Andalucía deja atrás el pico de una quinta ola sin necesidad de más restricciones
El efecto de las vacunas provoca que la curva de contagios no haya provocado una presión hospitalaria inusitada
El Supremo rechaza el recurso de la Junta contra el auto del TSJA que tumbó el pasaporte Covid en el interior de los locales de ocio nocturno
La quinta ola de la pandemia de Covid comenzó en Andalucía el pasado 25 de junio. Fue entonces cuando se produjo el cambio de tendencia en los datos de incidencia acumulada a 14 días, que sigue siendo el dato de referencia a pesar de que las vacunas han hecho que esta variable pierda relevancia en favor de los datos de presión hospitalaria. Entonces, con una tasa de 180,7 casos por 100.000 habitantes en la comunidad, comenzó una quinta escalada que finalizó el 1 de agosto, cuando se alcanzó el pico de esta elevación, con una tasa de 652,5 contagios en Andalucía. 16 días después se puede afirmar que la curva vuelve a caer con fuerza, ya que se ha dejado un tercio de su potencia en este periodo, y que empieza a tener su impacto en un leve descenso en la presión hospitalaria.
La quinta ola ha funcionado igual que las cuatro previas, pero con una diferencia importante en las magnitudes. La transmisión del SARS-CoV-2 sigue siendo alta, con cifras de contagios diarios que se acercaron a las registradas en la tercera ola, la del pasado invierno. Esos contagios acabaron provocando un aumento de los ingresos. El número de hospitalizados en planta se multiplicó por tres desde su cota más baja, alcanzada el 1 de julio, mientras la cantidad de pacientes en UCI se ha duplicado en un periodo similar. La novedad es que mientras que la quinta ola de contagios ha superado con creces a la cuarta, su hermana, la ola de presión hospitalaria no ha llegado a alcanzar la curva anterior, registrada entre marzo y mayo al albur de la relajación de restricciones que se vivió al inicio de la primavera.
Hay otra novedad en esta nueva ondulación provocada por el Covid y es la herramienta que se ha utilizado para hacerla remitir. En las cuatro anteriores la incidencia sólo caía después de aplicar restricciones que limitaran las relaciones sociales y, por lo tanto, la circulación del virus. El paradigma de esa gestión fue el duro confinamiento de la primavera de 2020, que hizo posible casi eliminar la circulación del virus. Pero el SARS-CoV-2 tiene una capacidad de transmisión altísima, lo que provocó nuevas oleadas en una población que apenas tenía medios naturales para luchar contra este nuevo patógeno. El hecho diferencial que ha permitido controlar la presión en los hospitales pese al alto número de contagios es el creciente porcentaje de población que ya tiene la pauta completa de vacunación.
Las vacunas disponibles en Europa -Pfizer, Moderna, Astrazeneca y Janssen- no son profilácticas, es decir, no impiden el contagio, pero sí evitan en un altísimo porcentaje la aparición del Covid en sus versiones más graves. Además, hay estudios que indican que una persona vacunada tiene menos capacidad de contagio que una que no lo está y que es más difícil contagiarse si se ha pasado la enfermedad o se ha recibido el fármaco. De ser esto así, cada vez será más difícil para el SARS-CoV-2 saltar de un individuo a otro, sobre todo si se tiene en cuenta que el 79,4% de los andaluces tienen ya al menos una dosis y el 64,8% tienen la pauta completa. Esos porcentajes suben al 85,15% y al 73,6% si se tiene en cuenta sólo a la población mayor de 12 años, es decir, las personas que pueden ponerse los fármacos aprobados hasta el momento, ya que ninguno tiene el aval de la Agencia Europea del Medicamento para utilizarse en niños.
La caída del número de contagios esta vez sólo puede achacarse al aumento del número de población protegida contra el virus, ya que las restricciones se han mantenido casi intactas desde el 9 de mayo, cuando el decayó el estado de alarma y el Gobierno andaluz abrió la mano con la hostelería y el ocio nocturno. Sí es cierto que el plan de la Junta era seguir eliminando restricciones, pero la quinta ola, al abrigo de la variante delta, aún más contagiosa, ha truncado las ideas del Ejecutivo de Juanma Moreno. No ha habido relajación de las limitaciones, pero casi tampoco aumento de las mismas.
Sólo las localidades donde hay más de 1.000 casos acumulados y tienen más de 5.000 habitantes sufren una medida extraordinaria, un toque de queda nocturno de 02:00 a 07:00. Esto, por sí sólo, no sirve para hacer caer la quinta ola. No más de una veintena de localidades han pasado por este cierre nocturno y, de hecho, con la caída de la incidencia sólo cuatro municipios tendrán toque de queda esta semana: Villaverde del Río, en Sevilla, y Bailén, Mengíbar y Villanueva del Arzobispo, en Jaén. La otra medida que la Junta quiso aplicar, el requisito de presentar el pasaporte Covid o test negativo para acudir a interiores de locales de ocio nocturno, acabó tumbado por el TSJA por considerar que la medida no era idónea.
El Supremo ha avalado la decisión del Alto Tribunal andaluz al denegar el recurso del Gobierno de Juanma Moreno contra el auto que el pasado 6 de agosto tumbó el pasaporte Covid. El Supremo comparte con el TSJA la falta de justificación de la medida propuesta, que se postulaba de forma general para todo el territorio andaluz, con independencia de la tasa de incidencia del municipio, sin vinculación a su situación sanitaria y a su evolución. andaluza, inciden restrictivamente en elementos básicos de la libertad de circulación y del derecho de reunión”. El Supremo afea que la medida sólo se aplique en locales de ocio nocturno “y no a otros similares o con semejante problemática”.
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