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Hacia dónde marcha Canal Sur en el año 2020

Balance de la RTVA en 2019

La corporación autonómica aumenta su presupuesto para el próximo año con unos informativos que no salen del oficialismo y una programación de entretenimiento sin nuevos alicientes

El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, en el programa '5.c' / RTVA

En comparación con los más de 30 años de inercias e historia de Canal Sur, en el contexto de 36 años de perpetua administración socialista, el período de la nueva directiva de la RTVA es todavía un breve segmento de una era geológica.

Es poco tiempo para que sin cataclismos se registren grandes renovaciones y cambios. Y más cuando el bipartito de Moreno Bonilla renunció a entrar con revanchas y ajustes de cuentas en la corporación más golosa del organigrama autonómico. Vox incluso pidió en voces individuales cerrarla de inmediato. Lo vivido en el seno de la RTVA, con una plantilla confirmada, muestra una actitud distante a los ostracismos ordenados por Rosa María Mateo hace dos veranos. Ni era tanta la propaganda tóxica que vertía entonces TVE (que sí, que José Antonio Sánchez no escondía su favoritismo al gobierno de Rajoy) ni ahora estamos viendo los informativos más incisivos de Torrespaña.

En Canal Sur tenemos más de lo mismo. Disponemos históricamente de unas cadenas públicas oficialistas, que miran de reojo a quien gobierna y que se preocupan más de los cronómetros y las notas de prensa que de la calidad del mensaje. Las presiones siempre van a estar ahí, desde el poder al último concejal de un partido de la oposición. A los teléfonos de San Juan de Aznalfarache han llamado desde todos los rincones, como saben sus trabajadores.

El periodista Juande Mellado, hombre de confianza del consejero Elías Bendodo, sigue manejando con precaución la RTVA. Su reducido equipo se las ha de ver con unos antiguos directivos que siguen influyentes en sus entornos, aunque convertir Canal Sur en un inmenso campo de represalias hubiera sido un inmenso error. Ni siquiera se han apreciado en estos meses escabechinas contra las productoras externas, porque no hay más cera que la que arde en el panorama audiovisual local.

En todos estos años pasados Canal Sur contaba con un puñado de empresas externas afectas, con directivos surgidos de la propia casa, que siguen contratando, sosteniendo un cortoplacismo en la programación que busca audiencia fácil (y reducida) a toda costa alternada con una mayoría de planos espacios de servicio público.

Con este panorama es muy difícil subir del 8% de cuota mensual media, que es el listón que dejó Joaquín Durán tras seis años de interinidad y una recta final, coincidente con los primeros meses de Moreno Bonilla, donde ya no hubo tantos miramientos de presupuesto y se alcanzaron ‘milagrosos’ acuerdos sindicales que han elevado la cuantía en personal en 2 millones de euros de un ejercicio a otro. Los 1.300 trabajadores de Canal Sur suponen de cara al próximo año 91 millones de euros, una plantilla más cara y más corta, de alta edad media, a la que se destina el 58% del presupuesto; con 32 millones destinados a inversiones y productoras, firmas ya asfixiadas en el personal de infantería. Para 2020 hay destinados 4,3 millones en la renovación de equipos y tecnología, una urgencia que llega tarde y que se antoja corta.

¿Y qué significan estas cifras? Continuismo hasta la rutina, escaso margen de innovaciones y sólo el empeño de determinados profesionales podrá ir alterando una corporación audiovisual alejada de su público y que debe reorientarse en su servicio. Pero estos barcos tan grandes no pueden girar de un golpazo; como mucho se les puede ir enderezando el timón unos grados.

