Radiografía del andaluz: es de centro izquierda, prefiere al PP, es poco religioso pero participa en cofradías y romerías
28-F
Los andaluces manifiestan una intensa identidad con su comunidad, creen que en el sur se vive mejor que en el resto de territorios de España, pero se sienten tan andaluces como españoles
Los matrimonios han caído en picado desde 1980, los que se celebran son casi todos civiles pero ahora nacen más hijos de mujeres que no están casadas
1980 queda muy lejos. Para una mayoría de andaluces el referéndum de autonomía del 28-F de ese año no fue una vivencia, sino un hecho histórico que le explicaron en el colegio un día que se desayuna pan con aceite de oliva ante el insistente sonido de flautas del himno andaluz. Juanma Moreno, el presidente del Gobierno autonómico, tenía entonces nueve años; Susana Díaz, sólo cuatro. Queda tan lejos que el grupo Jarcha, que hoy es galardonado con una de las medallas de la Junta, es para muchos un completo desconocido, a pesar de que estos onubenses le pusieron banda sonora a la Transición. Los andaluces de hoy se parecen más al conjunto de los españoles que los de entonces, políticamente están más centrados, aunque siguen situados un poco a la izquierda, son mucho menos religiosos, se casan poco y se identifican más con el PP que con el PSOE, fruto de un cambio político que es reciente en este contexto histórico.
Cuando se celebró el referéndum, que inauguró un ciclo político largo para el PSOE como partido hegemónico en la comunidad, la edad media de los andaluces era de 30,6 años y su esperanza de vida al nacer era de 74,5 años. Hoy son más mayores, la edad media es de 41,7 años, y la esperanza de vida es de 81,4 años. Las andaluzas son las más longevas del mundo después de las japonesas. 84 años de media. Los matrimonios han caído en picado, hasta la mitad, y ahora nacen más niños de mujeres que no están casadas ni civil ni religiosamente. Y aunque la renta per cápita es la más baja de España -en eso ha habido pocos cambios-, el 60,6% de los andaluces considera que en su comunidad autónoma se vive mejor que en el resto.
Este dato, extraído del último barómetro del Centro de Estudios Andaluces, puede considerarse paradójico. Es cierto que 2024 no es un año de penuria económica y eso influye de modo especial en una comunidad que crece mucho en tiempos de bonanza, pero cae a plomo en períodos de crisis, aunque resulta revelador que sólo el 12,8% de los consultados cree que en Andalucía se vive peor. ¿Las razones? La mayor parte responde que se debe al clima y una cuarta parte, a la filosofía de vida. Una encuesta que realizó el grupo Mutua Propietarios señaló a Andalucía como la comunidad que elegirían una mayor parte de españoles si cambiase de domicilio.
Fuerte enraizamiento
Manuel Pérez Yruela, catedrático de Sociología, definió como la paradoja de la satisfacción la renuencia de los andaluces al cambio político. De algún modo, para los andaluces que vivieron la Transición, los gobiernos socialistas habían logrado alcanzar los niveles de vida a los que se aspiraba entonces en una Andalucía cuya singularidad residía en que era diferente al conjunto de España. La satisfacción frenaba la alternancia, aunque el inmovilismo ya arrastraba signos de deterioro. Esto comenzó a cambiar a principios de la segunda década del siglo XXI, y fraguó en las elecciones de 2018, cuando el PSOE perdió el poder de la Junta.
Aun así, hay patrones inamovibles, y entre ellos el que figura en el primer puesto del pódium es el desempleo, citado una vez tras otra como el principal problema de Andalucía, hoy 2024 y, entonces, en 1980. Es más, la primera encuesta que se realizó en Andalucía, que es de 1967, reflejaba ese mal que, entonces, estuvo detrás de la emigración masiva de andaluces a Madrid, Barcelona y Bilbao.
Isidoro Moreno, catedrático de Antropología, sostiene esta diferencia entre los datos de renta y la creencia de que aquí se vive mejor es "un poco difícil de entender sólo con explicaciones puramente racionalistas". Y añade: "Existe un fortísimo enraizamiento en este país que es Andalucía, que no es un territorio, sino un país. Andalucía, como decía Luis Cernuda, no es un sueño que unos pocos llevamos dentro, sino que la inmensa mayoría llevamos dentro, es una aspiración, y a esto se le tiene un gran apego". Comparte que son realidades difíciles de entender desde fuera, incluso desde dentro, pero no aprecia la contradicción, sino un "desencaje". "Y esto tiene dos derivadas distintas, una que es que puede ser como un cloroformo para no ver la realidad, pero la otra es que no se olvida, tenemos presente, lo que debería ser".
El cambio político
Aunque desde principios del siglo XXI, los andaluces venían expresando una voluntad de cambio político en los sondeos, éste no se materializó hasta las elecciones autonómicas de 2018. Incluso en ese año, cuando el PP tuvo que gobernar con Ciudadanos y en alianza con Vox, los andaluces se identificaban más con el PSOE que con el PP, señalaban al socialista como el partido que mejor defendía los intereses de la región, y eso es lo que ha cambiado desde entonces. Hoy, un 32% se identifica con el PP, mientras que un 12% lo hace con el PSOE en un contexto, no obstante, de desafección hacia los partidos.
