Nace el primer laboratorio andaluz para frenar los ictus
El equipo liderado por el neurólogo Joan Montaner desarrollará en el IBIS ocho proyectos de investigación.
Un equipo liderado por el neurólogo Joan Montaner, quien atesora una amplia trayectoria científica, desarrollará ocho proyectos de investigación para buscar nuevas terapias y frenar las nefastas consecuencias del ictus, un grave problema de salud con especial incidencia en Andalucía. Se estima que uno de cada seis andaluces sufrirá un ictus en algún momento de su vida, una enfermedad que sigue siendo la primera causa de muerte en mujeres y de discapacidad en la población general.
Para avanzar frente a los infartos y hemorragias cerebrales, el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) ha impulsado la creación del primer laboratorio andaluz dedicado exclusivamente a estos problemas, con la meta de crear nuevos protocolos de tratamiento y prevención para su aplicación directa en la población. Para ello, investigaciones básicos trabajarán codo con codo con médicos, personal de enfermería e ingenieros, entre otros especialistas. Los primeros resultados se esperan en el plazo de un año.
"Realizaremos estudios epidemiológicos y en cada proyecto estarán muy presentes tres vertientes: la medicina, el laboratorio y la tecnología", explica el doctor Montaner, quien destaca que "Andalucía es la zona de España con mayor tasa de mortalidad por ictus, con cifras similares a Europa del Este, una de las regiones con peores pronósticos ante esta enfermedad".
El diseño de una dieta neuroprotectora para prevenir los ictus y/o reducir sus severos efectos (hemiplejías, dificultad para hablar, tragar o andar; y en el peor de los casos, la muerte) centrará una de las principales líneas de estudio en el recién creado laboratorio. "Comprobaremos que muchos pacientes no están bien nutridos en el momento de sufrir un ictus, lo cual empeora el pronóstico", añade Montaner.
Mediante los estudios epidemiológicos y de laboratorio, los médicos y científicos analizarán en qué medida determinados alimentos suponen un mayor o menor riesgo a sufrir un accidente cerebrovascular. En esta investigación, una de las líneas de trabajo se desarrollará con animales, concretamente ratones, en los cuales los investigadores determinarán cómo influyen algunos antioxidantes, por ejemplo el aceite de oliva, ante un infarto cerebral.
"El objetivo es crear dietas neuroprotectoras para reducir los riesgos y sus consecuencias", explica el director del nuevo laboratorio. Otra de las líneas maestras de investigación se centrará en el tratamiento preventivo de pacientes que presentan un elevado riesgo de sufrir un infarto cerebral. Los investigadores estudiarán, para ello, a personas que sufren los denominados microinfartos silentes. La mayoría de los afectados de estas pequeñas lesiones cerebrales ni siquiera conocen que las sufren ya que en muchos casos no presentan síntomas, si bien pueden manifestarse con pérdidas de memoria y otras alteraciones neurológicas, que pueden pasar desapercibidas para los especialistas.
Los afectados por microinfartos tienen un riesgo cinco veces superior a sufrir un ictus que la población general. Estas pequeñas lesiones cerebrales, que generan deterioro cognitivo, también triplican la posibilidad de sufrir demencia. Otro de los factores de riesgo del ictus son las arritmias cardiacas como la fibrilación auricular. "Cuando el ritmo cardiaco no funciona bien pueden formarse trombos que pueden terminar en el cerebro y provocar obstrucciones que desencadenan el infarto", asevera el especialista.
Una vez localizada la población que presenta mayores riesgos, afectados por microinfartos y arritmias, el equipo de Montaner estudiará cada caso mediante pruebas diagnósticas de avanzada tecnología, resonancias, capaces de detectar las lesiones más pequeñas en el cerebro.
"Para evitar que estos pacientes sufran un ictus propondremos tratamientos basados en anticoagulantes para tratar de impedir posibles infartos y/o reducir las secuelas, en el caso de que se produzcan", añade el director. Y una vez obtenidos los resultados se diseñarán nuevos protocolos de actuación para la prevención y el tratamiento del ictus. Los pacientes que participarán en este proyecto son tratados en los hospitales sevillanos Virgen del Rocío y Macarena, que suman alrededor de 2.000 afectados por ictus cada año. Pese a que esta enfermedad vinculada al envejecimiento evoluciona al alza, menos del 10% de los afectados por infartos cerebrales reciben la terapia a tiempo. El tiempo que transcurre tras un ataque cerebral es vital ya que las neuronas mueren en pocos minutos cuando no reciben oxígeno suficiente; de modo que los tratamientos resultan eficaces en las cuatro horas y media después del ictus. Acelerar la asistencia precoz es precisamente otra de las líneas de trabajo en el programa del ictus del IBIS.
"La idea es llevar el hospital a la casa del enfermo", adelanta Montaner, con el objetivo de que una unidad de emergencias del 061 cuente con un escáner, un neurólogo y toda la tecnología necesaria para que el afectado comience a recibir el tratamiento en pocos minutos sin necesidad de su traslado a un hospital. Para lograr este objetivo, el equipo de Montaner trabaja conjuntamente con otros grupos de Berlín, Londres y Helsinki para tratar de captar fondos europeos en un proyecto multicéntrico. La primera unidad de estas características ya funciona en Berlín y el objetivo es contar con este dispositivo sanitario en Andalucía.
Los resultados de todos los proyectos se medirán en términos de salud pública y de ahorro, ya que además de los esperados beneficios para la población, estos estudios también permitirán reducir, previsiblemente, el enorme impacto que los ictus suponen en términos de coste sanitario y social.
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