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Girauta, un intelectual mucho más allá de la política

Novedad editorial

El abogado y ex portavoz parlamentario de Ciudadanos publica un ensayo en el que insta a los jóvenes a ser libres, leer a los clásicos, cultivar la memoria y no dejarse imponer esquemas de valores de una izquierda reaccionaria

Juan Carlos Girauta con su nuevo libro. / Juan Carlos Muñoz

Sevilla/Los jóvenes deben escrutar el mundo que les rodea, no instalarse nunca en una zona de confort, identificar las amenazas del tiempo que les ha tocado vivir, cuestionar los discursos oficiales, tener ideas propias, ser en definitiva adultos libres, jamás seres pasivos y dependientes. Los jóvenes tienen derecho a una educación que les permita forjarse un criterio personal, defenderse de la propaganda, ser fuertes en una sociedad cruel y competitiva que no suele conceder avisos, no comprar productos buenistas, ni preferir las vías rápidas para conseguir un (falso) éxito y, por supuesto, no tener miedo a la soledad. Los jóvenes tienen derecho a conocer cuáles son los principales peligros que les amenazan en la sociedad de hoy, muchos de ellos invisibles o ladinamente camuflados.

El escritor Juan CarlosGirauta desarrolla estas ideas en un ensayo "de suspense" que lleva por título Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos. Radiografía de la nueva sociedad (Editorial Sekotia). El suspense está motivado en que el autor revela al final de la obra quién es el verdadero destinatario final del ensayo, el joven al que habla y se dirige durante todo el libro.

Girauta, un catalán con ideas propias, valiente, gran aficionado a la música, abogado de profesión, articulista y que practica el deporte de riesgo del pensamiento libre, es conocido por muchos españoles por su etapa de correoso portavoz parlamentario de Ciudadanos, en los años del liderazgo absoluto de Albert Rivera, en la etapa de la victoria naranja en Cataluña y en la esperanza que miles de votantes tuvieron en un partido político de centro liberal.

Hoy prefiere seguir siendo un ciudadano activo, muy activo, pero fuera del corsé de un partido político. Por eso escribe y emprende sin complejos la denominada batalla cultural. Por eso promueve plataformas como la denominada Pie en pared junto a Marcos de Quintos y otros allegados.

El autor alerta a los jóvenes de los peligros que siempre han existido, pero que ahora quizás se han acentuado de forma importante en una sociedad globalizada y marcada por la influencia de las redes sociales: el sentimentalismo, el acomodamiento en el calor de la tribu, el miedo a la soledad, la aceptación de una forma de hablar y de valorar la realidad controlada por ciertos grupos de presión y que se evidencia en el lenguaje, la penetración de la denominada ideología de género en todos los órdenes de la vida...

Girauta quiere que los jóvenes lean a los clásicos cuanto antes y que cultiven el músculo de la memoria, denostado por quienes promueven una educación facilona, sin mucho compromiso y basada en una apuesta por una supuesta comprensión con carácter excluyente. Desconfía de la izquierda actual que ostenta la hegemonía cultural en el mundo occidental y deja claro que no pretende en ningún momento que sea la derecha la que ocupe ese espacio. No quiere que las universidades se conviertan "en guarderías", como muchas lo son al quedar convertidas en una mera continuación de los centros de bachillerato.

Hay pasajes del ensayo en que el lector sentirá cómo se ventila cierto pesimismo, como Girauta describe esa España que no admite matices: "La libertad de expresión va siendo papel mojado; las críticas a hipótesis establecidas como verdades indiscutibles se consideran un insulto y se reciben como una insoportable ofensa". El autor deja espacio para el optimismo siempre que la juventud no se calle, no sea víctima de una espiral de silencio donde cunda el miedo a la discrepancia o a salirse de los cánones impuestos. El libro incluye, por supuesto, una crítica a la actual clase política, considerada en general, a la que Girauta acusa de incurrir en contradicciones con excesiva frecuencia. Encontrará el lector abundante referencias bibliográficas, un más que interesante análisis sobre el concepto de cultura (que se aplica incluso a la "cultura del botellón") y numerosas referencias a asuntos de actualidad, como la invasión rusa de Ucrania.

El mejor lubricante para una vida cotidiana donde se impone el pensamiento único es el buen humor, un valor muy serio para todas las parcelas de la vida. La dedicatoria del libro no deja lugar a dudas sobre el perfil del autor y de la intención de la obra: A las almas libres. Y el precio de libertad hay que pagarlo. Girauta lo abona religiosamente, pues sabe que algunos jamás le darán la razón, muchos menos la España que embiste, pero otros puede que reflexionen. Y con que sólo un joven medite sobre lo leído, ya habrá merecido la pena escribir el libro.

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