Mil obras hídricas en Andalucía para reducir el gasto de agua y torcer el brazo a la sequía

Un operario vigila los trabajos de depuración de agua en Huelva
Un operario vigila los trabajos de depuración de agua en Huelva / Josué Correa

La gestión del agua es estratégica en Andalucía porque es la base de su economía (agricultura y turismo) y la sequía no es un accidente cíclico sino una característica que define el clima de la comunidad autónoma que, además, seguirá aumentando por el alto impacto del cambio climático. La Junta impulsó en 2020 el Pacto Andaluz por el Agua, un plan de trabajo que se aprobó en el Parlamento, que contó con la participación de los sectores implicados, y que se está cumpliendo. A este plan se suma la implicación de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, CHG, que depende del Ministerio para la Transición Ecológica, y de las empresas privadas.

El resultado de todas estas medidas son más de mil obras hídricas que pretenden aprovechar mejor los recursos disponibles reduciendo el gasto de agua y regenerando el mayor volumen posible para la agricultura. Eso además de garantizar un mínimo vital de agua para las familias.

La inversión que se está ejecutando es elevada; sólo la Junta de Andalucía ha invertido 1.500 millones de euros, el 70% de los cuales ya se han gastado. Hay 111 grandes obras finalizadas de depuración, abastecimiento en alta, de lucha contra la sequía y presas; 90 obras en ejecución, 52 en fase de licitación y se están redactando otros 244 proyectos de obras hídricas.

Este zafarrancho de obras incluye un tipo de intervenciones que pueden resultar menores pero que, desde el punto de vista ecológico, tienen un alto impacto. Así, se han realizado más de 600 obras de restauración de los cauces de los ríos en las que se incluyen el Guadalmedina, el Guadalhorce, el Adra, y el Río Andarax.

Y esto en lo que se refiere a los fondos movilizados por la Junta de Andalucía a los que se suman otros 630 millones en infraestructuras que dependen de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en las provincias de Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén.

El discurso del presidente de la Junta, Juanma Moreno, pasa por defender el reconocimiento de la “singularidad hídrica” de Andalucía en el marco de la Unión Europea. Entiende que es importante para el progreso social y económico de la comunidad autónoma y por ello demanda que en la próxima legislatura, la Comisión Europea tenga un comisario de aguas, un empeño particularmente complicado ya que el problema del agua no se entiende bien en Bruselas.

El argumento desde Andalucía pasa por defender que la huerta de Europa necesita un agua que no tiene para regar sus cultivos. Y eso a pesar de que están cumpliendo su parte.

Porque en Andalucía se regenera el 17,5% de sus aguas, una capacidad que se ha cuadruplicado desde 2019 y que está por encima de la media de España, situada en el 11% y, sobre todo, supera con creces la media de Europa que sólo regenera el 5% del agua que consume. Desde el Gobierno andaluz entienden que este esfuerzo es su principal valor para demandar más inversiones en infraestructuras hídricas, así como otro tipo de medidas complementarias vía subvenciones.

Sobre todo porque en los planes estratégicos de la Junta se incluye duplicar el volumen de agua regeneradas hasta 140 metros cúbicos al año para 2026, convirtiéndose así en la comunidad autónoma con mayor volumen de toda España.

Las depuradoras

La depuración del agua es uno de los principales problemas de gestión en Andalucía. De hecho, la Unión Europea tiene abiertos varios expedientes sancionadores al Reino de España por falta de depuración en sus aguas, entre ellas por la polémica que no termina de funcionar correctamente en Matalascañas, justamente al lado del Parque Nacional de Doñana. Los datos también hablan claros en este sentido: se depuran 56 hectómetros cúbicos al año, y el objetivo es sumar 116 hectómetros cúbicos al año.

La buena noticia es que, al menos, las obras ejecutadas han logrado 252 hectómetros cúbicos más de agua en dos años y medio tanto para el abastecimiento de la población como para el regadío que han llegado hasta 17.300 hectáreas y más de 3,5 millones de andaluces.

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