Mes y medio para resolver dos crisis
Cuando el 30 de marzo se celebra la reunión de la interparlamentaria en Madrid sólo Pizarro, Zarrías y Griñán conocen la marcha de Chaves, que había dado el sí 19 días antes
El PSOE andaluz empieza a sobreponerse de la enorme sorpresa que ha supuesto la marcha de Manuel Chaves, dimitido como presidente de la Junta el pasado martes. Incluso a la más alta dirección del partido y de la Junta le cogió de improviso su nombramiento como vicepresidente del Gobierno español. Alguno ha empleado la palabra "vértigo" para explicar su sensación. Muy pocos miembros de la cúpula dirigente se enteraron del cambio hasta unos días antes. Había sido tan eficaz la consigna de que no se hablara de la sucesión, que todo el mundo se creyó que iba para largo o que incluso habría un Chaves VII en 2012. El presidente sí tenía decidido que se iría y lo tenía hablado con el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y con el vicesecretario general del PSOE andaluz, Luis Pizarro. Pero el calendario previsto para la sustitución era 2010 o 2011. La estrategia era la misma, un puesto relevante en el Gobierno central. Sobre el sustituto o sustituta había división de opiniones. Hace un año, en vísperas de las elecciones autonómicas, Chaves llegó a decir que esperaba que su sucesora fuese una mujer. A Zapatero le gustaba la opción de Mar Moreno, que tenía como valedor local al secretario general de Jaén y vicepresidente de la Junta Gaspar Zarrías.
La crisis y la debilidad del Gobierno central han cambiado ese escenario en varios sentidos. En primer lugar, adelantando la salida del presidente andaluz. Pero además pudo haberse producido el nombramiento de José Antonio Griñán como vicepresidente económico del Gobierno de la nación. Esta posibilidad estuvo abierta hasta última hora y habría condicionado la cuota andaluza en el Gabinete de Zapatero. Aunque finalmente fue descartada, cuando Griñán fue el elegido por Chaves para sustituirle. La gravedad de la situación económica y la confianza y seguridad que el elegido inspira a empresarios y sindicatos han sido los elementos esenciales de la elección.
Chaves recibió la primera llamada del presidente Zapatero hace un mes, el 11 de marzo. Ese mismo día ya aceptó la propuesta a falta de entrar en detalles sobre el resto del proceso, aunque el presidente andaluz se reservó la última palabra sobre su delfín. Cinco días después, cuando se firma el acuerdo de la deuda histórica, tanto Chaves como Griñán ya saben que la sucesión será inmediata. En esa fecha ya estaba previsto celebrar el 30 de marzo en Madrid un acto de marcado sentido simbólico: una interparlamentaria con los diputados regionales y parlamentarios nacionales del partido. Una demostración de fuerza de cara al resto de la organización socialista, en la recta final de la negociación sobre financiación autonómica e incluso para reclamar la máxima autonomía regional cuando llegara el momento de la sustitución. O incluso para que el PSOE andaluz jugara la baza que estaba vendiendo a la opinión pública: que Chaves sustituiría a Chaves a pesar de la opinión en contra de Zapatero.
El teléfono rojo con Moncloa ha funcionado constantemente en todo este periodo. Muy en particular algunos días, el de la inauguración del Metro, el 2 de abril. Colgado de su móvil, el presidente de la Junta se apartaba del grupo constantemente y retrasaba a la comitiva. Más detalles, Griñán sí, Griñán no. "Vamos allá", dijo como todo comentario inaugural. Todo un augurio para avisados.
Cuando dos semanas y media después de la oferta de Zapatero se celebra la interparlamentaria en Madrid sólo otras tres personas de la organización y algunos familiares del presidente sabían que era su último discurso. Pizarro, Zarrías y Griñán fueron los únicos presentes que comprendieron por que Chaves ponía tanto ardor en sus palabras. "Fue con diferencia el mejor discurso de aquella tarde y uno de los más entusiastas de los últimos años", dice un consejero de la Junta que desconocía de dónde le venía la sobremotivación de su presidente. A la vuelta de Madrid, Chaves ya sabe que entre el Martes y el Miércoles Santo Zapatero ha decidido hacer su crisis de Gobierno, y durante los días previos a la Semana Santa marca todos los pasos de su relevo. Primero reúne a quienes estaban en el secreto de su marcha y les propone la operación Griñán. Y a continuación, le plantea a Zarrías que le acompañe. De hecho, no sólo a Zarrías, sino a casi todo el equipo de Presidencia. Le despeja el camino al sucesor.
El viernes de Dolores ya son varias las personas que están en el ajo. Y el secreto se filtra. Hay periodistas que empiezan a llamar a políticos, muchos de los cuales no tienen ni idea. Pero empiezan a su vez a preguntar. Y el asunto trasciende entre el sábado y Domingo de Ramos. Zapatero acabaría culpando a Andalucía de la filtración, con razón.
Ahora hay mucho ruido en la organización, por copiar el símil utilizado por un antiguo consejero, con mucha experiencia institucional. Después de tantos años se sabía cómo se rellenaba el cuaderno azul de Chaves, sus claves y equilibrios de familias, territorios, género, etcétera. Pero nada se sabe de momento sobre las intenciones de Griñán. Lo que se traduce en inquietud y ruido en el partido. "No va a hacer un gobierno de transición; habrá una remodelación amplia de la Junta", vaticina un viceconsejero en ejercicio, que corrobora la impresión generalizada. "Habrá un Gobierno fuerte contra la crisis; ésa es la máxima prioridad del partido", añade uno de los máximos dirigentes.
Es la idea mayoritaria entre los miembros del Gabinete Chaves VI. Pero quién sabe. Las primeras señales de la nueva era se conocerán mañana por la tarde; tras ser nominado candidato a la Presidencia de la Junta por el Comité Director del PSOE andaluz, Griñán hará su primer discurso, que lleva preparando desde el jueves. "Habrá señales" dice una persona que lo conoce muy bien. Y ya adelantará algún elemento esencial de su discurso de investidura: que se dispone a lanzar una gran concertación entre empresarios y sindicatos. La semana que viene, 21 y 22, se celebrará el debate de investidura y al día siguiente, el 23, se conocerá el nuevo Gobierno. Para entonces no sólo el PSOE andaluz habrá salido de su sorpresa, sino también de dudas. Y los ciudadanos también. En mes y medio se habrán resuelto las dos crisis de gobierno.
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