Arenas se pone traje de pana
Griñán pasa al ataque. El presidente gana un debate en el que se faja con Arenas, en contra de su habitual costumbre profesoral. El 'manifestódromo' vuelve a funcionar
CAMBIO de escenario ayer, en el debate quincenal entre Griñán y Arenas. El presidente, que habitualmente adopta un tono profesoral y didáctico, pasó a la ofensiva y desarboló a su adversario. Estos cara a cara tienen varias pautas que se repetían hasta ahora. Una de ellas es su carácter enciclopédico. Arenas hace de su intervención un Debate sobre el estado de la Nación. Ahí entra todo. En especial, los temas de actualidad que puedan dejar en evidencia a los gobernantes socialistas, tanto de San Telmo como de La Moncloa. El afán enciclopédico del jefe popular se concentra en meter muchos asuntos. Muchas voces. Demasiadas para tener la suficiente contundencia.
Él y su equipo deben entender que esa estrategia les conviene. El hábil polemista se abre de capa y le plantea a Griñán que Andalucía no para de retroceder desde que ocupa la Presidencia; que no se ha cumplido el plan de vivienda protegida; una repesca, marca de la casa, del anterior debate con Valderas. Que la región tiene cada vez menos peso económico en España, que casi no quedan cajas de ahorro en el mapa andaluz, que explique quién le dijo desde Madrid que era conveniente una oferta conjunta de Unicaja y Cajasol por Cajasur. Le reprocha que le diga a los andaluces que no se puede vivir del cuento y que aquí ha mandado la cultura de la subvención, pero que se quede en nada el proyecto Andalucía 10 [que pretendía desterrar los tópicos de la región, poniendo en valor los avances empresariales, tecnológicos o de investigación].
También le echó en cara que la Consejería de Economía haya contratado a una empresa externa para controlar los fondos europeos. Asunto este sobre el que después no le contestó el presidente, pero desde 1989 todos los marcos comunitarios de apoyo de las regiones españolas han contado con una asistencia técnica privada, con carácter efímero, que realiza además una función de control externo.
En este punto de su primera intervención, Javier Arenas le tomó prestado el traje de pana a Diego Valderas, e hizo un encendido elogio de los funcionarios, a los que consideró la esencia de una administración potente, mientras que Griñán y su Gobierno han incendiado la función pública. Y, ya que estaba, hizo la defensa de los trabajadores de Delphi y Astilleros, protagonistas ayer de la manifestación habitual de todos los jueves de pleno en la puerta del Parlamento. El manifestódromo ha vuelto a funcionar a pleno rendimiento, tras la pausa de hace quince días. Estaba ayer repleto en la calle y también representado en la tribuna de la Cámara. Arenas no pudo verlo, pero su intervención con-el-traje-de-pana-de-Valderas consiguió gestos de aprobación entre los afectados presentes. El jefe popular recomendó para solucionar estos conflictos laborales diálogo y diálogo.
Al enciclopedismo arenístico, o sea, la apertura del máximo número de frentes, Griñán solía responder con una erudición de enciclopedia: un tono didáctico no muy eficiente en el intercambio de golpes de este debate. Hasta ayer. El presidente pasó al ataque desde el principio. Empezó recordando una declaración de Arenas en 1994, en la que decía que era público y notorio que en Andalucía y Extremadura se había aplicado una política de subsidio de consecuencias negativas. Griñán aclaró que en la entrevista de hace doce días en este diario había dicho que eso ha cambiado radicalmente: "Pero a usted le da pereza leer las entrevistas enteras, y sólo se fija en los títulos".
El presidente añadió además que se refería a los subsidios anteriores a la llegada de los socialistas al poder, en una época que el PP evita criticar para no perder una parte de su electorado. Y sobre la pérdida de peso de Andalucía en España, le espetó a Arenas que sus compañeros de partido en otras comunidades autónomas "califican de regalo, la inversión pública que recibimos o el reparto de la financiación autonómica; hubo quien tras una entrevista con Zapatero dijo que había conseguido un millón por cada minuto que habíamos estado juntos".
En este punto, Griñán soltó la típica frase muy bien construida que se trae uno preparada de casa: "Andalucía garantiza la estabilidad de España y defiende la igualdad de todos los españoles. Y a tenor de lo que escucho en Cataluña, tendremos que seguir exigiendo una financiación equitativa". Defendió que ésta es la comunidad autónoma más transparente de España, en la clasificación que se ha presentado esta semana. En déficit está entre las mejores, mientras de las seis peores hay cuatro y media gobernadas por el PP. "Es una irresponsabilidad poner en cuestión el Estado autonómico, como lo es pretender resolver los problemas derivados de esta crisis financiera pidiendo elecciones generales anticipadas y desestabilizando al Gobierno. Ustedes no son un buen ejemplo de nada. Rajoy puso de ejemplo a Matas [ex presidente de Baleares, imputado en un caso de corrupción] y usted ponía de ejemplo a Camps".
Y sobre la gran caja, Griñán soltó una última pedrada a su adversario: todo empezó a romperse cuando el PP apoyó una manifestación de trabajadores contraria a la fusión de Cajasur con Unicaja, porque iba a suponer la reducción de 400 puestos de trabajo, y luego no votaron que sí a la fusión.
Arenas saltó como un resorte en su réplica e hizo una finta muy torera, también marca de la casa. Dijo que el PP había apoyado esa fusión, con el voto de su representante en el consejo Juan Ojeda. Olvidó mencionar que su otro consejero, Miguel Contreras, se abstuvo, y que el presidente provincial y candidato a la Alcaldía de Córdoba, José Antonio Nieto, se manifestó en contra, con el sindicato Aspromonte. Sobre tiempos pasados, prometió traer a la cámara una propuesta para condenar todas las dictaduras, por supuesto la de Franco, pero también la cubana. Estará bonito verla.
Reprochó a Griñán que no haya ido a Bruselas, no enterarse de los problemas de la Política Agraria Común, no haber dicho ni mu sobre el Sahara en estos días, y echar la culpa de la situación de Andalucía a Estados Unidos, China, Alemania, a los funcionarios, los curas o el PP, sin asumir ninguna responsabilidad. Pidió saber a dónde ha ido el dinero del ERE de Mercasevilla y terminó diciéndole que es un presidente ausente, el de menos credibilidad y menos autoridad de la historia de Andalucía.
La respuesta del nuevo Griñán, fue contundente, aunque no muy elegante: "Usted me recuerda a El Platanito, que iba pidiendo siempre una oportunidad y practicaba un toreo tremendista". Sobre Mercasevilla dijo que toda la documentación que tenían la han mandado al juez, a diferencia del PP que en los casos Naseiro y Gürtel descalificaron al fiscal y al juez instructor.
Griñán, al ataque, ganó el debate. ¿Estamos ante un nuevo estilo?
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