Mira quién baila con la más fea
Pablo Carrasco dio el salto a TVE con Carmen Caffarel cuando se pedía "televisión pública con público". La crisis impidió contemplar todo el potencial del director.
La entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega (ahora mismo nos parece que estamos hablando de la Prehistoria) recomendó a la voluntariosa directora general de RTVE, Carmen Caffarel, que había que tener "televisión pública con público". La 1 sufría los rigores del cambio del gobierno, el descenso de audiencia que está experimentando también en estos meses, y la cadena pública que tenía entonces más público era una corporación amiga, La Nuestra, la andaluza de Rafael Camacho, la que tenía a Pablo Carrasco como jefe de programas. En las tardes de principios de 2005, qué tiempos aquellos, triunfaba Juan y Medio invitando a los ancianos a encontrar parejas en la recta final de sus vidas. Esa idea, que surgió de forma un tanto transitoria para quitar de un plumazo los debates del corazón en Canal Sur, abrió las puertas de TVE a Carrasco en marzo de dicho año.
El rondeño, nacido en 1964, había entrado como técnico en la cadena autonómica 16 años antes, en sus meses de inicio. Su labor en el departamento de Audiencias lo llevó a la mesa directiva incorporándose a la jefatura de Investigación y Audiencias en 1995 y a la de Programas en 2003. También en la dirección coincidía con Joaquín Durán, que ahora administrará Televisión y Radio, tras haber sido el más firme candidato a relevar al antecesor, Rafael Camacho; y Antonio Ramírez, director de antena desde el pasado verano.
En TVE, a su vez, Carrasco abrió las puertas a las productoras andaluzas. ¿Alguien se acuerda de Ankawa o Gente de primera? Pues son programas de entretenimiento, "programas blancos para la familia", como presentaba en las ruedas de prensa. Su mayor patinazo, como él mismo reconoce, fue con el regreso de Pepe Navarro, Ruffus & Navarro. Caffarel asumió un tijeretazo de los grandes en RTVE, un ERE de más de 4.000 trabajadores con el fin de enjugar una deuda de 7.000 millones, a cambio de vivir el chollo del Instituto Cervantes. Carrasco se quedaba en TVE, pero el flamante presidente, un presuntuoso Luis Fernández, lo dejó al margen. Dejó la cadena nacional en mayo de 2007 y en ese verano se incorporaba a la productora ZZJ, que en Canal Sur llevaba el magacín de las tardes de María del Monte y el Menuda noche también con Juan y Medio. Eran tiempos en los que el déficit de la RTVA era asumido por la Junta, por lo que no existían problemas de números rojos. Ni siquiera de plantilla, que engordó hasta los 1.700.
Rafael Camacho mecía la cuna de la RTVA con tiento y buenos resultados de audiencia, pese a las críticas hacia los informativos. Pero tenía los días contados. El presidente Manuel Chaves quería para la corporación andaluza un modelo similar al de RTVE, con un presidente de consenso. Las facciones del PSOE andaluz repartidas entre Gaspar Zarrías y Luis Pizarro proponían sus candidatos para controlar el bombón de San Juan de Aznalfarache. Para no agradar a nadie, y por tanto desairar a todos, Chaves optó por un perfil profesional, conocedor de la casa y con trayectoria de experiencia. En verdad, por un outsider.
Pablo Carrasco se incorporaba en noviembre de 2008 a la RTVA, cuando no había problemas de presupuesto, ni tampoco de audiencia (el apagón analógico, el reparto del personal entre tantos canales quedaba lejos), pero todo se precipitó. Al final tuvo que bailar con la más fea: con la crisis en Canal Sur. Crisis de espectadores y lo peor, crisis financiera.
Acompañado de Mario López como director de antena, apartó a la radio al entonces responsable de los contenidos, Joaquín Durán. Las novedades no cuajaron y la programación del primer canal abundó en el resultadismo, en aguantar un esqueleto seguro, con Se llama copla y Menuda noche como estandarte. Al regreso de Juan y Medio de Antena 3, Carrasco le encomendó de nuevo el magacín de tarde a costa de María del Monte y su ex empresa, ZZJ. Un reality para aprendices taurinos, Hace falta valor, o un talent show en torno a la figura de Rocío Jurado, Nacidas para cantar, fueron algunos de los costosos estrenos. Al final lo más rentable fue la cámara al hombro, 75 minutos, o la solidaridad sensacional y sensacionalista de Tiene arreglo, que vino a levantar incluso la franja matinal. El serial Arrayán, al cabo de trece años, fue de los sacrificados en el último ajuste duro. Las productoras y sus 800 trabajadores han sido los más perjudicados por los agobios de Canal Sur.
De los informativos, donde ha dejado hacer, Carrasco está orgulloso. Es donde la crisis se ha vivido con menor incidencia, como una radio que mantiene el tipo. Entre la TDT y el recorte de las transferencias, había que tener valor para sentarse en esa silla.
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