El atracador abatido en el chalé del Aljarafe era un ex guardia civil
tiroteo en una casa en mairena
Antonio Reyes, 'el Pocholo', muere en un tiroteo con sus ex compañeros después de asaltar la vivienda de un empresario, al que golpearon
Hay tres delincuentes detenidos y se busca a más implicados en el robo
Antonio Reyes fue condenado por robar dinero de una cartera de una persona a la que paró en un control de carretera. La condena conllevó la expulsión de la Guardia Civil. Reyes, conocido como el Pocholo, era hasta entonces un agente destinado en la Policía Judicial de Carmona. Cuando cumplió su condena, expulsado y sin oficio fijo, se dedicó a trabajar como portero de discotecas, hasta que decidió crear una banda de atracadores. Se especializó en los vuelcos, como se denominan en el argot policial los robos de droga entre narcos, pero terminó siendo detenido y volvió a prisión. El de este martes era uno de sus primeros golpes tras quedar de nuevo en libertad.
Tenía todavía material oficial del cuerpo en su poder, como los petos que utilizan los agentes de la Policía Judicial cuando hacen alguna intervención de paisano. Tenía también una pistola real. No la reglamentaria, obviamente, pero sí un arma de fuego que había podido adquirir en su día, o al menos conocer dónde podía comprar una sin levantar sospechas. Con todo este material, falsificó una orden judicial y formó una banda de atracadores para entrar en un chalé del Aljarafe como si de guardias civiles de verdad se tratasen.
La vivienda elegida fue una enorme construcción ubicada en el kilómetro 3 de la carretera A-8055, que conecta Mairena del Aljarafe y Almensilla. Era un lugar idóneo para un robo, puesto que la casa da a la carretera y pertenece a una pequeña urbanización llamada Las Tinajas, en la que hay pocas casas y están dispersas. La residencia escogida para el golpe pertenece a Joaquín Henares, un empresario de unos 70 años que hizo fortuna en el sector textil y tiene varias tiendas en el Aljarafe. Los falsos guardias civiles llegaron en al menos dos vehículos a la casa de este empresario. Serían las nueve menos cuarto de la mañana, como acreditó el yerno de la víctima cuando pasó con su coche por delante de la casa de su suegro. Le llamó la atención la presencia de dos vehículos aparcados en la puerta del chalé, porque ahí no suele aparcar nadie, pero no le dio demasiada importancia. Tampoco se la dio su cuñado, que fue a recoger a su madre, la mujer del empresario, para llevarla al médico a Mairena a primera hora de la mañana. Vio los coches aparcados en la puerta y estuvo incluso por avisar a su padre, pero no lo hizo. No podía saber que dentro de ellos se preparaba una banda de atracadores para asaltar la casa.
Minutos después, sobre las nueve, los delincuentes liderados por el Pocholo se subieron al techo de los vehículos estacionados junto al muro perimetral del chalé y saltaron la tapia. Así accedieron al interior. Allí comunicaron a los dos trabajadores de la finca, que habían entrado poco antes, que eran agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil y que tenían una orden de registro. Iban encapuchados, con los petos reglamentarios de la Guardia Civil puestos y exhibiendo placas falsas. También mostraron la supuesta orden de registro. En el interior del chalé sólo estaban en ese momento Henares y los dos trabajadores.
Los asaltantes se ensañaron con el empresario, al que ataron a una silla con bridas y le golpearon en reiteradas ocasiones. Le dieron un puñetazo en el ojo izquierdo que le ha causado un derrame y numerosos guantazos con la mano abierta. Le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y le preguntaron una y otra vez dónde estaba el dinero mientras otros integrantes de la banda registraban la casa en busca de cajas fuertes, joyas y otros objetos de valor. "Si de verdad sois guardias civiles, ¿por qué me tratáis así?", llegó a decirles el empresario mientras era golpeado.
Los falsos guardias civiles no contaban con que un vecino los había visto saltar la tapia y que desde fuera se oían los gritos preguntándole a Henares dónde guardaba su dinero. El vecino llamó a la Policía Local de Mairena, que desplazó una patrulla hasta el chalé. Allí se topó con los asaltantes, que comunicaron a los agentes que eran miembros de la Policía Judicial de la comandancia de Sevilla y que estaban realizando una operación allí. Los policías locales no se contentaron con la respuesta y avisaron a la Guardia Civil de Mairena para que corroborara la veracidad de este testimonio. Es frecuente, sobre todo en las bandas que se dedican al robo de droga entre narcotraficantes, que los atracadores se hagan pasar por policías para simular una intervención que no es más que un robo. De ahí que los agentes municipales sospecharan.
Los guardias de Mairena llegaron a la casa y se encontraron con los asaltantes. De nuevo obtuvieron la misma respuesta: "Somos compañeros de la Policía Judicial de la comandancia de Sevilla y estamos haciendo una operación". No es infrecuente que los agentes de un puesto no sepan lo que hacen sus compañeros de paisano de otra unidad, aunque sea en su demarcación, pero en esos casos se establece una máxima: el de paisano siempre cede, suelta el arma y, si hace falta, permite que sea reducido hasta que su compañero confirme su identidad. El líder de los atracadores, Antonio Reyes, no cedió. Los guardias civiles, los de verdad, le insistieron para que soltara el arma y éste hizo todo lo contrario, encañonar a sus ex compañeros y amenazar con disparar. Ante la posibilidad real de recibir un disparo, uno de los agentes abrió fuego y abatió al jefe de los asaltantes. Otros dos fueron detenidos en un primer momento y un tercero horas después a raíz de la investigación.
La Guardia Civil no dio información este martes sobre el número de personas que participaron en el asalto, pero el empresario habló de entre 8 y 10 personas. El instituto armado desplegó a decenas de agentes por las inmediaciones de la casa para tratar de detener a los implicados, que pudieron huir en un coche. Guardias con armas largas inspeccionaron el bosquecillo cercano. Se intervinieron un arma real y varias simuladas, así como al menos un coche, el todoterreno plateado que llamó la atención del yerno del empresario. Una de las líneas de investigación apunta a que los asaltantes estaban buscando un almacén de hachís y se equivocaron de casa.
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