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La Palma da su último adiós a Miriam

Secuestro y crimen en Almería

"¿Por qué me ha tocado a mi?", se preguntaba Gema María Cuerda tras el funeral de su hija Cientos de personas despiden a la pequeña.

Carlos López / La Palma Del Condado

29 de diciembre 2012 - 12:15

"¿Por qué me ha tocado a mí?". Ésta es la frase que se le escapaba a Gema María Cuerda durante el pésame por el asesinato de su hija Miriam cuando en un sentido abrazo se fundía a su amiga Ana Bermúdez. Un lamentó ahogado en lágrimas con el que resumía el sinsentido y el dolor de una madre rota por la vileza de un hombre con el que hasta hace poco mantenía una relación sentimental.

Incluso la parroquia de San Juan Bautista de La Palma del Condado, donde ayer se ofició el funeral de la pequeña de 16 meses de edad, se saltó el protocolo y en vez del toque de gloria que habrían de entonar las campanas, preceptivo cuando se trata del funeral de un menor (como alegoría de que los pequeños van directamente a los cielos), las campanas doblaron un réquiem de agonía que se hizo eco del dolor de un municipio que vivía su segundo y último día de luto oficial.

Las autoridades municipales, con el alcalde de La Palma, Juan Carlos Lagares, y su homólogo de Fiñana, Rafael Montes, al frente, llegaron al templo parroquial minutos antes de las 10:00 para acompañar a la familia en este duro trance, respaldada por centenares de familiares y amigos.

Minutos más tarde llegó desde el tanatorio de la vecina Bollullos Par del Condado el coche fúnebre que trasladó los restos mortales de la menor, que llegó desde Almería superada la media noche.

A los pies del féretro, las dos coronas de los Ayuntamientos de La Palma y Fiñana, hermanados en el dolor. Tras su estela, la madre y la abuela materna, Concha Rodríguez, quien desde que supo del secuestro no se ha separado de su hija insuflándole ánimos y unas esperanzas que se esfumaban trágicamente hace escasos días, cuando se confirmó la trágica muerte de Miriam. Un duro trance en el que, al igual que ayer, se encontraron escoltadas por las psicólogas del Centro de Atención Inmediata de la Diputación de Almería.

Ya en el interior del templo y previo al inicio de la eucaristía, el párroco local, Francisco Jesús Martín, trasladó el pésame más sincero del obispo de Huelva, José Vilaplana, a quien le fue imposible oficiar el funeral, como era su deseo, por encontrarse fuera de la diócesis.

El prelado destacó la dificultad que entraña para cualquier hombre de bien encajar la muerte cuando ha de ponerle el rostro de un niño. Más aún con los "interrogantes" que suscita el que alguien "pueda perpetrar un atentado de tal magnitud a un inocente" que prácticamente daba sus primeros pasos en la vida. En este sentido, destacó que esta atrocidad pone de manifiesto que el ser humano tiene en su mano la capacidad de "hacer lo mejor y lo peor". Martín tendió la mano a los familiares para hallar "el consuelo, la paz y esperanza en la resurrección de un alma que ya se encuentra junto a Dios padre". Por ello, animó a que "la muerte de Miriam sea palabra viva en contra de cualquier tipo de violencia y una vida de valores donde estos actos no tengan cabida".

Tras la homilía, centenares de personas se acercaron a dar el pésame a una familia destrozada y en la que la madre de la pequeña encarnaba en las huellas de un rostro desencajado el calvario vivido en estos días en los que ha sufrido una constatable pérdida de peso. Una hora más tarde, los restos mortales de la pequeña fueron trasladados hasta el cementerio Nuestra Señora de la Soledad, donde se le rindió un último adiós. A falta del final de las pesquisas y del futuro juicio se cerró así uno de los capítulos más negros y tristes de la historia de La Palma.

Entre tanto, en la calle el dolor se mezclaba con la indignación. Para Ana Gallardo sólo "la horca" puede resarcir un delito de tal magnitud y crueldad. Algo que subrayó Loli Ávila, quien cree que "en España no existe justicia". "Se me pone los bellos de punta el saber que pudiera salir a la calle el día de mañana", señaló. Unas palabras que provienen de alguien que pudo conocer en primera persona a Juan, nombre bajo el que conocieron en el municipio al presunto asesino.

Ella le describió como alguien que se mostró atento, educado y que se veía que vestía bien", una fachada que siempre se encargó de cultivar por parte de alguien a quien Ana Bermúdez sitúa a la altura humana de "personajes como José Bretón". Esta joven también alabó el comportamiento de los vecinos almerienses y el apoyo y calor que han brindado a la familia de la víctima. Unas palabras que entroncan con el comunicado oficial que realizó Leticia Reyes y en las que daba las gracias a las instituciones de esa tierra.

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