El PP atiza a Díaz con la corrupción y la acusa de "amparar" a los que se ponen "morados"
La portavoz del PP reprocha la "ambición personal" y la "propaganda" de la socialista que la convierten en la "principal pirómana" de la estabilidad de su gobierno.
El PP cuestionó ayer a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en cuatro frentes. El primero, la "ambición personal" de la socialista que la lleva a protagonizar su propia campaña de "propaganda" y a "acaparar los focos, aunque los andaluces se queden fuera de plano", un protagonismo que la ha llevado a generar "tensiones" con el socio de Gobierno al ser "la principal pirómana" de la estabilidad con "pulsos de poder y amenazas de ruptura". En segundo, los compromisos incumplidos de su debate de investidura, hace ahora un año, como las medidas de apoyo a los empresarios, la concertación social o la oferta de pactos a la oposición. Un tercer frente evidenció la "decepción" de los populares por las "deficiencias" en materia de empleo, sanidad, educación o dependencia, en las que abundaron los datos (no siempre contrastados) y las comparaciones a favor del Gobierno de Mariano Rajoy. Y el cuarto frente, que pareció difuminado en un primer momento pero estaba reservado para los turnos de réplica: la corrupción, el principal argumento político de la oposición. Esta vez el PP dedicó poco espacio a sus "reformas", condensadas en medidas económicas como una reforma fiscal.
El PP quiso evidenciar peso orgánico en el Debate sobre el Estado de la Comunidad y eligió como portavoz a su secretaria general, Dolores López Gabarro, en detrimento del interlocutor natural, el portavoz parlamentario Carlos Rojas, que es el encargado de interrogar a la presidenta en las sesiones de control cada 15 días. El presidente del PP, Juan Manuel Moreno, asistió al debate desde la tribuna de invitados, ya que no es diputado.
López Gabarro encontró en dos declaraciones públicas de la presidenta ("seré implacable", pronunciada en su discurso de investidura del año pasado y, este pasado fin de semana, "soy roja y decente") el hilo conductor a sus interrogantes, "que son las preguntas que se hacen los andaluces", sobre lo que ha pasado en las últimas décadas en el Gobierno de la Junta para que sus responsables estén siendo investigados en escándalos y macrocausas como los ERE fraudulentos, los cursos de formación sin justificar o las ayudas concedidas a UGT, todos ellos en materia de empleo, el mal endémico de la comunidad autónoma, que soporta un 35% de paro.
"No es cosa del pasado, no puede decir: yo no estaba allí", acorraló la popular a Díaz en su intervención inicial. "Usted se ha dedicado más a tapar que a explicar. Tiene a la mitad de su Gobierno dormido y a la otra mitad achicharrado por la corrupción", agregó.
Las medidas que ha activado Díaz, como el control de las transferencias de financiación o la promesa de una remodelación de la Cámara de Cuentas están lejos de satisfacer al PP, que reclamó conocer cuánto se ha defraudado, cómo se va a recuperar el dinero o cuántos altos cargos socialistas están implicados y solicitó la puesta en marcha de más comisiones de investigación. La respuesta de Díaz fue certera: el PP reclama en Andalucía lo que no practica en las comunidades donde gobierna.
Más allá de las propuestas de este debate, que ni otros ni otros se contestaron, fue la corrupción la que protagonizó el cuerpo a cuerpo y la que ocasionó la respuesta más airada de la presidenta andaluza.
La diputada del PP aprovechó la onomatopeya que dejó por la mañana Díaz (la puesta en marcha de un portal web de la transparencia a golpe de clic) para preguntarse si está "a un clic" la aclaración de los puntos oscuros de la trama, entre los que se encuentran el papel de José Antonio Viera o de otros "padrinos" de Díaz, Manuel Chaves y José Antonio Griñán y entonces aludió al "roja y decente" para sentenciar que "algunos se han puesto morados y ustedes lo están amparando".
"La corrupción es su talón de Aquiles porque destaparla es destapar a su partido y destaparla a usted", afirmó López, quien añadió que "la decencia se practica, no se proclama; se nota, no se vocea; es ejemplar, no un titular". Díaz, que por la mañana había pedido descontaminar el debate partidista y dijo no querer "entrar en el fango", entró a continuación para rechazar "lecciones de honestidad u honradez" de los populares. Díaz enumeró los casos de corrupción del PP (Gürtel, caso Matas, sobresueldos…) y reclamó una rectificación a la popular que nunca se produjo, porque al debate no le quedaban más turnos y, sobre todo, porque cuesta recordar que eso alguna vez haya pasado en la tribuna del Parlamento.
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