Se hizo el silencio en Palomares

Manifestación en recuerdo del joven asesinado

Decenas de amigos y vecinos arropan a la familia de Jesús Rosado Jiménez en una sobrecogedora manifestación en su recuerdo

"Se te hará justicia, Jesús, hoy ya se te está haciendo", dice el manifiesto leído por una amiga de la familia

El joven, de 18 años, fue brutalmente asesinado la noche de Halloween en la puerta de su casa

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Manifestación por el asesinato en Palomares / José Ángel García

Cinco de la tarde. Palomares del Río. Cae una lluvia fina, que sigue al chaparrón que ha dejado todas las calles del pueblo empapadas y llenas de charcos. Un grupo de personas se reúne en torno al centro de servicios sociales del municipio. Es el lugar elegido para el punto de partida de la manifestación que homenajeará a Jesús Rosado Jiménez,el joven de 18 años que fue salvajemente asesinado la noche de Halloween en la puerta de su casa, en la urbanización La Mampela de este municipio del Aljarafe.

No ha arrancado la marcha cuando deja de llover. Se pliegan los paraguas, se descubren las cabezas, se abren los chubasqueros para colocarse en el pecho unas chapas conmemorativas que los familiares y amigos de la víctima reparten entre todos los asistentes. La insignia tiene un gran corazón rojo con las letras "Por Jesús" en blanco. Debajo, el lema bajo el que transcurre la manifestación: "Que el mal no dure y que el bien no se rinda".

Van llegando vecinos y amigos que acompañan a la familia de Jesús en esta manifestación. Son varios centenares de personas, quizás un millar, los que arropan a María del Carmen Jiménez, conocida por todos como Mamen, que encabeza la marcha rota de dolor. Lleva los ojos cubiertos con unas grandes gafas de sol. Apenas puede dejar de llorar. Se acerca una amiga, le pregunta algo, se acerca otra, se interesa por ella, se coge del brazo de un familiar. Junto a ella aguantan, con una serenidad admirable, los dos hermanos de Jesús. Un buen número de adolescentes cierran la primera fila. Son amigos del hermano menor.

La madre de la víctima, con gafas de sol, encabeza la manifestación. / José Ángel García

La manifestación avanza por las calles de Palomares en absoluto silencio. No hay palabras para describir la escena. Sobrecogen el respeto, el dolor y el cariño de los asistentes. Se oyen los pasos, alguna tos, el motor de un coche a lo lejos. Si uno cierra los ojos, parece que está en Semana Santa, viendo una cofradía de negro de la que ha llegado alguno de los pasos y se ha hecho el silencio entre el público.

No es frecuente una manifestación en silencio. Siempre hay una queja, una reivindicación, una repulsa. Hoy no. Hoy es día de homenajear aJesús. De recordarle con la sonrisa que pedía, cartel incluido, a todos los que querían entrar en su habitación. Ya vendrán tiempos de pedir Justicia, de reflexionar sobre esa ley del menor que hará que el presunto asesino, de 16 años, sólo pueda pasar un periodo máximo de ocho años encerrado. Pero hoy no toca eso. Hoy nadie habla.

La marcha hace varias paradas. Las personas de la cabecera se turnan. Los amigos de Jesús toman posiciones en mitad del recorrido. Quieren acompañar un tramo a la madre y los hermanos. La manifestación deja atrás la carretera de Mairena y la avenida de Almensilla, enfila la carretera Cuatrovientos y llega a la avenida del Aljarafe, en busca de su destino, el IES Palomares, donde Jesús cursó estudios de Bachillerato y Secundaria.

Momento en que la madre de Jesús Rosado Jiménez se dirige a la manifestación para dar las gracias. / José Ángel García

Uno de los hermanos de la víctima se sale de la cabecera y avanza unos metros para tomar una fotografía con su móvil. Entre la multitud, sin acaparar protagonismo en la cabecera, va el alcalde de Palomares, Manuel Benjumea. A la altura de la gasolinera de la BP, el responsable de la estación de servicio entrega a una amiga de la madre un ramo de flores y le pide que se lo dé a Mamen. La mujer agradece el detalle. Unos minutos después, la manifestación llega al instituto, en cuya puerta se lee un manifiesto.

Lo hace Alicia, amiga de la familia, que tiene que parar un par de veces. "Aquí nos tienes a todos, unidos en tu recuerdo. Desgraciadamente, este sinsentido nos ha unido y acercado a tu familia, a tus amigos, a tus compañeros, todo por ti. Nos hemos unido bajo el lema del que, estamos seguros, te sentirías muy orgulloso".

"Jesús, no nos rendiremos. Aquí estamos todos. Y todos estamos por ti. Y hoy queremos comprometernos contigo a algo: vamos a trabajar duro para que este movimiento, silencioso, pacífico, familiar, que hoy iniciamos sea el principio de algo más fuerte, algo inspirado por ti, por tu bondad, por tu entrega, por tu capacidad de esfuerzo, por tu honestidad, por tus ilusiones y sueños truncados. Se te hará justicia, Jesús. Hoy ya se te está haciendo Justicia".

La cabecera de la manifestación por las calles de Palomares. / José Ángel García

La mujer se erige en portavoz de la familia para dar las gracias. "Empiezo por las personas que no te dejaron solo aquella noche. Porque solo estabas y solo te encontraron, no se fueron y permanecieron junto a ti luchando para que te quedaras con nosotros. Ellos demostraron su valentía, su solidaridad y su compromiso con el prójimo".

El manifiesto sigue agradeciendo a los compañeros del colegio y del instituto, sus padres y madres, profesores, compañeros de remo y de la facultad en la que acababa de iniciar sus estudios. "Gracias a tu pueblo, que te ha visto crecer, por el que has paseado y disfrutado desde tu tierna infancia". Y agradece a todas las personas que han acompañado a la familia.

Final de la manifestación en la puerta del IES Palomares. / José Ángel García

Y concluye con un mensaje opuesto radicalmente al odio. "La vida sigue, sí. Y hay que disfrutarla. Por Jesús, tenedlo siempre presente: disfrutad de la vida. A esta juventud tan bonita queremos decirle que huyan de los conflictos sin sentido. Y a los adultos, recordad siempre, existe una juventud buena, honesta, diligente que lucha en la vida con esfuerzo y dedicación, como el mismo Jesús nos demostró".

Tiene fuerzas Mamen para empuñar el micrófono, sin soltar el ramo de flores que le habían entregado minutos antes, para decir una única palabra. "Gracias". Y suena una ovación. No llueve, no lo ha hecho en ningún momento de la manifestación, pero se ha puesto el sol y empieza a hacer frío. Y la humedad cala. Deja a los asistentes todavía más helados.

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