Andalucía, a la cola de Europa en calidad educativa
El estudio de un catedrático de la Olavide desvela que son muy pocos los alumnos que logran la excelencia.
Una educación muy extendida, pero de escasa calidad. Éste es el resumen que se extrae sobre la enseñanza andaluza del análisis Educación y Desarrollo. PISA 2009 y el sistema educativo español, coordinado por el catedrático de la Universidad Pablo de Olavide e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Antonio Villar, para la Fundación BBVA. Según dicho estudio, y partiendo de los datos del último informe PISA elaborado por la OCDE -en el que participaron 75 países y 14 comunidades españolas (excepto Valencia, Castilla-La Mancha y Extremadura)-, Andalucía se encuentra a la cola de Europa en el índice de desarrollo educativo, una situación que obedece, principalmente, al reducido número de alumnos que en sus aulas logran la excelencia. Y ello, pese a que la igualdad de oportunidades para acceder al sistema de enseñanza de esta región es aceptable.
El análisis del catedrático de la Olavide destaca que la diferencia de los resultados educativos entre las autonomías españolas es semejante a la que existe entre los países europeos evaluados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el informe PISA. De esta forma, los resultados que un menor español obtenga en la enseñanza obligatoria dependen mucho de la región en la que se matricule. En este sentido, la brecha es bastante considerable entre el norte y el sur peninsular. Un país con dos velocidades distintas en cuanto a educación se refiere.
Para este estudio, Villar parte de los conceptos acuñados por el informe PISA 2009 para evaluar a los estudiantes de 15 años, que en el sistema español corresponden a los de cuarto de ESO, el último de la enseñanza obligatoria. El criterio que determina la posición que ocupan las comunidades en el ámbito nacional es el índice de desarrollo educativo, en el que se pondera el rendimiento (obtenido a partir de los resultados del test de PISA), la equidad (la igualdad de oportunidades para los alumnos) y la calidad (el porcentaje de estudiantes que obtienen los niveles superiores de competencia, es decir, la excelencia).
Andalucía se sitúa en los últimos puestos del ranking de las 14 regiones españolas evaluadas por PISA -sin contar las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla-, empatada con Baleares y Canarias en el número de puntos por índice de desarrollo educativo (57). Dicha cifra la mantiene a gran distancia de las comunidades que coronan esta lista, que son Castilla y León (97), Madrid (95) y La Rioja (93), las cuales superan ampliamente la media española, establecida en 76 puntos. Por tanto, la enseñanza andaluza se encuentra por debajo de este promedio, el cual es ya de por sí muy inferior en comparación con los 15 países europeos examinados por la OCDE. No en vano, España es la última por tal concepto en Europa, con una puntuación de 75,9, por detrás de países como Portugal (86,1), Luxemburgo (84,9) y Austria (80,7).
¿Cuál es el motivo que lleva a Andalucía a colocarse en la cola de España y, por ende, de Europa? La respuesta a esta situación es la misma que se le puede dar a la posición española en el Viejo Continente: la falta de una mayor calidad en la enseñanza, o lo que es lo mismo, la necesidad de que los alumnos que ultiman la educación obligatoria alcancen mejores resultados para su posterior desarrollo profesional. En el caso de España esta calidad tiene una puntuación de 44,4 frente al primer país, Finlandia, que obtiene 215,9 (casi 172 puntos de diferencia). Sin embargo, dentro del mismo Estado las diferencias son también notables. Aunque ninguna comunidad española supera en calidad la media de la OCDE -establecida en 100 puntos-, hay algunas que se acercan a este promedio, como Castilla y León y Madrid, con 87 y 84 puntos, respectivamente.
Estos datos están relacionados con el índice de pobreza relativa, que muestra el porcentaje de alumnos que no logran un mínimo de comprensión en las distintas materias analizadas(nivel 2) para desenvolverse con autosuficiencia. En este aspecto sí existe cierta diferencia entre España y Andalucía. Mientras el país se encuentra en una posición intermedia y no demasiado grave en el marco europeo -donde países con buen desarrollo educativo como Francia dejan a muchos estudiantes "en la cuneta", en palabras de Villar-, en la comunidad andaluza dicho índice se empeora en 50 puntos sobre la media española y casi en 100 sobre el de Navarra y Castilla y León, donde es muy reducida la proporción de estudiantes que se quedan en los niveles más inferiores.
Respecto al rendimiento, criterio basado en los resultados del PISA, el análisis concluye que la diferencia que sobre este aspecto guardan las comunidades es equivalente a un año y medio de escolarización, por lo que se certifica la distinta velocidad que tiene la educación entre el norte y el sur de España, una brecha que, pese al avance de la enseñanza durante las dos últimas décadas, aún no se ha superado.
Este distanciamiento es trascendental a la hora de valorar su influencia sobre el crecimiento económico de las regiones. Aunque el catedrático de la Olavide parte de la premisa de que "una mayor riqueza no implica una mejor educación, es evidente que una mejor educación sí genera ventajas en la generación de renta y empleo". Los resultados internacionales avalan la tesis de Villar, según la cual, la obtención de 50 puntos más en las pruebas PISA supone un aumento de casi un 1% en la tasa de crecimiento económico. El análisis incide en que para ello la educación no debe regirse por los años de escolarización, sino por los conocimientos que realmente se han asimilado durante la formación obligatoria, es decir, la adquisición de los niveles de comprensión, o en otras palabras, la calidad que tanto distingue a una región de otra. De hecho, el análisis plantea la posibilidad de que el renta per cápita andaluza aumente un 0,77% si obtuviera los mismos resultados en el informe PISA que Castilla y León.
El informe de Villar, por tanto, concluye que la falta de excelencia entre los alumnos andaluces es el talón de Aquiles de un sistema educativo que "ha logrado extenderse en cantidad, pero no lo ha hecho en calidad", según palabras del catedrático de la Olavide.
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