Gómez de Celis, ariete del sanchismo, delegado del Gobierno

Releva a Antonio Sanz

Desde el Gobierno se están consultando con algunos secretarios provinciales del PSOE quiénes pueden ser los subdelegados

Sánchez tiene cuatro ministros andaluces, ninguno susanista

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, en la terraza del hotel Ribera de Triana.
Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, en la terraza del hotel Ribera de Triana. / Juan Carlos Muñoz

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis será el nuevo delegado del Gobierno en Andalucía, un nombramiento que será efectivo este viernes por decisión del Consejo de Ministros. Celis ha sido uno de los colaboradores más cercanos de Pedro Sánchez desde que éste decidió presentarse a las primeras elecciones internas por el liderazgo del PSOE. El sevillano, por tanto, ha representado al sanchismo en el territorio más hostil, que es el andaluz. Una vez que fue descartado como ministro, todo hacía apuntar que el presidente del Gobierno acudiese a una de las pocas personas con las que podía tomarse una caña en Sevilla en plena campaña electoral. Tal era su soledad entonces.

Gómez de Celis celebra el nombramiento comiendo caracoles en Triana.
Gómez de Celis celebra el nombramiento comiendo caracoles en Triana. / @Sevillainf /Twitter

A la vez que Celis, desde el Gobierno central se están tanteando los nombres de quienes serán sus subdelegados en todas las provincias andaluzas. Algunos nombres se están consultando con los secretarios provinciales del PSOE menos refractarios a Pedro Sánchez, pero no hay llamadas ni con la dirección de la sede de San Vicente ni con Susana Díaz. Sánchez contará, de este modo, con una pequeña red de colaboradores muy cercanos en la comunidad autónoma donde menos apoyo obtuvo en las últimas elecciones.

Los subdelegados provinciales deben ser funcionarios de nivel A, tanto de la administración central como de la Junta. Eran los antiguos gobernadores que quedaron disminuidos en sus poderes por un acuerdo de Jordi Pujol con el presidente José María Aznar.

La presidenta de la Junta, han explicado dos fuentes a este medio, no ha sido consultada ni para los nombres de los delegados ni para los de los ministros andaluces. En el gabinete de Sánchez hay cuatro ministros del sur, ninguno de ellos de pedigrí susanista. Excepto en el caso de María Jesus Montero, la ministra de Hacienda, los otros tres son claramente antisusanistas: la vicepresidenta Carmen Calvo, el titular de Agricultura Luis Planas y el de Cultura, José Guirago, que es un hombre de la confianza de la cordobesa.

Planas llegó a intentar competir en unas primarias contra Susana Díaz, pero no pudo reunir los avales. Celis fue su jefe de campaña.

La elección de Gómez de Celis no significa el inicio de las hostilidades por parte del presidente contra Susana Díaz, sino que obedece a la confianza que el sevillano genera en Pedro Sánchez, pero tanto en la acción de gobierno como dentro del PSOE. Otros sanchistas andaluces -no Celis- dan por hecho que desde ahora contarán con una red en una administración para organizarse. Han dejado de ser los parias del socialismo, que ni controlaban las sedes ni estaban en las instituciones.

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis -ése es el apellido completo aunque se suele eludir el primero- ha sido parlamentario autonómico, director general de Viviendas y de Puertos y teniente de alcalde de Sevilla. Originalmente, José Antonio Griñán quiso que Celis fuese el sustituto de Alfredo Sánchez Monteserín en la alcaldía de Sevilla. En un quiebro belmonteño de ultísima hora, en la que muchos vieron la mano de Susana Díaz, Griñán se decantó por Juan Espadas.

Susana Díaz y Celis comenzaron a militar casi al mismo tiempo en Juventudes Socialistas. Díaz lo mantuvo como director de Puertos de la Junta hasta que se marchó a trabajar a la sede de Ferraz como miembro electo de la Ejecutiva de Sánchez.

Alfonso Gómez de Celis sustituye a Antonio Sanz. Entre sus problemas más acuciantes figura la situación del narcotráfico en el Campo de Gibraltar y la inmigración ilegal.

A partir de ahora tendrá sentido hablar de la bipolaridad del poder socialista andaluz, emanado desde dos torres, las del Palacio de San Telmo y las de las cercanas de la plaza de España hispalense.

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