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Pedro Sánchez ataca sin matices "a las grandes eléctricas que van de la mano de la derecha política y mediática"

El presidente del Gobierno inicia una campaña escorada a la izquierda, frente a quienes quieren "derribarlo"

Pedro Sánchez, a su llegada al acto del barrio de Pino Montano, en Sevilla. / Antonio Pizarro

Pedro Sánchez ha estrenado curso con un ataque sin matices a lo que ha definido como "la derecha política, económica y mediática" , y que identifica con las compañías eléctricas que se han venido oponiendo al nuevo impuesto que las carga, a la reforma del mercado de la luz y a la llamada excepción ibérica. "Las grandes empresas llevan de la mano al PP y a la derecha mediática", insistió en varias ocasiones. En un mitin convocado este sábado en el barrio sevillano de Pino Montano, el presidente del Gobierno se ha mostrado como aquel aspirante a las primarias socialistas que le pasó a la dirección de Ferraz por la izquierda y que culpó a las grandes compañías de boicotear su liderazgo cuando consiguió ser secretario general de su partido por primera vez.

"Como hicieron con Felipe González y con José Luis [Rodríguez Zapatero], van a intentar derribar este Gobierno, pero no van a poder", advirtió un Sánchez que es un calco de aquel que fue defenestrado, en 2017, como secretario general y ahora es el presidente del Ejecutivo. Resistencia y resilencia. Ha regresado el mismo empecinado que nunca se resigna, tampoco a perder las elecciones generales de 2023, y que ha señalado a la oposición a la derecha como una coalición de intereses que va mucho más allá del PP.

Sánchez, junto a Antonio Muñoz y Juan Espadas. / Antonio Pizarro

"¿Cuál ha sido la reacción de la derecha política, económica y mediática a la elaboración del Salario Mínimo?", se preguntó Sánchez al desarrollar su relato. Y siguió: "¿Y a la excepción ibérica? ¿Y a los dos impuestos a las eléctricas y a la banca? ¿Cuál ha sido esa reacción? Coincidente, y eso no es casualidad, porque la derecha politica, económica y mediática está para defender los intereses particulares de unos pocos poderosos".

La tensión en la calle ha bajado, Sánchez viajó en el tranvía sin problemas, pero en Pino Montano le esperaban silbatos nuevos. Organizados

Es la primera vez que un presidente del Gobierno visita Pino Montano, uno de los grandes barrios de Sevilla sin los que no se entendería qué es una gran ciudad más allá de su almendra amurallada. Son 108 barrios. Pedro Sánchez ha comenzado este sábado una campaña que pretende ser de la remontada electoral que le llevará de acto en acto, un total de 30, hasta final de año. Y aún quedarán 12 meses más hasta que lleguen unas elecciones generales que el PP da por ganada. Demasiado tiempo aún. Sánchez comenzó su jornada sevillana en la parada del tranvía de Puerta de Jerez, llegó hasta San Bernardo para ver las obras de ampliación de este transporte y se desplazó al mercado de Pino Montano, donde escuchó, por primera vez en día, los pitos de unos silbatos recién estrenados. Y organizados.

La tensión en la calle no es la misma que en 2011, pero los barrios cambian, ya no son exclusivos de los partidos de izquierdas. Otros también son capaces de movilizar. "Demuestran tener bastantes pulmones", dijo de ellos Sánchez, "pero no nos vamos a esconder".

Sánchez ha iniciado en Sevilla esta campaña que se denomina El Gobierno de la gente, con la que intenta rentabilizar las últimas medidas de su Ejecutivo, pero también proyectar un presidente de rostro más cercano, más empático, porque ése es uno de los déficits del dirigente. Unos le llaman altivez, y en el PP, soberbia. Llega con el respaldo de una agenda internacional con la que ha conseguido que la Comisión Europea termine por darle la razón en la necesidad urgente de modificar el mercado eléctrico y, como le recordó Juan Espadas, con cientos de miles de usuarios de las Cercanías y la Media Distancia de Renfe que han suscrito la bonificación gratuita de los viajes.

A Pedro Sánchez le acompañaron en el el estrado el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y el líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas. Pero no fue un mitin al uso; al final, hubo varios asistentes que pudieron preguntar en público al presidente. Es el nuevo sello que quiere imprimir Moncloa a este final de mandato. El próximo lunes, Sánchez abre la semana con un encuentro con ciudadanos en Moncloa, donde, según sus colaboradores, "no estará el Íbex"·

"Me hago cargo de la angustia, de la frustración e, incluso, del enfado", admite Sánchez a sus militantes

No sólo atacó a esa coalición de derechas que debe perseguirle, también bajó al ánimo de la calle. "Me hago cargo -dijo- de la angustia, de la frustración, incluso del enfado, ahora que estábamos superando la pandemia, se nos cuela una guerra provocada por un autócrata como Putin". Pedro Sánchez defendió que, desde el inicio de la crisis energética, ha bajado el 80% de los impuestos relacionados con la electricidad, a lo que ahora sumará el descenso del IVA del gas.

En el acto estaba también la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a quien elogió, porque "desde junio hemos bajado el 40% del déficit público y la deuda en ocho puntos". "La política debe ser útil -defendió-, que no ponga paños calientes, pero que no haga discurso del miedo, nuestra función es actuar y no de cualquier manera, somos el Gobierno de la gente y vamos a defender a la clase trabajadora, cueste lo que cueste".

Las preguntas que se formularon desde el público iban dirigidas a la defensa de las clases medias, aunque una joven también se quejó de que, en plena sequía, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se hubiera lamentado de que un hotelero de Málaga hubiera dejado de regar su campo de golf por falta de agua. Sánchez comprometió su palabra a mantener el blindaje social, en el que circunscribió haber bajado "el 80% de los impuestos que afectan al recibo de la luz".

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