Crece la tos ferina en Andalucía y los enfermeros recomiendan más vacunación
Los casos andaluces suponen el 26% del total de enfermos notificados en España en la quinta semana del año
La también llamada tos convulsa es una infección respiratoria que puede resultar grave en los niños pequeños
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Crece la tos ferina. Y lo hace principalmente en Andalucía, que registra el 26% de los casos notificados en el conjunto de España. Para combatir el brote, y como recomendación general, la Asociación Andaluza de Enfermería Familiar y Comunitaria (Asanec) ha alertado de la necesidad de reforzar con una dosis extra la vacunación contra la tos ferina, que es un infección respiratoria que afecta a todos los grupos de edad, aunque cursa con mayor gravedad den los niños pequeños.
Los adolescentes y adultos actúan como principal fuente de transmisión de la enfermedad, frente a la que las sociedades científicas recomiendan la administración de una nueva dosis, puesto que la inmunidad se debilita con el paso del tiempo.
Los datos recogidos en el último informe del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto Carlos III señalan 128 casos de tos ferina en Andalucía de un total de 482 casos en España. El informe, publicado la pasada semana y que se refiere a los casos notificados en la primera semana de febrero, revela un notable repunte de infectados de tos ferina en España: los 38 casos registrados en 2023 en el país han pasado a ser 1.606 sólo en la quinta semana de 2024.
Después de la gripe común, la tos ferina es la patología con un mayor número de casos notificados en el informe de enfermedades de declaración obligatoria del Instituto Carlos III seguida de la gonorrea, la varicela y la sífilis.
La tos ferina, también llamada tos convulsa, es una infección respiratoria que aparecen con brotes epidémicos de manera cíclica, destaca por su alto índice de contagios y se transmite por el contacto estrecho con una persona infectada por medio de la tos o por el contacto con las secreciones respiratorias. El uso de mascarillas reduce la posibilidad de la infección y está recomendada para las poblaciones vulnerables.
"El contagio es más frecuente en invierno y primavera, se produce durante el período catarral y tiene un período de incubación de entre siete y veinte días", ha apuntado la Asanec en una nota recogida por Efe.
Más grave en bebés
La responsable del área de Inmunización de la Asanec, Eva Almán, señala que la tos ferina es una enfermedad "especialmente grave en los primeros meses de la vida" y que "el 90% de las hospitalizaciones se producen en niños menores de un año, con un mayor porcentaje de ingresos en los menores de tres meses, pues presentan complicaciones graves y hasta mortalidad".
En España, la tos ferina se encuentra en una epidemia sostenida desde 2010 y, según los datos del Instituto Carlos III, desde 2011 se declaran un promedio de 4.000 casos anuales, con un pico máximo entre 2014 y 2019. La pandemia del Covid-19 redujo las infecciones casi hasta su nula desaparición, como sucedió con la mayoría de las infecciones respiratorias.
El informe del Centro Nacional de Epidemiología que analiza el periodo comprendido entre 2005 y 2020 recoge un total de 43.534 casos de tos ferina con 10.281 hospitalizaciones (el 83% en la población con menos de tres meses de vida).
En Europa, un análisis entre 2010 y 2020 para conocer la carga de tos ferina en adultos con más de 50 años, mostró que la enfermedad sigue tendencias similares a las de los niños de cero a cuatro años: "Que está creciendo".
Brotes cíclicos
A pesar de disponer de vacunas con una aceptable efectividad y de haberse alcanzado elevadas coberturas vacunales, de forma cíclica se producen brotes en países con alto índice de desarrollo humano. En las dos últimas décadas, la incidencia de la tos ferina se ha incrementado en todo el mundo y es una de las enfermedades prevenibles por vacunación más prevalentes.
Ello indica, señalan desde Asanec, "que las estrategias de vacunación actuales son insuficientes para disminuir la carga de la enfermedad en todos los grupos de edad".
Almán destaca "la necesidad de ser conscientes de que la incidencia real es mayor, debido a que el bajo grado de sospecha clínica, determina que la tos ferina en adultos quede frecuentemente sin diagnosticar, siendo la carga real de la enfermedad mayor".
Los síntomas de la tos ferina suelen aparecer entre los siete y los diez días después de la infección, pero también pueden aparecer hasta 21 días después, según señala el Centro Europeo para el Control y la Prevención de las Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés). Los síntomas se asemejan en el comienzo a los de un resfriado común, incluyendo estornudos, secreción nasal, fiebre de bajo grado y tos leve.
Tos seguida de una bofetada
La tos cambia pasadas las dos semanas de la infección y se caracteriza por episodios de toses rápidas, seguidas de un crujido o de una bofetada aguda. Estos episodios terminan con frecuencia con la expulsión de una mucosa gruesa y clara, a menudo seguida de vómitos. Inicialmente ocurren por la noche y luego se vuelven más frecuentes durante el día y pueden repetirse durante uno o dos meses.
La terapia antibiótica, explica el ECDC, es el tratamiento de elección para la tos ferina. Sin embargo, para ser eficaz, el tratamiento debe comenzar temprano en el curso de la enfermedad, preferiblemente dentro del periodo comprendido entre el inicio y las dos semanas. El tratamiento con antibióticos puede erradicar las bacterias de la nariz y la garganta y limita el riesgo de que se transmita a otras personas.
Las complicaciones de la tos ferina incluyen neumonía, infección del oído medio, pérdida del apetito, deshidratación, convulsiones, trastornos cerebrales, hernias, fracturas de costillas, prolapso rectal, episodios de cese de la respiración. Los casos graves pueden llevar a la muerte.
La forma más importante de prevenir la tos ferina es mediante la inmunización completa. La vacuna contra la tos ferina se administra en combinación con la de la difteria y el tétanos y en España está incluido en el calendario vacunal desde 1965. Un curso primario de tres dosis de la vacuna DTaP (diftteria, tétanos, tos ferina acelular) se administra entre los dos y los doce meses de edad. El ECDC recomienda una tercera o cuarta dosis a los individuos entre 11 y 24 meses de edad y otra dosis suplementaria entre los tres y los seis años de edad.
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