Intérpretes de sordos reclaman a la Junta por su inestabilidad
La Ley de Educación andaluza regula que estos profesionales deberían integrarse como personal laboral de la Administración · Llevan cuatro años esperando
Son pocos para atender al colectivo de estudiantes con discapacidad auditiva, pero éste no es su mayor problema. Los intérpretes de lengua de signos llevan cuatro años esperando que la Junta de Andalucía les reconozca como personal laboral propio, figura incluida en la Ley Andaluza de Educación de 2007. Pero aún no han visto un sólo contrato.
En Málaga, una veintena de intérpretes denuncia la inestabilidad laboral y económica a la que se ven sometidos, con despidos durante el verano y expuestos al criterio de la empresa que subcontrate el ente de Infraestructuras y Servicios Educativos (ISE). Esta situación ha llevado a profesionales de toda Andalucía a presentar a finales del curso pasado una reclamación conjunta ante la Consejería de Educación. El Defensor del Pueblo apoya la causa, pero todavía no tienen ninguna respuesta de la Administración regional.
La lengua de signos se reconoció como lengua oficial en 2007. Esto supone, según los intérpretes malagueños, que hospitales, ayuntamientos y otros organismos públicos han de tener personal especializado integrado en sus plantillas. Y la necesidad de estos profesionales cobra vital importancia en la educación. "Consejería y sindicatos llegaron a un acuerdo para incorporar desde 2008 y de manera paulatina un total de 128 intérpretes como personal laboral", explica una de las afectadas. "Aún no se ha contratado a nadie", añade.
Este colectivo asegura que "tienen una actuación directa con los alumnos aunque no sean docentes y que no son personal de servicio", por lo que no entienden que tenga que ser el ISE el que asuma sus empleos. Otra de las consecuencias negativas de su situación es que afirman no cobrar en base a su categoría profesional, "por ejemplo tenemos sueldos diferentes por provincias", y sobre todo, "no se nos reconoce nuestro papel real, ni nos otorgan trienios, ni nos conceden otros derechos que tiene el personal de la Junta y se le supone al grupo tres", subrayan los afectados.
"Hay poca conciencia de las necesidades educativas de los alumnos", dicen intérpretes que trabajan en Secundaria. En Primaria no cuentan con esta figura ni siquiera en las aulas de educación especial.
Desde hace una década y media, los intérpretes de lengua de signos tienen que aprobar un ciclo formativo de grado superior para ejercer. Muchos son también logopedas, pedagogos y maestros. Su labor es la de integrar totalmente a un estudiante sordo en su clase y romper la barrera de su discapacidad. Algo que hacen a diario y que ahora, cansados ya de esperar, reclaman que se les reconozca.
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