La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
"Anoche (por la noche del miércoles) nos despedimos como siempre; con dos besicos, ni más apretados ni menos". Con estas palabras describió ayer a este diario Francisco, el hermano del fallecido, el último encuentro que tuvo con él, antes de hallarlo sin vida horas después en el patio de su casa. Paco, como le conocen en el barrio, no notó absolutamente nada extraño en el comportamiento de José Miguel cuando ambos cerraron a la vez sus negocios contiguos, el pasado día 24, sobre las 20:30 horas.
"Nos dijimos adiós y cada uno tiró para su lado", añadió el hombre, al tiempo que aseguró que desconocía que su hermano tuviera problemas con el banco. "Jamás me comentó nada", dijo. Tampoco que estuviese atravesando una depresión ni nada por el estilo:"Yo creo que no tenía ni ficha del médico". Francisco halló el cadáver sobre las 9:00 horas, tras abrir su frutería y entrar al patio al que tenían acceso los dos comercios.
Le había extrañado que su hermano tuviera aún la persiana echada, pero pensó que "había ido al banco o a tomar café". Para él, José Miguel era ante todo "una buenísima persona", una opinión compartida por todo el vecindario.
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