Andalucía registra más de cien casos de malaria y 47 de dengue el año pasado
La combinación de altas temperaturas y humedad favorece la propagación de insectos
La Junta pone en marcha un plan de actuación para la “vigilancia y control” de vectores
Las plagas de mosquitos se adelantan en Sevilla tras las lluvias y ante las altas temperaturas
La combinación de lluvias, calor y levante da origen a una "espectacular plaga" de mosquitos en Doñana
Sevilla/Si algo aprendimos durante la pandemia de Covid, es que pocas enfermedades son autóctonas; un virus surgido en una ciudad de China obligó en pocas semanas a confinar a toda la población del mundo como nunca antes. La movilidad de personas y mercancías que desafían el desfasado modelo de fronteras impermeables, hace que el concepto de enfermedad endémica sea cada vez más difuso. No importan cuán lejana parezca, siempre acabará llegando. En plena propagación de mosquitos acelerada por la combinación de humedad (por las últimas lluvias) y altas temperaturas, condiciones ideales para su multiplicación, se ha conocido que tan solo el año pasado, estos insectos han sido los responsables de que la comunidad autónoma andaluza hasta registrado más de cien casos de malaria, 47 de dengue y 76 de leishmaniasis que pensábamos propias de otras latitudes.
Se trata enfermedades transmitidas por insectos (malaria, exantemática mediterránea, dengue, fiebre del Nilo Occidental o leishmaniosis, entre otras), cuya reemergencia se vincula al cambio ambiental global, suponen actualmente el 17% de las enfermedades transmisibles a nivel mundial y causan más de 700.000 muertes al año en el mundo. No son ajenas a Andalucía, así durante el año pasado se declararon casos importados, confirmados y probables de dengue (47) o malaria (101), o autóctonos como leishmaniasis (76) o Fiebre del Nilo (2), que causaron tres muertes en la comunidad autónoma a pacientes, en la mayoría de los casos, con patologías previas, una por leishmaniasis (varón de 81 años), una por paludismo (mujer de 68 años) y una por fiebre del Nilo, mujer de 84 años de la localidad de Arroyomolinos de León en la provincia de Huelva.
Según informó la Junta de Andalucía durante la semana pasada con motivo del Plan Estratégico Andaluz para la Vigilancia y Control de Vectores Artrópodos con incidencia en Salud (PEVA), presentado tras el Consejo de Gobierno, se insiste en la necesidad de “marcar las líneas estratégicas y las actuaciones de vigilancia y control de este tipo de enfermedades”.
El PEVA parte del hecho de que “Andalucía es un territorio de gran extensión, con población muy dispersa, gran variedad y riqueza de ecosistemas y una situación geográfica que constituye frontera natural con terceros países, propenso, por tanto, a la localización de vectores transmisores de enfermedades, así como de relevante sensibilidad al cambio climático”.
Desde el Ejecutivo andaluz se recuerda que la puesta en marcha del Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental (FNO), tras el brote masivo de esta enfermedad en 2020, supuso el desarrollo de un conjunto de actividades preventivas, de vigilancia y control vectorial (mosquitos en este caso) que han supuesto una mejora de la salud de los andaluces al actuar con antelación a los problemas derivados de esta enfermedad. Este programa ha conseguido que los valores de infectados y las defunciones por la FNO se reduzcan de manera muy significativa en los años siguientes a su aplicación, siendo modelo de otras comunidades españolas y europeas.
El principal investigador de la Estación Biológica de Doñana, Jordi Figuerola, reconocía que “no se trata de ninguna novedad, ya que se repiten año tras año, hay que tener en cuenta, por ejemplo, que España afronta al año unos 800 casos de malaria”. Se trata “de casos importados de viajeros que regresan de zonas donde este tipo de insectos propagan esas enfermedades, ya que es muy complicado que se den las circunstancias para que se transmita a otras personas, pero puede darse; por ejemplo, en Cataluña recientemente hubo dos casos de dengue en personas que no habían viajado. Ahora mismo, en Sudamérica está viviendo un mayor número de casos de dengue y es más que previsible que lleguen hasta nuestro país”.
Respecto a la malaria, se trata de “un protozoo que en España se había erradicado en los años 60 y que ha pasado de darse en países tropicales a detectarse casos en países desarrollados. Así, por ejemplo se pueden dar casos hasta en Finlandia, como de hecho se han dado, hasta en las marismas de Sevilla”. A juicio de Figuerola, tanto el cambio climático como el cambio de la movilidad de las personas en todo e mundo,” favorece la propagación de casos”.
Para evitarla, propone algo relativamente sencillo: “este tipo de mosquitos tiene predilección por los lugares húmedos; por ejemplo, cualquier recipiente que tengamos en el balcón de casa con agua, el plato de una maceta por ejemplo, con las altas temperaturas, se convierte en un lugar donde se reproducen”. Figuerola recuerda, por ejemplo, que en Madeira se está viviendo un importante brote de dengue que podría llegar a Gran Canaria y se están comenzando a ver en algunos barrios de la capital”. Se han detectado también en Italia o Francia con lo que los casos podrían ser “decenas o centenares”.
Por todo ello, el control de esos brotes es “fundamental, sobre todo en lo que se refiere a las medidas que se pueden poner en práctica por parte de los ayuntamientos en los desagües o los imbornales. Si no se hace nada, la propagación puede acelerarse de una manera más que notable”, por lo que las labores de fumigación que se llevan a cabo durante estos días, se antojan fundamentales.
Para la elaboración del PEVA se crearon grupos de trabajos específicos para cada vector, formados por expertos nacionales en cada uno de ellos, cuyos trabajos se han ido integrando bajo la tutela de un comité director y apoyados metodológicamente por la Escuela Andaluza de Salud Pública. Así, han participado más de 40 expertos y gestores de riesgo de diferentes ámbitos de conocimiento, como entomólogos, médicos y epidemiólogos, químicos, farmacéuticos y veterinarios. Igualmente, este plan ha sido sometido a tramites de audiencia pública e información de todas las administraciones, incluidas las locales a través de su órgano de representación y a las ocho diputaciones provinciales, para que pudieran aportar desde sus propias perspectivas.
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