Juanma Moreno confía en que el 28-M le alivie la presión por Doñana
El PP espera tener un resultado favorable en la provincia de Huelva, donde aspira a controlar la diputación provincial
Tres de las cinco masas de agua de Doñana están sobreexplotadas y una, contaminada
En el Gobierno andaluz se admite que, al menos en gestión los tiempos, la proposición de ley sobre los riegos de Doñana ha sido un error. Juanma Moreno se siente comprometido con la promesa que hizo a los agricultores del Condado de Huelva, y no dará marcha atrás, pero la feroz oposición que la Junta ha encontrado en Bruselas, en el Gobierno central y en la comunidad científica tenía que haber sido prevista por San Telmo, donde no hay nadie que se encargue de hacer política con mayúsculas, una previsión a medio y largo plazo que incluya las oportunidades y los riesgos potenciales.
Como el PP, el Gobierno andaluz lo confía todo a la figura del presidente, que actúa como una suerte de talismán electoral, pero que no resuelve por sí misma los problemas latentes a los que tiene que hacer frente toda administración. Ahora, Moreno confía en que los resultados electorales del 28 de mayo en la provincia de Huelva le den cierto respiro, si el PP ganase la diputación provincial se reforzaría, al menos, ante una eventual negociación con el Ministerio de Transición Ecológica, cuya titular, Teresa Ribera, se niega en redondo a cualquier transacción sobre los nuevos riegos.
El PP niega que haya congelado la tramitación de la ley de regadíos, pero lo cierto es que ésta ha dejado de tener el carácter de urgencia que los populares y Vox quisieron darle desde un principio. De momento, la comisión encargada de aprobarla, que es la de Fomento, no se reunirá hasta el 30 de mayo, dos días después de las municipales, aunque su presidenta tiene la potestad para convocarla cuando desee. En las prisas iniciales del PP tuvo que ver mucho la competencia que Vox quiere hacerle en las zonas agrícolas y la voluntad de quien lidera el partido en la provincia onubense, que es Dolores López, consejera de Asuntos Sociales.
Juanma Moreno confía en hacer virtud de la necesidad, y entiende que la guerra del agua, que es la de la agricultura, le puede dar réditos electorales. Ayer mismo, en Granada, donde el presidente presentó la candidatura de Marifrán Carazo junto a Alberto Núñez Feijóo, la sequía se convirtió en el eje de las intervenciones. Feijóo aseguró que "traeré el agua donde falte", mientras que Moreno culpó a Pedro Sánchez de la escasez que padece Andalucía. El día anterior, en Málaga, sostuvo que la única política de aguas de Sánchez es "esperar a que llueva". "No nos pueden negar el agua", zanjó.
Si la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, piensa el único modo de crear empleo en España pasa por que "Pedro Sánchez pierda el empleo", la sequía también parece estar ligada al futuro del presidente.
Huelva, ¿la nueva Almería?
Huelva es, para el PP andaluz, una futura Almería, una provincia donde la nueva agricultura podría cambiar las estructuras sociales. Sin embargo, los socialistas tienen allí un bastión similar al de Sevilla y Jaén, los tres territorios cuyas diputaciones son socialistas desde las primeras elecciones democráticas.
La escasa potencia demográfica de los pueblos afectados por la nueva ley hacen pensar, sin embargo, que no son decisorios para el futuro de la diputación. Se tendría que producir un vuelco también en la capital, donde la candidata popular, Pilar Miranda, se enfrenta al alcalde socialista, Gabriel Cruz. Hay que tener en cuente que, de los cinco municipios que pueden beneficiarse de los riegos, el mayor de ellos, que es Almonte, es contrario a la ley, debido a que sus agricultores riegan, en la actualidad, de modo legal, como consecuencia de la aprobación del plan de la fresa de 2014. La mitad de las hectáreas que se legalizaron, entonces, se concentran en el término almonteño.
Las otras cuatro poblaciones son Bonares, Lucena del Puerto, Rociana y Moguer. Los cinco forman parte, además, de partidos judiciales diferentes, que es la circunscripción electoral de donde salen los diputados provinciales. En Huelva hay seis: los de Aracena, que elige dos; Valverde, otros dos; Moguer, tres; Ayamonte, cuatro; La Palma, cuatro, y la capital, 12. En la actualidad, la socialista María Eugenia Limón gobierna la diputación con mayoría absoluta, el PSOE cuenta con 16 electos, mientras que el PP obtuvo nueve. Para que la institución cambiase de signo, debería producirse un vuelco electoral completo que, además, pasase por la capital.
Más allá de Huelva, el PP cree que la polémica de Doñana le reforzará en otras comarcas agrícolas, donde trata de disputarse con Vox un voto ligado a la cultura rural como reivindicación frente a las políticas medioambientales y comunitarias. También hay un tanto de leyenda en cuanto a la fuerza de Vox en estas zonas, porque es cierto que el partido de Santiago Abascal penetró con rapidez en unos pueblos donde al PP le costó décadas hacerse sentir, pero hasta ahora no ha tenido peso para gobernar en estos municipios.
La rivalidad entre el PP y Vox por el campo se dejó notar en la sesión de control del jueves pasado, cuando el portavoz voxero, Manuel Gavira, acusó a Juanma Moreno de dejarse llevar por las corrientes de izquierdas y de Bruselas. Su intervención, según Moreno, tenía algo de "tufillo electoral", y es que ambos se reconocen en el marco que desearían ponerle a las elecciones del 28 de mayo: el del agua.
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