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Herederos de un retraso histórico

Un estudio atribuye el fiasco de Andalucía en el Informe PISA al bajo nivel educativo de los padres · De las 10 comunidades españolas que participaron, la andaluza registra el mayor índice de progenitores sin estudios

Una profesora imparte clase en un aula de Enseñanza Secundaria en Sevilla.
Eva Sánchez / Sevilla

06 de octubre 2008 - 00:01

Los resultados de Andalucía en el Informe PISA 2006 siguen dando que hablar. Los datos publicados en diciembre del pasado año situaban a la comunidad por debajo de la media en las tres materias en las que fueron evaluados alumnos de 15 años de 57 países. Según el estudio de la OCDE, Andalucía obtenía 474 puntos en ciencias, diecisiete por debajo de la media de los participantes; en la prueba de Matemáticas le faltaron 21 puntos para alcanzar la media y el batacazo final se produjo en el apartado de lectura, en el que los estudiantes andaluces se quedaron a cuarenta puntos de los 485 de media.

En los tres casos, la comunidad quedaba también en puestos inferiores a España, aunque las puntuaciones del total del país tampoco lograron alcanzar los puntos de media -pero se quedaron a poca distancia-. Sin embargo, otras comunidades españolas que también solicitaron al organismo internacional una muestra diferenciada, como La Rioja o el País Vasco, sí superaron las pruebas de manera holgada.

Esta disparidad ha sido analizada por el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Julio Carabaña en su estudio Las diferencias entre países y regiones en las pruebas PISA. El profesor Carabaña extrae dos conclusiones fundamentales. En primer lugar, a la hora de explicar las causas de las diferencias internas del país, Carabaña apunta directamente a la composición sociocultural de las sociedades, o más concretamente, el nivel de estudios de los padres. Desecha por tanto otras variables como las características de las escuelas, el sistema educativo o el nivel de cada centro. En el ámbito nacional, establece en segundo lugar que los alumnos españoles "no van a la cola, sino en el grueso del pelotón", y fundamenta esta afirmación en que las puntuaciones obtenidas son muy similares a los de la media de la OCDE.

Los dos planteamientos del catedrático Carabaña contravienen las principales críticas que se suscitaron tras la publicación del Informe PISA, que en gran medida apuntaban a los defectos del sistema educativo como causa principal de esos resultados.

Cuando las puntuaciones de las tres pruebas salieron a la luz -los de ciencias fueron filtrados a la prensa días antes-, la entonces consejera de Educación de la Junta, Cándida Martínez, rechazó en una rueda de prensa que existieran "dos velocidades" en España y aseguró que debido al "retraso histórico que tiene la comunidad", habrá que esperar a que pasen "algunas generaciones" para que el nivel sociocultural se equilibre con el del resto del país y eso se traduzca por tanto en resultados académicos similares.

En esta misma línea, Carabaña establece que "una región con retraso histórico en la escolarización tendrá una media inferior a otra con buena tradición escolar" por lo que concluye que "Andalucía ha de tener medias menores" y defiende que siendo así, los resultados de las escuelas andaluzas deberían juzgarse "comparando hijos de universitarios con hijos de universitarios e hijos de analfabetos con hijos de analfabetos".

En el Informe PISA 2006 queda reflejado que de las diez comunidades españolas que participaron, (como muestra la tabla), Andalucía registra el mayor porcentaje (15,7%) de padres sin estudios y es donde hay más progenitores (23,3%) que únicamente cursaron estudios primarios. Por contra, el mayor índice de padres licenciados (26,2%) pertenece al País Vasco, justo una de las comunidades que sale mejor parada en las pruebas.

Partiendo de estas cifras, Julio Carabaña razona que "lo que nuestras comunidades autónomas tienen en común es mucho", incluyendo el sistema educativo, las subvenciones a la privada, los vaivenes legislativos o el estatus del profesorado. Además, añade que, sobre la base de sucesivos estudios de institutos dependientes del Ministerio de Educación a lo largo de los últimos veinte años, "las diferencias entre las comunidades autónomas eran más o menos las mismas que hace diez años, y más o menos las mismas que aparecen en el Informe PISA". Así, las causas que provoquen las diferencias se vienen produciendo desde ese periodo de dos décadas, creando disparidades tan grandes como las que se producen entre países. Una disparidad que se traduce en malos resultados educativos en el caso andaluz desde hace dos décadas. El propio informe advierte sobre la similitud de resultados de las sucesivas pruebas de que "en seis años -desde 2000- deberían haberse producido mejoras (...) porque los sistemas de todo el mundo mejoran sin cesar y (...) justamente PISA ha tenido que estimular esos procesos de mejora".

En cuanto a la situación de España en el contexto de los países que han participado en la tercera ola del Informe PISA -de carácter trianual desde su primera realización en 2000- el profesor Carabaña advierte que "lo importante no es el orden, sino las puntuaciones y las distancias entre las puntuaciones". Atendiendo a la tabla de resultados, España (35ª) registra en la prueba de lectura hasta ochenta puntos menos que Finlandia (2ª), el país europeo mejor situado. Sin embargo, el catedrático llama la atención sobre el hecho de que esas posiciones distorsionan la realidad, y pone el ejemplo de las pruebas de 2000, cuando el país número 10 en lectura, Austria, estaba a sólo una décima de España, que ocupaba el puesto 18.

El próximo estudio se publicará en 2010 con las pruebas realizadas a los escolares el año anterior. Cada país o comunidad elegirá los centros y un máximo de 35 alumnos de cada uno.

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