Sin embargo los parlamentarios socialistas y ex consejeros del partido de Susana Díaz sí se han convertido ya en expertos exigentes del mundo audiovisual, de un día para otro. El desastre de programación durante los últimos diez años, en los que las noches de Canal Sur se convirtieron en una franquicia de la Cifesa franquista surgida de alguna puerta de El Ministerio del Tiempo, era valorado con dulzura por los mismos que ahora se alegran de las cifras escuálidas que en su mayor parte anotan los programas de la RTVA, que al menos ya no abusan del chalaneo. Canal Sur va a seguir por debajo del 8% cuando además la tentación va a seguir siendo la de seguir contando con el público mayor y rural que es el que sostiene las tardes del caballero Juan y Medio y de los rosquitos, santos y sucesos que predominan en Andalucía Directo, pilares de audiencia y con los que el PSOE ahora tocan la pandereta como grandes logros de su gestión.

Otro asunto, sobre prestigio y credibilidad, son los contenidos de los informativos, dirigidos ahora por Javier Domínguez, veterano nombre de la casa. Los políticos socialistas y sus espectadores más afectuosos no estaban acostumbrados a ver tanta presencia de dirigentes de PP y Ciudadanos por la pantalla autonómica. Es lo que ocurre cuando estas formaciones pasan a ocupar parcelas de responsabilidad.

La diferencia de los noticiarios de una etapa a otra es que ahora han cambiado de partido los consejeros y los delegados provinciales, pero las autoridades salen en la misma proporción que las de antes. El gran potencial de una cadena autonómica es la información de proximidad, que no puede ser copada por la propia administración, pero las rutinas son difíciles de alterar en una redacción maniatada, gobierne quien gobierne.

Moreno Bonilla ha contado una intervención extra en el espacio de debate 5.c, un programa en horario estelar creado por la redacción de la casa y conducido por la recuperada Mariló Montero donde entre otros asuntos han abordado la sentencia de los ERE.

Una de las omisiones de las parrillas de la Canal Sur en anteriores años era la de programas de debate y actualidad (una parcela abandonada de manera imperdonable por una corporación que nos cuesta 137 millones de euros al año). 5.c apenas rebasa el 3%, lo mismo que sucede con otro estreno como Escala Sur, de Roberto Leal.

Los nuevos contenidos no han encontrado respuesta en el público andaluz por las carencias de esos mismos contenidos y también por un canal perdido en el mando en muchos hogares, justo además cuando los hábitos están cambiando velozmente. En la radio, con Juan Miguel Vega, también persona de la casa, de director, los recambios además de evidentes han sido más sencillos de hacer, como Jesús Vigorra en las mañanas y Mariló Maldonado en las tardes.

A nivel televisivo Canal Sur no está posicionada ni en los contenidos bajo demanda ni en la coproducción con otros operadores. Como motor de la creación audiovisual andaluza los actores y técnicos de nuestra tierra están en producciones nacionales.

La directora adjunta Isabel Cabrera concentra el poder para elaborar una renovada parrilla. De sus incorporaciones sólo está funcionando Tierra de talento, producido por Manu Sánchez, talent que ya no sólo pedía copleros y niños que jaleen a las visitas. Ex directiva de Secuoya, de esta productora es el matinal propuesto por Cabrera y que es un lastre para los índices de audiencia de la cadena. La opción de colocar en el access prime time espacios divulgativos de la casa (Solidarios, Tierra y Mar, Destino Andalucía) fue una decisión honesta pero no es eficaz. Para el próximo trimestre ya se calibrará el olfato de la dirección de Mellado, aunque no se despiertan esperanzas cuando además en el mar de fondo se atisban obstáculos de los quintacolumnistas.

El también periodista Rafael Porras preside desde el verano el también renovado (por fin) consejo de administración de la RTVA donde ya están incluidas todas las fuerzas parlamentarias, una representación que ni PSOEni PP estuvieron por la labor de facilitar en la pasada legislatura. El consejo aprobó ahora los complementos de antigüedad entre los directivos (beneficiando en especial a la directiva auditora y primer nombre de directora general, Carmen Estero), decisión que no sentó nada bien en San Telmo.

Y está sobre la mesa una ayuda del Instituto Andaluz de la Mujer metido con calzador para ayudar en las cuentas de la casa que este año no saldrán por la herencia de la anterior dirección. Porque todavía el bipartito puede escudarse, en Canal Sur, de la mala herencia recibida.

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