Un estafado por el Dioni de Almensilla lleva tres días viviendo en una alcantarilla: "Cualquier día nos vamos a matar aquí"

Francisco Parra, de 55 años, inicia una singular protesta para exigir una solución urgente al problema de la falta de urbanización de la urbanización Santa Iglesia

"Llevamos ya más de tres décadas así, no podemos soportar más", explica este vecino de Almensilla

El Dioni de Almensilla lamenta "haber jodido" al Sector F

Francisco Parra, estafado por el Dioni de Almensilla, vive en una alcantarilla.

Francisco Parra, de 55 años, es uno de los vecinos de la urbanización Santa Iglesia que fue estafado por el Dioni de Almensilla. Desesperado ante la situación que atraviesa, ha decidido emprender una llamativa protesta. Vivirá dentro de una alcantarilla hasta que vea al menos una voluntad de las autoridades para solucionar el problema. Así lleva tres días. No es nada comparado con el tiempo que llevan los vecinos de esta urbanización sufriendo problemas. Hace más de 33 años desde que empezaron los trámites para legalizarla y urbanizarla. Viven sin servicios básicos, sin agua corriente, a veces sin luz y sin internet y con una deficiente recogida de basuras, de la que da fe la acumulación de residuos junto a unos contenedores en una de las calles principales de la urbanización.

Dice Francisco que el problema data de 1991, cuando se comenzaron los trámites para regularizar la barriada. Se creó una junta de compensación que terminó con una estafa, la cometida por Julio Mateos, el llamado Dioni de Almensilla, que huyó a Punta Cana con el dinero de los parcelistas. El que fuera tesorero de la junta de compensación de la barriada, llamada oficialmente Sector F de Almensilla, desfalcó 2,7 millones de euros aportados por más de 600 familias. El caso está a la espera de sentencia después de que se celebrara el juicio el pasado mes de abril, casi una década después de los hechos. Los vecinos no esperan ya nada de la Justicia.

"Aquí ha habido muchas más irregularidades"

"Quizás la actual junta de compensación pueda recuperar algo, pero diría que lo del Dioni es lo de menos. Se llevó el dinero, sí, pero aquí ha habido muchas más cosas, muchas más irregularidades. Hubo un acuerdo entre el notario y el banco para cargar algunas propiedades y otras no, de forma que los vecinos de una calle terminan pagando las obras de la otra. Esto en la práctica se traduce en una enemistad que cualquier día nos vamos a matar aquí", explica Parra.

Lleva tres días concediendo entrevistas y entrando en directo en programas de televisión, uno detrás de otro. Lo hace encaramado a los peldaños de la arqueta en la que ha decidido instalarse hasta que haya una solución. Para soportar el fuerte calor, ha colocado dos sombrillas y un paraguas tendido, de forma que tenga sombra en la entrada de la alcantarilla. Una valla de obras y un par de conos de plástico señalizan el lugar para los conductores. "Tengo que tener cuidado con los gases, me quedo ahí abajo y así estoy pasando los días. Se me ocurrió esta forma de protestar como se me podía haber ocurrido subirme a un poste de la luz", apunta este hombre. Una reportera de televisión entra en directo y emplea una acertada metáfora. "Está viviendo en un pozo, como en el pozo de deudas en el que se encuentra", dice la periodista.

En todo momento cuenta con el apoyo de los vecinos, que le llevan agua, comida y no le dejan solo. Incluso apoyan sus declaraciones cada vez que lo entrevistan en algún programa de televisión. Incluso le apuntan algo para que lo diga. A quien le dice que esto era una urbanización ilegal, le responde que sí, que lo era, pero que cuántas como ésta hay en España y se terminan regularizando. "¿Por qué aquí no? Hubo unos chanchullos para no hacerlo, quedarse con el dinero y dejar a los vecinos en una situación precaria. Tenemos problemas sociales y de salud, nos amenazan continuamente con embargarnos...".

"No tenemos agua corriente"

Francisco calcula que todo el proceso, entre el dinero que pagó y el que todavía está pagando, le ha costado unos 250.000 euros. "Todo se hizo mal, las parcelas no estaban registradas. Me han ofrecido vender mi casa a la junta de compensación, pero no quiero hacerlo porque supone echarle más carga a los demás vecinos. Y esto es lo que están haciendo muchos aquí, irse, porque no aguantan más". Este vecino explica que ha sido promotor inmobiliario y corredor de bolsa, pero ahora está en el paro y "sin un duro".

Mientras habla, pasa un coche de una vecina, que va cargada de garrafas de agua. "Graba eso, por favor, mira cómo tienen que vivir aquí los vecinos, yendo a por agua cada día porque no tenemos agua corriente". Francisco Parra, y el resto de afectados, piden una solución urgente y que intervenga tanto el Ayuntamiento de Almensilla como la Junta de Andalucía, que autorizó en su momento la creación de la junta de compensación para urbanizar los terrenos. "Pero aquí no ha venido nadie del Ayuntamiento, nadie se ha interesado, los únicos que han venido, y se lo tengo que agradecer, son los policías locales, que me han preguntado incluso si necesitaba algo".

Mientras no se arregle la cuestión, y parece que va para largo, Francisco Parra piensa seguir con su llamativa protesta. "No es agradable, he taponado la entrada para que no salgan cucarachas, pero aún así salen. Y ya después de tres días empiezo a tener dolores, como es normal. Pero necesito al menos ver que esto tiene una solución, llevamos ya más de tres décadas y pronto empezaremos la cuarta. No podemos seguir así".

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