La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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Córdoba/Encontrar ADN de los restos óseos y las piezas dentales hallados en la hoguera de la finca de Las Quemadillas es el objetivo principal del equipo de expertos encargados de la investigación de los pequeños Ruth y José. Ayer se dio un nuevo paso en esta dirección, ya que el juez que instruye el caso, José Luis Rodríguez Lainz, autorizó la toma de muestras de ADN de los padres de los menores, José Bretón y Ruth Ortiz, para contrastar su resultado con el que se obtenga del análisis de los restos por la Universidad de Santiago de Compostela.
Un grupo de peritos se desplazaron ayer tras recibir la autorización del magistrado hasta la prisión de Alcolea, acompañados por el letrado de José Bretón, Baldomero Sánchez de Puerta. Todo el equipo accedió a la cárcel sobre las 11:00 y permaneció en el interior durante unas dos horas. Fuentes cercanas al caso, detallaron que se realizaron "las pruebas indubitadas, que consisten en introducir en la boca del preso dos bastoncillos para sacarle saliva", a fin de extraer el ADN.
Tras concluir las pruebas, el abogado abandonó la prisión acompañado por el equipo de peritos y evitó en todo momento hacer ningún tipo de declaración a los medios de comunicación. No obstante, su padre, José María Sánchez de Puerta, confirmó aGrupo Joly que las muestras recogidas se enviarán hasta la Universidad de Santiago donde está previsto que se cotejen los resultados con los de los restos óseos y dentales hallados en la hoguera de la finca.
La abogada de la madre de los menores, Reposo Carrero, por su parte, confirmó que su cliente ya se ha sometido con anterioridad a dichas muestras. En este sentido, reiteró que las pruebas se realizan a tenor del informe solicitado por el juez para intentar hallar ADN de los dos niños en los restos óseos de la hoguera, que tres informes anteriores confirman que son de humanos, aunque por el momento no ha trascendido que se haya conseguido la cadena genética de dichos restos.
En dichos documentos los forenses coinciden en que los restos óseos fueron extraídos de una hoguera en la que se aplicó una plancha metálica que elevó la temperatura de las llamas a entre 650 y 800 grados, una temperatura difícil para conservar muestras de ADN, como se detalla en la investigación. De este modo, el juez instructor recoge en su último auto que Bretón acabó con la vida de los menores "nada más llegar a la parcela", en torno a las 13:40. Para ello, el padre de Ruth y José preparó una pira funeraria sobre un fondo de leña de olivo en forma más o menos rectangular, sobre el que colocó sus cuerpos cubiertos por una tela. Para provocar la combustión roció sobre ellos "importantes cantidades de gasoil" con lo que consiguió que la hoguera alcanzara una elevada temperatura durante un amplio espacio de tiempo. Encima de la fogata, según el juez, colocó una mesa de hierro para que el calor se concentrara y evitar que se generase mucho humo, ya que podía alertar a los propietarios de viviendas cercanas. Pasadas tres horas, tiempo suficiente para que los cuerpos estuviesen completamente calcinados, retiró la mesa. De esta forma, sobre las 17:14 las llamas se hicieron por primera vez visibles. Fue entonces cuando las observaron desde el Infoca.
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