El PP rechazará un trato en la Mesa a cambio de su abstención en la investidura
Los negociadores socialistas claman a la oposición para que "ni impidan ni boicoteen" el mandato de las urnas El PSOE insiste en contar con tres de los siete miembros de la Mesa
Los partidos políticos han comenzado a hablar de la constitución de la Mesa del Parlamento, que es la primera decisión que deberán adoptar cuando la Cámara abra el próximo jueves la décima legislatura andaluza, pero de momento tampoco hay acuerdo para eso. El PSOE logró reunirse ayer con los representantes del PP, y hoy lo harán con los de Ciudadanos, por lo que es posible que con Podemos se vean el viernes. Pero nada más. La secretaria de Organización del PP andaluz, Dolores López, dio a entender ayer que su partido rechazará un buen acuerdo en la Mesa del Parlamento a cambio de una abstención en la sesión de investidura de Susana Díaz. "Ni los cambalaches en la Mesa ni el ordeno y mando, esto se ha acabado", indicó López, quien al ser preguntada por si el PSOE le he hecho alguna oferta, contestó con un "por si lo pensaran".
Los negociadores socialistas y populares estuvieron reunidos durante cerca de una hora en la Cámara, lo que ya da cuenta de ciertas aproximaciones entre los grandes partidos. Había quien apostaba no iban a estar más de un cuarto de hora.
Hasta el día de hoy, Susana Díaz no tiene asegurada su elección, cuya primera votación se celebrará en torno al 30 de abril. IU y PP han declarado que su no es innegociable, mientras que Ciudadanos vincula cualquier cambio de opinión al cese de los ex presidentes Chaves y Griñán como diputado y senador. Algo similar le pasa a Podemos. Para ser investida, Díaz necesitaría del voto favorable de los 11 parlamentarios de Ciudadanos, de la abstención del PP o de la abstención conjunta de Podemos y de Ciudadanos.
Mario Jiménez y Juan Cornejo, los negociadores del PSOE, comenzaron a meter presión a la oposición. "No le pedimos a ningún partido que renuncie a su programa, sino que no impida el mandato de los andaluces en las urnas, que han dicho claramente que la presidenta debe ser Susana Díaz y el PSOE debe formar Gobierno", indicó Jiménez. Lo único que queremos, volvió a repetir, es que "no boicoteen el mandato de las urnas". Ésta es la idea básica que el PSOE va a repetir mientras ninguno de los partidos de la oposición se avenga, al menos, a dejar pasar la investidura para evitar una nueva convocatoria de elecciones anticipadas. Ante las reticencias iniciales de Podemos y de Ciudadanos, el PSOE comienza a presionar al PP, un partido con intereses de Estado y con un perfil más institucional que los emergentes. Sin embargo, el rechazo a ello en el grupo de Juanma Moreno es enorme; y en todo caso, parece que no habría un cambio hasta después de las elecciones municipales del 24 de mayo.
El problema de la constitución de la Mesa es que la componen siete miembros, incluido el presidente de la Cámara, y que los cincos grupos deben estar representados. Es decir, hay dos sillones sobrantes una vez repartido lo que es obligatorio. El PSOE quiere dos, con lo que sumaría tres cargos. Mario Jiménez sostiene que en la anterior legislatura contaban con tres miembros y también tenían 47 escaños, pero, claro, no había cinco partidos como ahora, sino tres.
Si el PSOE se quedara con tres miembros, al PP le correspondería uno, igual que a Podemos, Ciudadanos e IU, a pesar de contar con 33 escaños. La opción que defiende el PP es el de dos, dos, uno, uno y uno, o que la Mesa se ampliase con una vocalía, como ya ha ocurrido en alguna legislatura. El PP lo aceptaría. Ahora bien, lo que Dolores López subrayó hasta la saciedad es que este acuerdo, este buen trato, no supondría la abstención de los populares.
Hoy mismo volverán a reunirse Cornejo y Mario Jiménez con los representantes de Ciudadanos: el parlamentario onubense, Julio Díaz; José Manuel Villegas, de la dirección nacional, y Pablo Buzón, sanluqueño y delegado de la formación en Andalucía occidental. Ciudadanos sí está dispuesto a hablar de lo que ocurrirá en la sesión de apertura; es decir, constitución de la Mesa, elección del presidente de la Cámara y otros asuntos de intendencia, pero en absoluto nada relacionado con la investidura mientras no se aclare el destino de los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Griñán declara hoy ante el Tribunal Supremo, Chaves lo hará el próximo martes, pero el instructor no redactará el auto donde se defina el futuro procesal hasta, al menos, bien entrado el mes de junio. Si fuese antes del plazo legal para la investidura, hasta el 30 de junio, Susana Díaz podría tener el camino expedito. Si se archiva su caso, Ciudadanos levantaría la línea roja al no estar imputados, y si no lo hace, Díaz debería solicitarles las actas tal como han pedido. Pero hay un problema: el Parlamento debe decidir pronto qué nuevos senadores autonómicos envía a Madrid, son nueve personas, y entre éstas, está Griñán. El PSOE quiere retrasar todo lo posible esta votación, y eso ya lo sabe Ciudadanos, que no ve esta maniobra con buenos ojos.
Los parlamentarios de Ciudadanos visitaron ayer la Cámara. Todos son nuevos, como los de Podemos, uno de los cuales ya ha pasado por el registro, fue el primero de los 109, José Luis Serrano. La apertura de la Cámara también debe resolver algunos asuntos domésticos como la ubicación de los grupos en la herradura del antiguo Hospital de las Cinco Llagas. Antes de que se elija la Mesa, llevará el pleno la de edad, presidida por el socialista Luis Pizarro, y los socialistas se colocarán como hasta ahora, a la izquierda del presidente, seguidos de Podemos e IU, que compartirán el centro del arco con Ciudadanos y, a la derecha, se situará el PP. Una vez que el nuevo presidente de la Cámara sea elegido, se consensuará el lugar final de cada grupo.
Ciudadanos no tiene problemas para que el presidente del Parlamento sea socialista, y parece que el PP tampoco, aunque difiere en el número de miembros de la Mesa que le corresponde. Lo cierto es que la persona elegida debe contar con dotes de negociadora y conocer muy bien la dinámica parlamentaria, porque la legislatura se presenta muy rica en cuanto a parlamentarismo y, por tanto, complicada. En las filas socialistas se barajó al consejero de Justicia Emilio de Llera como uno de los posibles nombres. El PSOE mantuvo que será su grupo quién decida el nombre y que tampoco se someterá a una ronda negociadora.
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