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Andalucía hace frente a la sequía más prolongada desde los años 60

Las lluvias aportan 9 hectómetros cúbicos al Guadalquivir en espera de las escorrentías

Moreno advierte de que la próxima ventana de precipitaciones se espera en marzo o abril

Las aguas residuales como solución a la sequía en Andalucía

Los embalses que abastecen a Sevilla siguen perdiendo agua y apenas hay para aguantar un año

Estado en el que se encuentra el embalse de Los Hurones en la provincia de Cádiz. / Julio González

Sevilla/La Agencia Española de Meteorología (Aemet) anuncia un cambio del tiempo, pero no en la dirección que debería hacerlo. Las lluvias que se han extendido durante varios días a lo largo de la comunidad, dejan paso a un descenso acusado de las temperaturas. Después de unos meses de septiembre y octubre en los que las precipitaciones ofrecieron un respiro en forma de borrascas con nombre (Bernard y Ciarán) noviembre ha discurrido con máximas por encima incluso de los 25 grados y más recientemente una bajada de las mínimas. Poco más y sin rastro de lluvia. Y así seguirá.

Las precipitaciones de los últimos días, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, apenas han aportado 9 hectómetros cúbicos al menos hasta la tarde de ayer, pasando de los 1.502 hectómetros cúbicos embalsados hasta los 1.511, lo que supone un 18.7% de su capacidad total. Habrá que esperar las aportaciones de las escorrentías a los distintos embalses andaluces que son especialmente importantes en las provincias de Huelva y Cádiz, donde más de han hecho notar.

No obstante, la comunidad sigue en riesgo extremo. Tanto que en el pasado Debate sobre el Estado de la Comunidad, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, encendió todas las alarmas al sostener que, según las previsiones en poder del Ejecutivo, los meses de diciembre y enero se prevé que sean secos, mientras que febrero ofrece alguna posibilidad de que la situación mejore. No obstante, “parece que la próxima ventana de precipitaciones, no se abre hasta marzo o abril”.

De confirmarse, la situación será algo más que crítica. Tanto que el Gobierno andaluz tiene previsto aprobar el próximo martes su cuarto decreto contra la sequía con medidas para optimizar un suministro que, aunque parece garantizado en las grandes ciudades, tendrá limitaciones en el consumo o, como se ha aplicado en algunos lugares, con una disminución de la presión.

Hace unos días, el portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, reconocía que en Andalucía y otras zonas próximas del sur de España, las lluvias también están más de un 25% por debajo de lo normal en el periodo que va desde e el 1 de enero de 2023 hasta el 22 de noviembre. De hecho, señalaba que en las provincias de Cádiz, Málaga y Granada las precipitaciones están un 50% por debajo de lo normal por lo que en Andalucía, esta es la sequía “más larga desde al menos los años 60 del siglo XX” aunque hay que destacar que ha habido sequías más intensas.

Se trata de una tendencia que choca contra lo que se registra en toda España, que vive un año hidrológico (que comenzó el 1 de octubre) en el que apenas suma 150 litros por metro cuadrado, es decir un 15% más que el valor medio normal que corresponde a este periodo, siempre según los datos de la Aemet. Estas precipitaciones, sin embargo, se encuentran muy localizadas en la mitad norte del país. Pese a ello, el año natural, lleva acumulado un descenso del 12% sobre el valor normal y ha llegado a 474 litros por metro cuadrado.

La sequía meteorológica sigue, por lo tanto, golpeando al sur peninsular, donde los embalses siguen en mínimos históricos, pese a las copiosas lluvias de las últimas semanas que han propiciado que 9 de las 17 cuencas hidrográficas españolas superen el 50 % de su capacidad.

Las cuencas de Guadalete-Barbate, Guadalquivir apena alcanza el 20 % de su capacidad, en claro contraste con las de la mitad norte peninsular donde nueve rebasan el 50%, o la del Tinto-Odiel-Piedras que casi roza el 60%, aunque su capacidad de almacenamiento es más pequeña. Otra de las cuencas, severamente afectada por la falta de lluvias, es la del Guadalquivir que ha caído incluso por debajo del 18,8% de su capacidad en la última semana.Eso ha llevado a declarar en emergencia las demarcaciones de la Rivera de Huelva, Bembézar-Retortillo, Sierra Boyera, Montoro-Puertollano, abastecimiento de Córdoba y de Jaén, con datos del Informe de la Sequía del Ministerio de Transición Ecológica.

La de Guadalete-Barbate, al 15%, es la cuenca que arroja el porcentaje más bajo de toda España por lo que días atrás, la Junta de Andalucía declaró la situación de “excepcional sequía” en zonas de la demarcación con medidas de ahorro del agua para poder alcanzar el 20% de reducción en el abastecimiento urbano e industrial. La sequía también afecta de manera grave a otras cuencas de la mitad sur peninsular, donde los niveles de agua son alarmantes: Segura (20,4 %), Mediterránea Andaluza (21,1 %) y Guadiana (25,3 %).

La ligera situación al alza a nivel nacional es la consecuencia de las persistentes e intensas lluvias de las últimas semanas, que aunque no han conseguido paliar la sequía meteorológica en el conjunto del país, han dejado un octubre muy húmedo con un valor sobre la España peninsular de 105,1 litros por metro cuadrado, lo que representa el 135% del valor normal del mes.

Afectará a los pueblos pequeños

El secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), Pedro Parias, se ha mostró convencido de que no habrá restricciones de agua en las grandes ciudades andaluzas, pero advirtió también de que “sí puede haber problemas en municipios más pequeños”, puesto que la mayoría de las grandes capitales están “enganchadas” a los embalses que se gestionan de acuerdo a los planes de sequía donde se les da una garantía para que, al menos, tengan uno o dos años de agua.

No obstante, en algunas zonas de Málaga se han rebajado en los últimos días los niveles máximos de consumo, con unos límites a la baja para extender las reservas. También en Cádiz, incluso en la capital, se ha optado por reducir la presión del suministro en un intento de reducir al máximo los consumos.

Sevilla cuenta con 200 hectómetros cúbicos en sus embalses actualmente, lo que representa “casi dos años” de agua. En Granada, según explicó, “no tiene ningún problema”, aunque apuntó directamente a Jaén como una de las que deberá contar con recursos no convencionales de pozo. Los municipios más pequeños “sí pueden tener problemas”, especialmente la costa y la sierra, “donde las fuentes tradicionales, que son manantiales o pozos, se han agotado”.

No obstante, Parias recordaba que la sequía “tan larga” que se vive, teniendo en cuenta que, desde 2014, está lloviendo por debajo de la media, pero se mostraba orgulloso de la gestión del agua que se hace en Andalucía. “La comunidad tiene el 86% de su regadío con técnicas de riesgo localizado. Esto no pasa en el mundo entero. Estamos a nivel de Israel”, ha apuntado.

En este punto, Parias indicó que Andalucía ha llegado “al máximo” en la superficie de regadío, al tiempo que destacó “la parálisis inversora” por parte del Gobierno central en este asunto. “El Ministerio no está por la labor de hacer obras de regulación, trasvases u obras que incrementen los recursos”.

En este apartado coincide con lo que ha mantenido en repetidas ocasiones la Junta de Andalucía, que alardea de inversiones en materia hídrica, mientras que afea la actitud del Ejecutivo central. De hecho, en los Presupuestos autonómicos para el año que viene, se prevé una inversión de 501 millones de euros, un 11,9% más que el año pasado y una cantidad que supone multiplicar casi por dos lo que se consignaba en el año 2018.

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