IU empieza a recelar del 'efecto Susana'
El resto del tintero
Durante el primer año de coalición, IU marcó el paso del Gobierno andaluz; ahora, con la presidenta al alza y Diego Valderas desplazado, la formación ha rebajado su protagonismo.
LAS horas, alguien en IU quiso jugar con las horas, con el tiempo, con el suspense. Antonio Maíllo, el coordinador general de Izquierda Unida, fue mandatado por su dirección, reunida en la tarde del lunes en Antequera, a que corriera a Sevilla para reunirse con la presidenta de la Junta, Susana Díaz, con la misión de negociar los últimos y afilados flecos del proyecto de Presupuestos de 2014 que el Consejo de Gobierno debía aprobar a la mañana siguiente, la del martes. Y contó alguien en IU que todo estaba tan enredado que la reunión se prolongó en San Telmo hasta altas horas de la madrugada, hasta las cuatro. Un encuentro a cara de perro, donde, finalmente, la presidenta hizo concesiones.
Veamos. La reunión entre Maíllo y Susana Díaz acabó en realidad antes de que dieran las 12 de la noche, y aunque en la reunión de la dirección de IU en Antequera se oyeron voces en contra de la aprobación del Presupuesto, las que venían desde la CUT de Sánchez Gordillo y la Izquierda Abierta de Llamazares, lo cierto es que el coordinador sólo debía cerrar lo que ya antes habían acordado los negociadores de la coalición.
Los parlamentarios Ignacio García y José Antonio Castro habían discutido el Presupuesto con la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, en unos encuentros a los que, a veces, se unían el socialista José Caballos, Mario Jiménez y José Manuel Mariscal, este último secretario general del PCE en Andalucía. Vamos, que, en el argot del círculo de la presidenta, se trató de una reunión Zero, de una cocacolita. IU casi ya había conseguido su principal objetivo: que no se tocase el capítulo 1 del Presupuesto, el de los gastos de personal, lo que equivale a que durante 2014 la Junta tendrá una tasa de reposición de sus jubilados del cien por cien, y no del 10% como marca la ley nacional. Bueno, es una trampa legal, pero válida. Las ofertas públicas de empleo sólo cubrirán el 10% de las bajas, pero los demás salientes serán sustituidos por interinos o trabajadores con otro tipo de contratos.
IU se ha apuntado ese tanto. La formación de izquierda considera, y con razón, que persona que falte en un centro de salud o en un hospital supone un menoscabo de la atención. Ni en el PSOE ni en el entorno de la presidenta quieren reconocer este mérito a IU, aunque el anteproyecto de Presupuesto recogía un descenso de unos 200 millones de euros en el capítulo de personal.
Ha habido, por tanto, en el final de esta negociación algo de puesta en escena por parte de IU, en la que se mezclan elementos magnificados con otros reales. Veamos. Ya hay voces en la formación de izquierdas que han llamado la atención sobre el protagonismo de Susana Díaz en el Gobierno y la pérdida de presencia de IU en el Ejecutivo.
En efecto, hasta la llegada de Díaz, IU fue la formación que marcó durante meses la agenda política del Gobierno de Griñán. La presentación de la ley antidesahucios por parte de la consejera de Fomento, Elena Cortés, le dio a IU varias semanas de titulares y entrevistas nacionales; Diego Valderas consiguió que una reducción salarial dejase exentos a los que cobrasen menos de 1.000 euros, y obligó a que Griñán y Manuel Chaves comparecieran ante la comisión de investigación de los ERE. Ello provocó no pocas críticas por parte de los socialistas contrarios a Griñán, al que acusaban de no saber impedir el protagonismo de IU.
La llegada de Susana Díaz ha cambiado eso, y ahora es en IU donde algunas voces, de momento aisladas, critican que su formación no sepa detener el protagonismo de la presidenta o, lo que es peor, que vayan de comparsa en un Gobierno que está realizando ajustes en sanidad, educación y tocando las pagas de los funcionarios.
Una de las personas que mejor conoce a la IU del Gobierno sostiene que el fenómeno se debe, de un lado, al efecto de Susana Díaz pero, de otro, al hueco que Griñán había dejado en la agenda pública de Presidencia. "Prácticamente, no tenía agenda", cuenta esta fuente ligada al Gobierno andaluz. Además, según una valoración extendida en IU, Susana Díaz estaría haciendo guiños a un electorado que no es el de izquierdas o, al menos, no el de la formación. Su acercamiento a los empresarios y la defensa activa del concepto de España en su partido, que en IU se ve como un gesto de españolismo, no preocupa a la formación. No obstante, a ello hay que añadir un fenómeno que difumina a IU como referente: la pérdida de poder del vicepresidente Diego Valderas en manos de su sucesor en el liderazgo, Antonio Maíllo, un político con buenas dotes mediáticas pero aún inexperto en estas lides. No es bicefalia; se parece a la anencefalia del PP.
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