Borbolla presenta sus memorias con Guerra
"Las primarias destruirán a los partidos, en España y en Europa", proclama el ex vicepresidente del Gobierno
José Rodríguez de la Borbolla y Alfonso Guerra. Juntos, y en la presentación de las memorias del primero, de quien fuese presidente de la Junta entre 1984 y 1990. Hace ya algunos años que ambos socialistas recuperaron la amistad que se perdió en una de esas guerras internas del PSOE de los años noventa, y este lunes, Guerra, ex vicepresidente del Gobierno de España, ha sido uno de los presentadores de las memorias de Borbolla: Repaso de las transiciones: España, Andalucía y PSOE. "Lo fiché yo", dijo Guerra de quien en 1973 era un joven profesor de la Facultad de Derecho de Sevilla. El otro presentador fue su mentor desde la Universidad: Miguel Rodríguez-Piñero, presidente emérito del Tribunal Constitucional.
De la Facultad de Derecho de la Hispalense salió en la década de los años sesenta buena parte de la generación que gobernaría en España avanzada la Transición. El propio Borbolla, Felipe González, Rafael Escuredo y Manuel Chaves se licenciaron allí, y ésa es una de las razones por la que el libro, que son unas memorias y un ensayo a la vez, un tratado de ciencia política y un manual de historia, haya sido publicado por la editorial de la Universidad de Sevilla. Escuredo, que fue el presidente de la Junta anterior a Borbolla, será nombrado doctor honoris causa este mes de noviembre.
Como explicó Alfonso Guerra, una de las virtudes de Rodríguez de la Borbolla ha sido la de guardar y recopilar todo tipo de documentos, y esto le ha permitido trazar esta historia de tres transiciones, la de España, la de Andalucía y la de su propio partido. La tesis que sostiene Borbolla es que la historia también se planifica, no todo es una combinación de azar, necesidades y condicionantes, y que él, junto a otros socialistas, ayudaron a idear el PSOE de la Transición como un partido capacitado para gobernar España.
Antes que al PSOE, Borbolla había militado en otro partido socialista, el PSP de Tierno Galván. Según Guerra, le vio buena cabeza y pluma para escribir los textos que harían al partido. Hoy, el archivo de Borbolla se encuentra depositado, y digitalizado, en el Centro de Estudios Andaluces.
Borbolla fue, entonces, lo que se llamaba un intelectual orgánico, un dirigente, estudioso y escritor, que ayudó a construir el PSOE como un partido socialista europeo. Socialismo es libertad. Ése era el lema del congreso federal de 1976, que venía a resumir lo que llegaba con el final del franquismo y lo que diferenciaba a ese socialismo de otros partidos de izquierdas. Ese año, el periódico del partido, El Socialista, se editaba desde Sevilla, y fue uno de los pocos, o el único, que entendió que la designación de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno por parte del rey Juan Carlos no era un retroceso, sino "una oportunidad para la democracia".
La razón del libro no es otra que explicar cómo un partido se preparó, desde la clandestinidad, para gobernar y cómo lo terminó consiguiendo. Sobre los procesos de los partidos, Alfonso Guerra aseguró que las elecciones primarias "destruirán a los partidos, en España y en Europa". Rodríguez-Piñero había sostenido, con anterioridad, la misma tesis, al defender que la democracia requiere de "partidos vivos", con direcciones "vivas", más allá de Ejecutivas que sólo sirven para aplaudir al líder elegido en las primarias. Ejecutivas, según Rodríguez-Piñero, que parecen laudatios.
Al acto de presentación, que se celebró en el paraninfo de la Universidad, asistió otro ex presidente, Manuel Chaves, de quien Borbolla aseguró que le había salvado la vida. Tal como relata en su libro, ambos sufrieron un accidente de tráfico en 1975 en la provincia de Guadalajara. Chaves sacó a Borbolla del coche siniestrado antes de que otro automóvil terminase llevándose por delante a quienes intervenían en la carretera. Hubo cinco muertos.
Con el paraninfo lleno, Borbolla se definió como un "militante político", aunque cito a Claudio Magris para aclarar que eso no significa seguir a "una iglesias mística ni a sus profetas". "En la política de hoy hay muchos profetas excesivamente versátiles", zanjó.
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