Andalucía vuelve a ser la comunidad con más niños en riesgo de pobreza
Los datos de carencia material en la población con menos de 18 años retroceden a 2016
Los investigadores apuestan por ayudas a la crianza o subir los permisos parentales
La pobreza infantil cuesta a España 63.000 millones anuales
Susana no se puede permitir poner el ventilador cada vez que tiene calor en casa; también se ve impedida de hacer frente a los gastos imprevistos, tener un coche y, además, para más inri, es de esas personas que se han visto obligadas a retrasar el pago del alquiler tres veces durante el último año. Susana, vecina del barrio sevillano de Parque Alcosa, es una de las centenares de personas en riesgo de pobreza que necesitan de Cáritas para llegar a duras penas al final del mes. Los dos hijos de Susana, un niño de cuatro y una niña de seis, son para los investigadores sociales menores con un riesgo extremo de pobreza. Y, como ellos, son más los andaluces atrapados en la espiral de la exclusión.
Los valores macroeconómicos, de récord en récord, no acompañan a los parámetros sociales. Andalucía se volvió a situar en 2023 a la cabeza de las comunidades autónomas en el registro de personas menores que están al borde de la pobreza con una proporción del 46,8%, que es el porcentaje más alto desde 2016 (46,9%). La última vez que lideró este escalafón fue en 2020 y, desde entonces, Canarias anduvo a la cabeza en la medición de la escasez material de España según el indicador Arope. Así ha sido hasta el año pasado. Es lo que señala el informe Análisis de la encuesta de condiciones de vida con enfoque de infancia de 2024 elaborado por la Plataforma de la Infancia, un colectivo que reúne a 70 asociaciones españolas dedicadas a la atención infantil.
Familias monoparentales como las de Susana, que vive sola con sus dos hijos, son las más vulnerables a las carencias diversas como las dificultades para tener una temperatura adecuada de las casas o comer carne y pescado con la frecuencia debida, a tenor de lo que señala el informe de la Plataforma de Infancia. Más de la mitad de ellas se encuentran a las puertas de la exclusión social.
No ha sido 2023 un buen año, le ha contado a la agencia Efe Eva García, que es la autora del informe. En España hay 116.000 menores de edad más en la espiral. Y los números andaluces no se han lucido precisamente. El informe, que ha tenido como fuentes principales las encuestas de las condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística, coloca a Andalucía como la cuarta región de España con una peor evolución desde 2022 a 2023. La conocida como tasa Arope (porcentaje de personas en riesgo de pobreza y exclusión) entre niños y adolescentes indica un aumento porcentual de 3,8 puntos, solamente por detrás de Baleares (8,1), Comunidad Valenciana (7,9) y Cantabria (4,1).
La pobreza monetaria como punto más débil
El estudio de Plataforma de la Infancia dedica un apartado específico a la situación de Murcia, Extremadura y Andalucía por sus elevados índices de pobreza. De las tres, la andaluza es la que “muestra los peores resultados”, aclaran. “La población infantil y adolescente en esta región es particularmente vulnerable”, con tasas superiores a la media nacional y al grupo de regiones meridionales en los parámetros de pobreza monetaria (42,5%), hogares con precariedad de empleo (10,4%) y privaciones materiales agudas (14,6%). “Es relevante destacar”, continúa el informe, “que todos estos factores han aumentado en el último año, siendo el riesgo de pobreza monetaria el que ha experimentado el mayor incremento, con un aumento de 4,4 puntos porcentuales”.
Los problemas de la pobreza no se vinculan únicamente a la situación de carestía de los bienes básicos, avisa la Plataforma de la Infancia, que explica las consecuencias de la pobreza en la población menor de edad. No sólo de plan vive el hombre ni a la larga se nutren los menores. Porque los niños en riesgo de exclusión son más propensos a sacar peores notas en la etapa educativa y abandonan los estudios antes de la edad obligatoria, factores ambos que afectan también, como subraya el análisis, al desarrollo social y económica del país entero.
Concernido por este particular, el director de la Plataforma de la Infancia, Ricardo Ibarra, ha urgido a la necesidad de que el Estado emplee más gasto para reducir estas potenciales bolsas de pobreza –material en lo inmediato y humano a medio plazo– y ha destacado la necesidad de adoptar medidas como el incremento de las ayudas a la crianza, aumentar los permisos parentales remunerados de cuatro meses y dedicar más fondos al Ingreso Mínimo Vital.
El modelo productivo andaluz como responsable
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) ha advertido de que, a pesar de que las cifras macro en términos de crecimiento económico apuntan a mejoras de la situación económica de los hogares, “la realidad es mucho más compleja y apunta, por ejemplo, cómo la infancia y los niños son uno de los colectivos que más sufre la pobreza y la precariedad”. La vicecoordinadora de la entidad, Macarena Olid, ha subrayado que las cifras en este ámbito son “realmente aterradoras en Andalucía”. “La región no sólo tiene casi 13 puntos porcentuales por encima de la tasa de pobreza infantil que en el conjunto de España, el importante repunte producido en Andalucía” el último año. Apdha atribuye la situación en Andalucía al modelo productivo que, “basado en el sector servicios y el turismo, está extendiendo la precariedad y los bajos salarios”, según ha recogido Europa Press.
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