Galeón de ayer y hoy
Tradición y modernidad se unen en todos los ámbitos de este proyecto donde el rigor histórico marca la vida de a bordo.
El Galeón de Andalucía ya se encuentra en Haifa (Israel), segundo puerto desde que dejara tierras nacionales a finales de marzo. Tras seis días con las amarras en La Valetta (Malta) y otros tantos navegando por el Mediterráneo para atracar en la localidad israelí, la tripulación está lista para emprender de nuevo el viaje y volver a la rutina de la vida a bordo.
A pesar de los avances de esta época, las medidas para el buen desarrollo de la travesía pasan por una buena organización de los marineros, algo fundamental para superar con éxito la distancia que separa al Galeón de Port Said (Egipto), su próximo descanso en la costa.
Los que forman parte de esta expedición tienen a su disposición agua potable asegurada y todos los avances tecnológicos para asegurar la conservación de los alimentos en buen estado, un punto a su favor que facilita lo que en otros tiempos hubiese sido una ardua tarea. No obstante, estas facilidades no son sinónimo de un viaje de derroches, y prueba de ello es la figura del gambucero, quien se encarga de custodiar la despensa para evitar que un descontrol en el consumo de los víveres pueda arruinar la llegada a buen puerto de este proyecto.
Y es que por más que pasen los siglos, una aventura de estas características requiere de una disciplina en la que la racionalización de la comida y la bebida es indispensable, aun más si se tiene en cuenta que este navío pretende llegar a China traicionando lo menos posible el rigor histórico de sus antepasados del siglo XVII, algo que no sólo se refleja en su silueta, sino también en el día a día de su tripulación.
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