Bal le echa el pulso a Inés Arrimadas
La líder jerezana competirá con este abogado del Estado si antes no logra una lista de unidad
El malagueño Guillermo Díaz apoya a la andaluza, como todas las gestoras de Andalucía, Cataluña, Madrid y Extremadura
Como muchos partidos en su etapa final, Ciudadanos ha reventado. Edmundo Bal, el viceportavoz del grupo en el Congreso, madrileño de condición aunque nacido en Huelva, quiere liderar la formación. Hace meses, este jurista alardeaba de ser el mejor escudero de Inés Arrimadas, el que moriría con las botas puestas, el que apagaría la luz, pero su intervención en la aprobación de la ley del sólo sí es sí ha desatado ese tipo de guerras internas endemoniadas en las que se mezclan los asuntos orgánicos y lo personal.
Y es que Bal aseguró a su grupo que la ley de libertad sexual no aparejaría rebajas de condenas. Cuando esto se ha confirmado, cuando algunos compañeros se lo han censurado –Ciudadanos votó a favor de la ley–, este abogado del Estado lo ha encajado como una dura crítica a su profesionalidad. Ha habido reuniones de dirección muy tensas, los grupos de whatsapp echan chispas. Ha sucedido lo que un portavoz de otro grupo en el Congreso vaticinaba: Edmundo, como todo abogado del Estado, cree que el mundo gira en torno a su sapiencia. Un ex militante de Ciudadanos, consultado por este medio, lo remata: “Es verdad, y además no sabe nada de política”.
La crítica de Bal a Inés Arrimadas es que Ciudadanos hace seguidismo al PP, que es incapaz de marcar distancias con Feijóo. Él propone pactar también con el PSOE, pero Bal no ha sido una persona ajena al partido, forma parte del comité permanente, que es el que ha decidido la estrategia política durante los últimos años.
Bal quiere ahora liderar el partido, pero Arrimadas ha recogido el guante: ella también será candidata si su viceportavoz no se retira. Hasta la penúltima semana de diciembre hay plazos para presentar candidaturas a las primarias del 9 y 10 de enero. Se busca una lista de unidad para evitar la catástrofe. Si no lo hubiera, cada lista debe presentar dos nombres en una sola papeleta, un ticket: uno para ser secretario general, otro, para ser el portavoz político.
Hay quien sostiene en Ciudadanos que Inés Arrimadas quería ir dejando responsabilidades, que pensaba presentarse a las próximas elecciones generales como candidata a la Presidencia de Gobierno, mientras dejaba a otra persona a los mandos del partido para llevar a cabo una refundación que se presenta harto complicada. Esos planes han saltado por los aires, aunque la jerezana aún atesora buena parte de la heroicidad de haber ganado las elecciones en Cataluña en el fatídico año de 2017. No pudo gobernar, porque los partidos independentistas sumaban más. Pero dos años después, Arrimadas saltó a Madrid y, finalmente, sustituyó a Albert Rivera tras el descalabro de noviembre de 2019.
Desde entonces, desde que esa joven jerezana se erigiese en la líder de todos aquellos catalanes que no querían independizarse de España, ha tenido dos hijos, sigue casada con un ex parlamentario de Convergència i Uniò y aspira a pasar más tiempo en Andalucía.
Pero Arrimadas ha perdido la mayoría del grupo parlamentario, donde sólo le apoya de un modo decidido el diputado por Málaga Guillermo Díaz. Incluso, una diputada paisana de la jerezana, María del Carmen Martínez, se ha pasado al bando de Bal. Pero la potencia de Arrimadas es difícil de vencer. Todas las gestoras provinciales de Andalucía apoyan a la jerezana, buena parte de Madrid, todo Cataluña, Extremadura y algunas comunidades autónomas más. Ella y Guillermo Díaz están empeñados en estos días en salvar la crisis del enfrentamiento con una lista de unidad que evite el choque.
Durante estas semanas, las llamadas se suceden. Begoña Villacís, la vicelcaldesa de Madrid, podría ser la solución, pero no quiere dejar la política de la capital. O Adrián Vázquez, un eurodiputado de Ciudadanos. Hasta Juan Marín, anterior líder andaluz del partido y hoy presidente del Consejo Económico y Social andaluz, ha sido consultado, aunque su regreso es improbable. Ciudadanos no ha formalizado aún la baja de Marín, pero éste se da por expulsado y, de hecho, ha dejado de pagar la última cuota.
Una persona cercana a Arrimadas niega que ella se quisiese retirar. “Inés –explica– está por salvar el espacio político, ya después de las elecciones municipales se verá lo de las generales, que de todos modos habrá de resolverse en unas primarias”. Otro ex colaborador de la jerezana opina que ella es muy calculadora, si cree que puede perder no da el paso. Es lo que le ocurrió en Cataluña después de las elecciones autonómicas de 2017. A pesar del resultado, no quiso presentarse a una sesión de investidura que se daba por perdida por la mayoría que sumaban los independentistas. Y alguien cercano a Juan Marín coincide en que no quiso intervenir en Andalucía cuando el grupo de críticos donde estaba Sergio Moreno, Fran Carrillo y Rocío Ruiz, entre otros, intentaba quitar el liderazgo al sanluqueño.
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