Estreno de un tiempo (relativamente) nuevo
Díaz realza el valor de la política, la mujer y la juventud, y repite la confrontación, el pacto y el modelo económico
Sobrio, sin estridencias, cercano a los ciudadanos, destacaron sus benefactores; resignado, sin originalidad, poco ilusionante y muy largo (una hora y cinco minutos), criticaron sus detractores.
Díaz inició su intervención destacando el "hecho histórico" de que una mujer aspire a la Presidencia de la Junta, con alusiones algo forzadas a la violencia de género y a la cultura machista.
La referencia a la igualdad es una tónica dominante en los candidatos a presidir la Junta. Como el reconocimiento al presidente saliente o la exaltación del procedimiento democrático.
Las novedades en el discurso las introdujo Díaz con la mención a la desafección política, que atribuyó a la corrupción pero sin mencionar expresamente el caso de los ERE, y a la puesta en valor de la política. Otros elementos referidos por Díaz para contrarrestar el desapego ciudadano fueron los proyectos de ley ya conocidos de transparencia y de participación ciudadana.
Díaz continuó en su propósito de ser más cercana, sobre todo en la alusión a la crisis. "Lamentablemente, son muchos los que temen que sus hijos e hijas vivirán peor que ellos", dijo. Habló de mileuristas y de las hipotecas. Aunque también pecó de las referencias macroeconómicas de las que gusta Griñán: "Por primera vez los beneficios del capital tienen más participación que los salarios en la renta nacional generada", dijo.
El tiempo nuevo pareció conocido cuando invitó a un pacto a Rajoy sobre regeneración democrática y a un acuerdo a los agentes sociales ("consenso", en sus palabras). Como al criticar cada reforma de la "derecha" (laboral, judicial, educativa, sanitaria, de la Administración local...) y al subrayar que no todos los partidos son iguales ("Otra política es posible").
Difusa estuvo la cacareada propuesta de un nuevo modelo económico, que se quedó en "una revaluación de nuestros activos, nuestras posibilidades y capacidades", en el cambio de subvenciones por incentivos y en una tibia referencia al sector público, con reforma a estudiar (a estas alturas) por un comité "independiente" con horizonte 2014. También sonó conocida la prioridad a la educación, sanidad y servicios sociales para el Presupuesto de 2014 (única alusión a las próximas cuentas), el elogio al trabajador público y los copiosos guiños a los empresarios. Contentó a IU con un "observatorio" de tierras y un instituto de crédito, recuperó la sensibilidad medioambiental que perdió Griñán (empleo verde, huella ecológica, Doñana...) y reincidió en la movilidad sostenible, la eliminación de las cargas burocráticas, la lucha fiscal y la ayuda a las cooperativas.
El debate territorial (con referencia inédita a Cataluña), una ayuda a los universitarios y una dedicatoria final a la juventud fueron las últimas novedades de un discurso en el que no encontraron hueco los agricultores, medidas de cohesión como la Renta Básica, las políticas de vivienda (ni los desahucios), los inmigrantes , los autónomos y la justicia.
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