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A lo largo de la historia la ciencia se ha servido de animales para experimentar y conocer el mundo que nos rodea. En la actualidad esta práctica está más limitada y más del 95% de los animales utilizados para este fin son ratas y ratones, peces y aves. En este caso ha sido un crustáceo el que ha permitido que un equipo de las universidades de Sevilla, Huelva y Córdoba hayan descubierto una nueva forma de detectar contaminación en el medio ambiente. Hablamos del cangrejo rojo, también conocido como cangrejo moro o cangrejo negro. Un cangrejo de río, nativo del sureste de Estados Unidos, pero que se puede encontrar en otros continentes, donde a menudo es considerado como una especie exótica invasora. Como ocurre, por ejemplo, dentro de la la Unión Europea, mientras sus ciudadanos exigen el fin de la experimentación con animales.
Pues bien este equipo de universidades andaluzas ha confirmado modificaciones en el metabolismo del cangrejo rojo americano tras exponerlo a tóxicos y estos cambios lo convierten directamente en un buen indicador de la degradación por metales pesados y fármacos del hábitat donde viven. Concretamente, el daño que experimenta el animal muestra los niveles de arsénico, cadmio y diclofenaco del hábitat en el que se alimentan.
Los resultados de este estudio se han plasmado en un artículo publicado en la revista Chemosphere, del cual se han hecho eco desde la Fundación Descubre. Así, "en cualquier hábitat en el que el cangrejo rojo presente esas alteraciones se podrá hablar de que existe contaminación", garantiza la investigadora de la Universidad de Huelva Tamara García Barrera.
La muestra ha sido realizada con cangrejos rojos de Isla Mayor (Sevilla), expuestos a compuestos tóxicos durante 28 días, 21 días para la exposición y 7 días de depuración para conocer su respuesta. Las modificaciones se concretan bajo las antenas, en un saco que recoge los compuestos tóxicos y por donde excretan.
El trabajo exploró los compuestos orgánicos caracterizando las moléculas más pequeñas, los metabólicos, y analizando cómo se comportan. Se observaron alteraciones en el músculo abdominal, las branquias, las glándulas antenales y el nervio espinal, en este orden de importancia. Concretamente en el metabolismo de glicerofosfolípidos, ácidos grasos, aminoácidos y neurotransmisores.
El hallazgo permite continuar explotando nuevas aplicaciones prácticas que contribuyan a la detección y eliminación de contaminantes en el medio ambiente. De esta manera el cangrejo rojo americano contribuye a determinar el daño del ecosistema en el que vive.
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