Cerco en Málaga al gorrón británico
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Los hoteleros de la Costa de Sol levantan un cortafuegos contra los cada vez más variados intentos de estafa por turistas del Reino Unido
Los turistas, especialmente los británicos, están este año tejiendo todo tipo de argucias para intentar que sus vacaciones en España les salgan gratis. Tras las falsas críticas en internet y las falsas intoxicaciones alimentarias, la última moda es, directamente, irse de los hoteles sin pagar o, mejor dicho, abonando la cuenta por adelantado en internet a la hora de hacer la reserva y, posteriormente, cancelar el pago. En la Costa del Sol ya se han puesto los primeros cortafuegos para paliar este nuevo intento de estafa que supone otro duro ataque a la cuenta de resultados de los establecimientos.
La mecánica es la siguiente. El turista hace una reserva de un hotel por internet -muchos de ellos cogiendo las habitaciones más caras durante un largo número de días, a todo plan- y utilizan como medio de pago una tarjeta de crédito de otra persona. Los estafadores van al hotel, dan su nombre y acceden a su habitación. Disfrutan la estancia y regresan con total tranquilidad a su hogar porque ya estaba pagado con anterioridad. La sorpresa llega cuando, unos días después, el auténtico titular de la tarjeta -que no ha denunciado ningún robo y que podría estar en el ajo- denuncia que han hecho cargos en su tarjeta sin su autorización. Las compañías propietarias de la tarjeta, normalmente Visa o Mastercard, anulan la operación al considerarla fraudulenta, el hotel se ve obligado a devolver el dinero y ya ha prestado el servicio.
Luis Callejón, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), asegura que este nuevo fenómeno empezó a verse hace unos seis meses en España y está afectando a todos los destinos, aunque a pequeña escala. "Nos enteramos antes de Semana Santa y hablamos con bancos y abogados para establecer un protocolo sobre cómo debemos actuar", explica Callejón. Desde Aehcos han pedido a todos sus hoteles -más de 350 establecimientos con 88.000 plazas de alojamiento, que suponen el 85% de las plazas hoteleras de la provincia- que comprueben al llegar el turista si el nombre del cliente es el mismo que aparece en la tarjeta de crédito. Si no es así, exigen al turista que presente un documento en el que el titular de la tarjeta autoriza expresamente a ese cliente a usar su tarjeta. El estafador, lógicamente, puede crear la autorización y firmarla con cualquier garabato, pero Callejón indica que "es un elemento disuasorio y si se inventaran la autorización estaríamos ante un delito de falsedad de documento público, por lo que así ya podríamos litigar contra esa persona porque en estos momentos, sin esa autorización, no se puede ir contra nadie".
El presidente de los hoteleros malagueños indica que, por ahora, no han recibido quejas de sus asociados y lamenta que haya británicos "profesionales en la picaresca y que su legislación, además, se lo permita". Esta nueva estafa coincide en el tiempo con la de las supuestas intoxicaciones alimentarias, que han afectado a complejos todo incluido de Torremolinos, Benalmádena o Fuengirola y que, a escala nacional, ha supuesto unas pérdidas de unos 60 millones de euros, según la estimaciones de los hoteleros. Consiste en que los turistas británicos disfrutan de su estancia en el hotel y, al regresar a Gran Bretaña, denuncian en su agencia de viajes que han sufrido una intoxicación alimentaria en el hotel, presentando como prueba una simple factura de una farmacia española por un producto contra la diarrea y un falso informe médico. El touroperador les devuelve el dinero y se lo reclama al hotel. Hay grandes mafias organizadas en torno a este delito. Otra estafa habitual, a escala particular, es exigir todo tipo de descuentos o servicios gratis a los hoteles a cambio de no publicar comentarios negativos en las redes sobre el establecimiento.
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