1975, el año luminoso en el que Triana imprimió el canon del rock andaluz
Ahora hace 50 años que se grabó 'El Patio', el disco fundacional de un estilo que nació del movimiento contracultural de Sevilla
El 'underground' andaluz
Abre la puerta, niña. Luminosa mañana. Un nuevo día. Todo es de color. El año 1975 anunciaba aire fresco, Franco no moriría hasta finales de noviembre, pero el despertar de la nueva generación que había nacido con los planes de desarrollo iba a conicidir con el final del ciclo vital del dictador. En ningún sitio como en Sevilla, ni en Barcelona ni en Madrid, la explosión cultural sería tan brillante. Las bases militares de Rota y de Morón, los hippies californianos de Diego del Gastor y la urbanización norteamericana de Santa Clara, en la misma Sevilla, fueron los detonantes de un nacimiento musical propio de inspiración anglosajona que, con el tiempo, se llamaría rock andaluz, y que tuvo su bautismo con la grabación de El Patio, el primer disco de Triana.
El Patio, ese primer elepé de Triana, no se llamaba el Patio; de hecho, no tenía ni nombre, pero la pintura de la carátula, inspirada en una fotografía de Máximo Moreno y pintada por él, llamaba a un corral de vecinos del barrio situado al otro lado del río. Pero no era Triana, aunque recordaba a sus patios, sino una imagen de un edificio que estaba situado en la plaza de San Pedro y que hace años que fue demolido. El disco terminó de grabarse en marzo de 1975, salió en abril, pero no se venderían más de 19 copias. No sería hasta la publicación de los dos siguientes elepés de Triana, Hijos del agobio y Sombra y luz, cuando el grupo sevillano adquirió notoriedad nacional y toda su obra se colocó en los primeros puestos de venta del país.
Un corral en el centro, y con fantama
Máximo Moreno había fotografiado para el arquitecto Guillermo Vázquez Conseguega las 100 casa más representativas de Sevilla, y entre éstas figuraba este corral de San Pedro. "El corral era inmenso -recuerda ahora el pintor-, creo que después del el del Conde era el más grande de Sevilla, estos corrales del centro eran muy diferentes a los de Triana y Jerez". Comenzó el disco por la contraportada, donde aparece una mujer mayor, la Dolorcita, con un estilo muy realista. "La portada es más turbia, tiene otras cosas, hay un fantasma, y es que en esos días se murió mi padre y quedé bastante hecho polvo, de hecho hay un hombre mirando detrás una ventana y una corona de difuntos".
Las portadas de los discos de vinilo se convirtieron a lo largo de la década de los sesenta y setenta en objetos de culto. Moreno pintó las portadas de los siguientes dos discos de Triana, también de Lole y Manuel y de Alameda. Por el primero de ellos cobró 5.000 pesetas. "Nunca gané dinero con las portadas ni con nada", responde con sorna.
La bibliografía suele colocar el nacimiento del rock andaluz unos años antes, con el grupo Smash, pero ciertamente es Triana y su patio los que inician un movimiento que tiene continuidad en grupos similares que surgirían tanto en Sevilla como en Córdoba y Cádiz. El periodista Ignacio Díaz Pérez, autor de Historia del rock andaluz, es de esta opinión: "El Patio' es un disco fundacional, es verdad que antes se habían hecho otros experimentos, pero es el que establece el canon. Estamos en el Tardofranquismo, aún no es la Transición, pero el franquismo ya se iba disolviendo y había un interés muy grande por experimentar con nuevas manifestaciones culturales".
Morón, Rota y Santa Clara
La música que sonaba en las radios españolas no era ésa, pero la AFN, la radio de las fuerzas armadas norteamericanas, comienzan a emitir desde Rota y Morón. Los americanos, que flotan en la efervescencia musical de los sesenta y setenta, no sólo viven en estos dos pueblos, la urbanización de Santa Clara se ha construido para ellos, y años antes, Miles David había grabado Sketches of Spain, una obra magistral inspirada en la Semana Santa de Sevilla y el Concierto de Aranjuez, una genialidad del maestro del blues. Nazario, destinado como maestro de jornaleros en Morón, se encuentra allí con un grupo de hippies californianos al que se suma Diego del Gastor. Jessica Lange y su novio Paco Grande bajan a finales de los sesenta a grabar flamenco.
El puchero estaba listo, la contracultura nació en Sevilla, ha escrito Jordi Costa. Gualberto García, que había estado en el mítico concierto de Woostock en 1969, y Julio Matito había encendido el fuego con Smash, y Gonzalo García Pelayo, el cerebro empresarial de aquellas grandes fiestas, estaba dispuesto a venderlo.
"García Pelayo -sigue Ignacio Díaz Pérez- tiene una serie de ideas, y las discográficas no se atreven, pero Movieplay había ganado mucho dinero con los Payasos de la Tele y le dio carta blanca con un sello propio que se llamó Gong, por otro grupo que él tuvo antes, fue entonces cuando comenzó a traer a los chilenos como Jara y Quilapayún".
Triana es un grupo muy simple, pero redondo: Jesús de la Rosa, un vocalista que canta con acento andaluz, al mando de los teclados; Eduardo Rodríguez Rodway, con una guitarra española, y Juan José Palacios, Tele, un percusionista que mete bulerías en la batería. La guitarra eléctrica entra y sale pero no con un intérprete fijo. El Patio es lo que hoy se llama rock progresivo, entonces se podía denominar rock sinfónico o simplemente rock, un estilo que arranca con King Crimson y Yes, y que se singulariza por temas que evolucionan con variedades hasta resultar eternos. Abre la puerta, niña, el tema que abre El Patio dura casi 10 minutos, tiene rasgados de guitarra flamenca, toques psicodélicos y un solo de batería que desde el Made in Japan de Deep Purple era casi obligatorio en todo buen grupo.
"Abre la puerta' es como un testamento de Triana -indica Ignacio Díaz-, allí está todo. Aunque Triana no hace una música con ideología, se puede intuir la apertura política, la llamada a la luz, el mundo nuevo; 'Abre la puerta' es la canción con la que el grupo cierra su concierto de San Sebastián de 1983, que es el último que tocan juntos, antes de que Jesús de la Rosa muriese en el accidente de tráfico".
Eduardo Rodríguez Rodway, que es el único de los componentes que sigue vivo, ha relatado en más de una ocasión que el rock andaluz no nació de adaptar el rock al flamenco, sino más bien de lo contario. Su relato fundacional arranca en Torremolinos donde trataba de enseñarle a un amigo inglés cómo se tocaba por bulerías y, ante el esfuerzo inútil, terminaban por probar con canciones del floklore inglés, de ahí viene la primera Adiós, Angelina, que metió por rumbas en uno de los discos de Los Payos.
Rodríguez Rodway sitúa los primeros pasos de El Patio en un estudio que montó en una casa que tuvo en la avenida de Arturo Soria en Madrid. Él había ganado dinero con Los Payos, y probaron con Lole y Manuel, pero ambos se volvieron para el Tardón. En marzo grabaron con García Pelayo de productor, y el 14 de abril salió a la calle. Tras los meses iniciales de silencio, Moveplay apenas hizo publicidad, el álbum se situaría en uno de los estandartes musicales de la década de los setenta y, para Esquire, es uno de los 20 mejores disco del rock español.
No es casual que ese mismo año, en 1975, con una historia musical y biográfica muy similar, Manuel Molina y Lole Montoya grabasen su primer disco, Nuevo día, un álbum que da inicio a una virtuosa ola de innovación en el flamenco que acompañaría Paco de Lucía y La leyenda del tiempo de Camarón.
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