una dirección provincial a convertirse, posiblemente, en la candidata de su partido a la Junta de Andalucía, si no presidenta en el caso de que José Antonio Griñán dejase el cargo en los próximos meses. Es una opción.
Una Susana Díaz exultante, sonriente, vestida de blanco inmaculado, apareció ayer por el Parlamento como la sucesora in péctore: una nube de cámaras le perseguían una vez que habían acabado en las puertas de la cafetería, donde Griñán se refugió del jaleo. Allí dentro no se graba. Desde hace unos meses, la consejera de Presidencia había multiplicado sus actos públicos. No es que antes no trabajase en su despacho del Palacio de San Telmo, sino que ha sido desde entonces cuando se ha prodigado por las provincias con una práctica que era muy habitual en Manuel Chaves. Por la mañana, actos institucionales; por la tarde, de partido. Y es que uno de los problemas de Susana Díaz era su propia formación, ya que su pasado por Juventudes Socialistas habían hecho de ella una mujer dura, de aparato, casi sin escrúpulos a la hora de vencer a un contrincante. Desde hace meses, la consejera de Presidencia se dedica a ello, a ganarse al partido, a buscar la cercanía con los ciudadanos y, en especial, a mejorar su formación. Una persona cercana a la consejera explicó a este medio que Díaz lo ha pasado mal en estos meses con las críticas que había recibido desde el interior del partido por este hecho.
Es verdad que la consejera tenía bastantes detractores en el PSOE, pero en estos meses ha ido limando sus relaciones y promocionando a la gente que le es leal a ella y al presidente Griñán.
Susana Díaz no ha confirmado oficialmente que se presentará a las elecciones primarias; entre otros asuntos, porque no será hasta hoy cuando la Ejecutiva abra el proceso. Una fuente cercana a ella dijo a este diario que "no os equivocáis" si se da por hecho su candidatura. En el caso de que gane las primarias, y es posible que sea la única candidata, Susana Díaz se convertirá en la "estrella" del Gobierno, será ella quien tenga todos los focos, la que protagonice los principales actos públicos, incluso, más que el presidente Griñán. Cuando alcance niveles de popularidad aceptables, podrá presentarse por su cuenta a unas elecciones andaluzas que no se le presentan difíciles. Ella es de la que opina que el PP nunca ganará por mayoría absoluta en Andalucía, de tal modo que podrá gobernar con IU durante varias legislaturas. La federación de izquierdas no tiene problemas con ella, fue la que participó en la negociación del pacto y la que se encarga de la coordinación.
Y hay un hecho claro: Griñán ha permitido durante estos meses el ascenso de Díaz. Cuando Mar Moreno iba a suceder a Chaves, y hasta la había señalado como tal, fue su notoriedad la que acabó con su delfinato, ello y que no contaba, claro está, con los apoyos de los todopoderosos Gaspar Zarrías y Luis Pizarro. La consejera de Presidencia no ha tenido ese problema. Sólo Mario Jiménez, vicesecretario general del PSOE y, como ella, proveniente de Juventudes Socialistas, podía haber sido un contrincante, pero el onubense va a probar suerte en Madrid cuando se habrá el proceso de primarias.
Cuando Griñán y su influyente entorno sacaron a Susana Díaz hace algo más de un año de la sede socialista de la calle de San Vicente, donde era la secretaria de Organización y se paseaba por sus despachos como un elefante en una cacharrería, y él le ofreció la Consejería de Presidencia, algunos creyeron que esta sevillana de Triana terminaría por difuminarse en el Ejecutivo. Han bastado, sin embargo, estos pocos meses para comprobar que esta mujer esconde la paradójica particularidad de ser dura como un martillo y permeable como una esponja para aprender cómo funciona el sigiloso mundo del poder. Con un pasado áspero en la vida interna del PSOE andaluz, donde ha cambiado varias veces de bando aunque casi siempre ha terminado cayendo en el ganador -ésa ha sido su virtud-, es en Presidencia donde se ha consolidado como aspirante, aunque sea a base de no cometer errores, que no es poco en política.
Mario Jiménez aspiraría a un puesto importante en la Ejecutiva federal socialista en un camino en el que estaría apoyado por el presidente de la Junta. Aunque el nuevo secretario general del PSOE federal se elegirá, por primera vez, en unas elecciones primarias y, por tanto, cada militante poseerá un voto secreto, se da por hecho que la federación andaluza, la más importante del país, será una de las decisivas. Desde Andalucía se ha amagado con presentar a Mario Jiménez a estas elecciones internas, aunque lo más probable es que forme parte de una nueva dirección donde el líder sea otro.
Por lo que respecta al propio Griñán, una retirada de la Presidencia de la Junta no tiene por qué significar su despedida de la política. De momento, es el presidente del PSOE federal, que no es poco, y en este cargo podía seguir permaneciendo una vez dejada la gestión andaluza.
Susana Díaz ha acumulado en estos meses un buen bagaje en la gestión política con la que suple la falta de formación profesional que le achacan sus detractores. Licenciada tardía en Derecho, Díaz ha dejado de dar clases de inglés a causa del trabajo que acumula en su puesto. Es cierto que muchos sábados y domingo pasa por su despacho de San Telmo e invierte bastantes horas de la noche trabajando en su casa de Triana. Sus enemigos cuentan -quizás se trata de una leyenda urbana- que Griñán le aconsejó una serie de lecturas y de visionado de películas para ganar fondo cultural. Si esto es cierto, seguro que Susana, como buena esponja, no ha perdido el tiempo.
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