Puerto Gelves: un proyecto impulsado por un conductor de Tussam
Las instalaciones han cumplido 25 años
Ángel Oliveros, alcalde de 1979 a 1999, recuerda la incredulidad que suscitó la iniciativa
En el sitio donde hoy hay barcos se arrojaban las basuras del municipio
Las instalaciones costaron 750 millones de las antiguas pesetas y se financiaron con una operación urbanística
En el vídeo que Gelves difundió por el 25 aniversario de la inauguración del puerto, incluyó el testimonio de Ángel Oliveros, elegido alcalde de Gelves en 1979 por el PC e impulsor de un proyecto que pocos se creyeron al principio. A sus 84 años, explica que era normal que les miraran como a unos “locos”: por entonces el camión que recogía las basuras las volcaba al Guadalquivir, justo en esa zona, y “el pueblo odiaba al río”, que se “salía todos los años”, señala.
Pero aquel primer equipo municipal –Oliveros estuvo hasta 1999, pasó por un grupo independiente y terminó en el PSOE, siguiendo a Enrique Curiel– tuvo claro que además de resolver servicios básicos, debían buscar una alternativa económica y de desarrollo para Gelves, acotada por el río y la cornisa. Y vieron que la oportunidad estaba allí.
Pensaron en un astillero para embarcaciones deportivas. Pero cuajó la idea del puerto, pese que no había tradición en la zona, sólo una barca que cruzaba a los trabajadores de Astilleros. La actual alcaldesa, Isabel Herrera, cree que su predecesor fue un "visionario".
La competencias de Puertos no estaban transferidas aún a una comunidad autónoma en construcción y viajó a Madrid. “Todos nos decían que estábamos locos”. Pero “estábamos convencidos, nos lo creíamos. Éramos muy audaces”, asevera ahora, cuando se dedica a la meditación y la espiritualidad –llegó al PC desde organizaciones cristianas de base– con un programa la radio municipal que se llama Confidencias en el Camarote. También dedica tiempo a investigar sobre río y el cambio climático.
El proyecto de Puerto Gelves lo redactaron técnicos de la Diputación que presidía Miguel Ángel Pino, uno de los apoyos que tuvieron, junto a José Rodríguez de la Borbolla, en la Junta.
Tenían que expropiar suelos en la Vega que eran del IARA (Instituto Andaluz de Reforma Agraria). “Cogimos al que más sabía”, el abogado Antonio Pérez Marín y se resolvió “sin problemas”. Compensaron a los agricultores que aspiraban a la propiedad.
Se tuvieron que cambiar las Normas Subsidiarias. Intervinieron muchas administraciones. “Todo se hizo a través del Boletín Oficial”, subraya, y la operación “no le costó nada a Gelves”.
La fórmula es conocida y se ha repetido después en otras muchas ciudades no sin controversia: una promotora hace la inversión (750 millones de pesetas de entonces o 4,5 millones de euros) a cambio de las plusvalías de las viviendas de alrededor. La ingeniería de la empresa francesa que instaló las tablaestacas sigue funcionando. Lo que empezó a tomar forma en el 82, se inauguró en 1995.
Asegura que además de a la incomprensión se enfrentaron a “presiones importantes”: “Muchas familias y personas influyentes de Sevilla no estaban de acuerdo, decían que Sevilla ya tenía un puerto deportivo, en la capital”. Aunque el de Gelves iba a ser diferente, sin pasar por la esclusa: “El barco que salga de Gelves puede llegar a Nueva York”.
Aún más sorprendente resulta que Oliveros se planteara un proyecto de este tipo mientras que seguía ejerciendo como conductor en Tussam. En 1976 había sido elegido primer secretario general del Transporte de CCOO en Andalucía. “No me liberé por el Ayuntamiento hasta el final de la segunda legislatura”. Cuando dejó la Alcaldía volvió Tussam, donde se jubiló.
Recuerda una imagen que debería ser icónica de los ayuntamientos de Transición: la policía de su pueblo buscando el autobús que conducía por Sevilla para que firmara documentación urgente y se pudieran pagar las nóminas del Ayuntamiento. Los viajeros creían que multaban al conductor.
Los reparos del PC a este puerto deportivo, a la Expo de Sevilla y en relación a la iglesia fueron los que le hicieron abandonarlo.
Oliveros tiene claro que la apuestas por el puerto deportivo mereció la pena, porque Gelves se conoce por el puerto, que ha resistido mucho tiempo por la implicación de sus trabajadores y que resurge con las “ideas” y la “sensibilidad” que se está poniendo de nuevo en el mismo.
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