Para Francisco Camas, director de Investigación de Opinión Pública de Ipsos, no es una contradicción que el andaluz medio se autoubique en el centro izquierda y se referencie en el PP porque, tal como subraya, también el PP andaluz se ha desplazado hacia el centro para buscar el grueso de los votantes. En una escala de 1 a 10, donde 1 es la extrema izquierda y 10, la extrema derecha, los andaluces se sitúan en el 5, en el último barómetro del Centra, que viene a coincidir con una diferencia de décimas con el resto de las empresas encuestadoras. La media española está algo más a la izquierda.
Para Camas, jerezano de nacimiento, lo que se ha producido "es un cambio en la percepción de los andaluces sobre nosotros mismo, esto de que Andalucía era la atrasada, la subdesarrollada, la de las fiestas y todo esto es lo que cambia, hay un rechazo de todo esto y de sentirnos, por lo menos, como el resto de las comunidades". Considera que el PP ha sabido moverse en la escala hacia una posición mayoritaria, pero que "el mensaje claro que se ha dado en las elecciones es que no queremos a la extrema derecha".
Tal como apunta Camas, los andaluces no sólo se acercan más al centro que la media española, sino que los extremos tienen menos seguidores. Según los últimos datos del Centra y del CIS sobre autoubicación, un 7,4% de los españoles se define de extrema derecha; en Andalucía, es el 2,4%. Y en la extrema izquierda, el posicionamiento español es del 11,8%, mientras que en Andalucía es del 3,3%.
Xavier Coller, catedrático de Política en la UNED y de Sociología en la Pablo Olavide, subraya el deslizamiento que ha realizado del PP andaluz hacia posiciones de centro para posicionarse mejor ante una comunidad que, claramente, está un poco más a la izquierda. Los guiños de Juanma Moreno a ex presidentes socialistas de la Junta como José Rodríguez de la Borbolla y la rehabilitación histórica del andalucista Alejandro Rojas Marcos describen bien este deslizamiento hacia el rojo por parte del partido azul.
Nada o poco religiosos y cofrades
Francisco Camas coincide en que los jóvenes andaluces aún se parecen más al resto de los españoles. "Son muy poco o nada religiosos, apenas se casan y si se casan, lo hacen por lo civil, pero los que se declaran religiosos son más religiosos que antes", apunta. Lo que sí nota es "un cambio preocupante entre los más jóvenes ante los temas de igualdad, son más reaccionarios y creo que se debe a que se ha normalizado un discurso de extrema derecha" a causa de la irrupción de Vox. En esto, Camas no hace distingos entre los jóvenes españoles y andaluces.
La escasa religiosidad de los andaluces contrasta con la alta participación popular en la Semana Santa y y en las romerías. Isidoro Moreno, que es un estudioso además de este tema concreta, sostiene que la participación masiva en estos ritos tiene varias dimensiones, "sin duda una es la religiosa, pero hay un eje central que es identitario". Para muchos andaluces, con independencia de si practican o no la religión, la romería es también una expresión de identidad con su pueblo, con su comarca o, como ocurre con el Rocío, con un ámbito geográfico más extenso. Pertenecer a una cofradía es también una ex presión de identidad local, familiar o de amistad.
En su opinión, hay un riesgo de ejercer "un monopolio de la interpretación", que es lo que la jerarquía católica pretendería con todas estas expresiones que son religiosas, según el catedrático, "pero no sólo religiosas". Para Moreno, estas aparentes contradicciones se pueden explicar con el símil del caleidoscopio: "Si lo movemos y vemos una figura, podemos pensar que ésa es la única realidad, la religiosa, pero si giramos, las piezas encajan en otra figura. ¿Cuál de ellas es la real? Ambas, es una realidad poliédrica".
Xavier Coller considera que "estamos en una secularización muy intensa, los chicos jóvenes ya no van a ir a la Iglesia, de no ser que vengan de un entorno muy conservador. Es decir, la reproductividad de la religiosidad se ha truncado desde hace algunos años. "Incluso dentro del PP", apunta este catedrático, "los sectores más liberales siguen alguna práctica religiosa, pero muy ritualista".
Ocurre algo parecido con la identidad andaluza. El 69% de los encuestados por el Centra en su último barómetro responden que se sienten tan españoles como andaluces, de lo que algunos podrían deducir, de modo equivocado, que no existe un sentimiento andaluz particular y sí que existe y, además, es muy potente. Eso lo saben muy bien los sociólogos que trabajan para Juanma Moreno, y de ahí viene su reconocimiento a los antiguos dirigentes del Partido Andalucista, como Alejandro Rojas Marcos, así como el rescate del 4 de diciembre como fiesta en la comunidad en recuerdo de las primeras manifestaciones por la autonomía y que fue le fecha simbólica preferida de los nacionalistas y de la izquierda.
Tal como recuerda Moreno, el informe de valores andaluces, realizado, entre otros por Eduardo Bericat, en 1996, los andaluces tienen un gran enraizamiento a su pueblo o su ciudad, después a Andalucía y, en tercer lugar, a España. No obstante, y a pesar de escasísimo rechazo de lo español, no hay una renuncia a mayores cuotas de autogobierno. En el barómetro del Centra de junio de 2023 un 50% de los encuestados sostiene que la Junta debería contar con más competencias.
En ese sentido, el andalucismo que se presiente en buena parte de la población andaluza es lo que algunos han llamado un "nacionalismo inverso", que aspira a parecerse al resto de España en aspectos como la renta per cápita, la cobertura médica y la modernización empresarial, pero sin prescindir de una fuerte identidad repartida entre los ámbitos municipales, provinciales y regional.
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