La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Día de Andalucía
El acto institucional del 28-F se convirtió en una gala, y de las malas. La entrega de las medallas de Andalucía nunca ha sido la bomba, más bien un acto serio, demasiado serio, muy institucionalizado, y sobrado de discursos que se salvaba por los parlamentos de algunos de los galardonados y la entrañable familiaridad que se vive en un teatro, el Maestranza de Sevilla, donde se honra a ilustres hijos de esta comunidad. Hasta que ha llegado la entrega de este año, en la que Domi del Postigo, periodista que hace de presentador, ha convertido lo que quiera que esto sea en una verbena.
Mal comenzó la actuación cuando Domi recibió a Antonio Martín, letrista del Carnaval gaditano, con un "en Cádiz, hay que mamar", frase publicitada por Jesús Quintero en un pregón que no debió salir nunca de ese ámbito sarcástico y burlón. Domi del Postigo, como él mismo se encargó de explicar al final del acto, es capaz de seguir el protocolo, pero él estaba ahí para saltárselo, para destrozarlo con unas intervenciones en las que alternó la declamación engolada con el compadreo gaditano y el acento de Chiquito. Todo demasiado tópico. Domi no sólo ha presentado, ha conducido, ha opinado, ha intercalado alusiones a su "niño" y ha invitado a subir al escenario a medio Teatro de la Maestranza.
Nunca unas pocas medallas se han devaluado tanto por la vía de la inflación. Si quien recogía la medalla era un minero asturiano de los que trabajó en Totalán en busca de Julen, él invitó a subir a otros mineros... y a los bomberos, y a los psicólogos, y a los geólogos, y al jefe de Carreteras. Sólo faltó la "mujer que hacía el puchero", aunque la citó. Y si se entregaba la medalla al personal del parque de Doñana en la figura de uno de sus responsables, él invitaba a subir a medio centenar de trabajadores. Solo faltó el lince. Y si se galardonaba al general de la Guardia Civil, subían otra docena de guardias. Y así todo, nunca se han dado tantas medallas. Lo que comenzó siendo una anécdota, al entrar una comparsa de Cádiz para cantar, se convirtió en lo habitual.
Habló el presidente de la Junta, Juanma Moreno, pero al acabar su discurso, en vez de esperar, de modo silencioso, a que Pastora Soler se preparase para cantar el himno de Andalucía, Domi siguió hablando, de sus cosas, de su niño, de una entrevista que una vez hizo en Canal Sur, rellenaba y rellenaba como si fuese alérgico, mortal, al silencio.
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