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Alejandro Sanz y Manuel Alejandro se reencuentran en el Día de Andalucía

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Alejandro Sanz y Manuel Alejandro se saludan tras recibir el reconocimiento de Hijo Predilecto. / José Ángel García

Que en la vitrina de su casa haya una veintena de premios Grammy puede invitar a pensar que convertirse en Hijo Predilecto de Andalucía para él sea un reconocimiento más en su carrera, una forma de agradecer el haber llevado nuestra cultura y raíces a lo largo y ancho de medio mundo. El que conozca, aunque sea en lo más mínimo, la carrera de Alejandro Sanz, sabrá que convertirse en Hijo Predilecto de Andalucía es mucho más que un simple reconocimiento.

Un reencuentro con sus raíces, esas que desde pequeño María la de Alcalá y Jesuli el de Algeciras supieron inocularle para que hiciera de Andalucía la madre de todas sus musas, y una gran recompensa a todos los sinsabores de la vida, una perfecta comunión con ese "niño que da saltos en su interior por un instante de felicidad absoluta", eso es lo que supone convertirse en Hijo Predilecto de Andalucía para Alejandro Sanz, al menos así quiso transmitirlo durante la entrega de las Medallas de Andalucía en el Teatro de la Maestranza. "Después de treinta años de profesión, este reconocimiento me hace sentir como al principio de mi carrera. Elegí a Andalucía y ahora ella me elige a mí, no se me ocurre una demostración de amor más grande que ésa", expresaba el madrileño de nacimiento y andaluz de convencimiento.

Siempre con Andalucía en el corazón (no hay concierto en el que no saque la verde y blanca), el artista se mostró extasiado con el reconocimiento. "No sé si son conscientes de lo que han hecho, pero ahora mismo tengo dentro mí un niño que da saltos de alegría; siento que todo ha merecido la pena, todos los sinsabores, todas las penas, por este instante de reencuentro con mis raíces más profundas", así se expresaba el autor de Corazón partío, que se ha permitido el lujo de experimentar los nervios que todo hijo siente ante la atenta mirada de una madre que orgullosa disfruta del éxito de su criatura.

Alejandro Sanz interpretando su versión del Himno de Andalucía. / José Ángel García

Encargado de interpretar el Himno e Andalucía en una versión muy personal, al más puro estilo Alejandro Sanz, el artista ha sido el último en subir al escenario del Teatro de la Maestranza a recoger su conmemoración, que también comparte con su padrino Manuel Alejandro y con quien se fundió en un abrazo de eso en los que apetece romperse. Ya fuera por la emoción del momento, por relajarse después de tanto nervio o quizás por saberse observado por esa madre ante la que jamás se falla, el del alma al airequiso empezar su discurso antes de que lo mandasen las reglas protocolarias (primero el presidente de la Junta de Andalucía, luego el Hijo Predilecto).

Alejandro Sanz, siempre con Andalucía en el corazón

Mucho que decir, aunque condensado, Alejandro Sanz recordó a su familia, a su madre, la de "la risa escandalosa" y a su padre, ese que le dio la vida y que le habría vitoreado con "ole bajito". A su tía Pepi y a su adorado tío Paco, con el que compartió conciertos en Nueva York y al que no se cansa de echar de menos. "Tengo un tesoro de afectos y a todos los llevo en ese preciso momento", expresaba el artista, para el que también había lugar, como no, para el flamenco, para el otro Paco de su vida, su compadre Paco de Lucía. "De todas las orfandades me libra hoy Andalucía, que me elige entre sus hijos junto a mi padrino; la vida nos la debía", expresaba el artista, que lleva toda una vida ligado a Manuel Alejandro, pero ha sido Andalucía la que los ha vuelto a juntar.

Breve en su discurso, ya habría tiempo para la emoción cantada, Alejandro Sanz remató su discurso como remata sus conciertos, disparando en el alma de los asistentes. "Perdóname, madre mía, por buscarte en cada verso, en cada rota, y toma mi alma rota para siempre, para que la pongas en el cabecero de la cama o encima de tu colcha, quédatela, Andalucía, que ya era tuya a pedazos y ahora es toda tuya", así finalizaba el del corazón partío su discurso y ponía en pie a un auditorio que no sólo disfrutó de la zalamería del artista, que se deshizo en aplausos cuando hizo su personal interpretación del Himno de Andalucía.

En un acto conducido por Eva González, impecable con un vestido gabardina de color verde firmado por Antonio García, la entrega de las Medallas de Andalucía tuvo momentos puntuales para la emoción. Ocurrió cuando un grupo de niños, desde sus clases, explicaron lo que para ellos significa Andalucía arrancando más risas que lágrimas "Juanma, me podéis dar una medalla", expresó uno de los pequeños. O cuando se homenajeó a sus profesores y al esfuerzo que hicieron en lo más duro de la pandemia. Pero los momentos de mayor emoción siempre fueron de la mano de la música. Ocurrió cuando Kiki Morente entonó el Defender Andalucía de su padre Enrique. Y, sobre todo, cuando Manuel Alejandro, ahora hermano de la misma madre de su ahijado, abrió la ceremonia interpretando una de sus letras más célebres: Háblame del mar, marinero.

El momento más emotivo de Manuel Alejandro

Con el respeto del que se sabe torero en una plaza que no es la suya, el maestro de maestros navegó por sus versos pausado y con delicadeza, en un sosegado viaje por las emociones más íntimas. "He llevado a Andalucía por todas partes, pero sobre todo dentro de mí; llevo setenta años en Madrid y hablo como hablo, andaluz. Lo hablo, lo presumo, lo bebo y me como a Huelva entera", expresaba el autor de muchos de los grandes éxitos de Rocío Jurado o Raphael. Responsable de algunas de las letras más célebres de la música de nuestro país, Manuel Alejandro se atrevió a "canturrerar sin ser cantante inspirado por la luz del sur, del mar, del que no se pierde ni un verano".

Manuel Alejandro interpretando 'Háblame del mar, marinero'. / José Ángel García

Por fin Hijo Predilecto de Andalucía, el jerezano dejó constancia de que la vida para él es alegría. "Saco la lágrima en la canción, pero en el momento en el que dejo el piano busco reírme con lo que sea", toda una filosofía de vida para alguien al que la vida le arrebató lo que más quería. "Este premio lo comparto con mi mujer, que se me fue hace poco. Mis suegros eran de Córdoba y Granada, así que todo queda en nuestra tierra, somo s hijos predilectos los dos", expresaba con ternura el compositor.

Unidos en torno a una pila bautismal hace más de 50 años, padrino y ahijado se ha vuelto reencontrar en el sendero de la vida para se acogidos en el seno de una misma madre, Andalucía. Compañeros de profesión y responsables de algunas de las letras más icónicas de la música, este par de tocayos ahora se saben hermanos que, unidos por ese hilo con el que la madre tierra nos enlaza, ahora podrán llevar a gala que ya son Hijos Predilectos de Andalucía.

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