La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
José Manuel Aparicio y Ana María Rodríguez vivieron uno de los peores momentos de sus vidas el 2 de abril. Pasaban las tres de la tarde cuando alguien llamó a la puerta de su casa, en La Puebla del Río. Ella se levantó y fue a abrir. "Yo miré por la mirilla y no vi a nadie, pero abrí". No podía pensar, por la hora que era, que dos encapuchados armados con una pistola (que luego resultó ser simulada) iban a irrumpir en su vivienda.
"Me pegaron con la pistola en el pecho y en el hombro", explica la mujer. Nada más entrar, uno de los atracadores se dirigió escaleras arriba, en busca de una supuesta caja fuerte. El otro fue hacia el salón, donde estaba José Manuel, sentado en el sofá, hablando por teléfono con un amigo. Le asestó un fuerte golpe en la cabeza con el arma. "Salió una gran cantidad de sangre. Me levanté y él se separó un poco, me apuntó con la pistola y me dijo vas a morir. Le dije dos veces 'mátame'. Él vería un intento mío de ir hacia él y me levantó la mano para darme otro golpe. Ahí me tiré y le cogí la mano", relata José Manuel, empresario y propietario de la fábrica de hielos La Estrella, en la vecina Coria del Río.
En el forcejeo, José Manuel logró defenderse e imponerse a su rival. "Creo que le rompí la pierna, porque iba cojo. Fue muy violento. No sé cómo lo hice. Sentía la adrenalina y mucha fuerza. Yo he hecho deporte, pero hace muchos años", cuenta este hombre, que fue campeón de España de halterofilia en 1977. "Hace casi cincuenta años, tenía yo unos veinte y ahora tengo 66", apunta para seguir con el relato de los hechos.
"Fue todo muy rápido, yo lo tiré ahí y me puse encima de él", dice, señalando un rincón del salón de su casa, que preside la cabeza de Arrimado, un toro al que Morante de la Puebla cortó una oreja en Córdoba en 1998. "Cuando lo tenía cogido, vino el que estaba arriba, que cogió una maceta que teníamos aquí y me la partió en la cabeza. Tal como me dio con la maceta, me puse de pie y cogí al otro, al que arrinconé contra la pared y lo tenía cogido por el cuello". El primero de los asaltantes aprovechó en ese momento para agredir a Ana María, que estaba en el otro extremo del salón, pidiendo auxilio por la ventana. "La cogió del pelo y volvió para darme otro golpe, esta vez con la pistola".
"La pistola era simulada, pero era dura. Apareció aquí rota en el suelo. Luego la he visto en el cuartel, la he cogido y la empuñadura es maciza, pesa mucho y es grande. Pero en el momento no vi nada. Sólo que como no disparó, dije al ataque. Le dije mátame y no hizo nada, así que reaccioné yo, no puedo explicar cómo. Igual si no me coge hablando por teléfono la película hubiera sido otra, no me da o me habla más suave, o veo que la pistola es de mentira... Pero no me dio tiempo a nada", dice el empresario.
Después de esta segunda agresión, José Manuel vio que los delincuentes tenían intención de irse. "Me hice el desmayado para ver qué pasaba. Pero mi mujer les decía que si querían dinero... Yo me levanté y cogí el jarrón, uno de ellos me quería quitar el jarrón y no podía... Estaba grogui... El otro salió corriendo, pero al cojo lo cogieron en la puerta". Antes, se había llevado el bolso de Ana María, que tiraron luego en la calle. "Supongo que tendrían el coche cerca y querían huir, pero uno de los ladrones olvidó en la casa un chaquetón con las llaves del coche".
Varios vecinos oyeron el revuelo y acudieron a los gritos de auxilio del matrimonio. Primero llegó un vecino y luego otro, agente de la Guardia Civil destinado en el Seprona, que se encontraba fuera de servicio y estaba en ese momento en un bar cercano. Fue el que se encargó de detener a uno de los atracadores, mientras que el segundo fue arrestado pocas horas después después de un dispositivo conjunto de la Guardia Civil y la Policía Local de La Puebla. Ambos están en prisión provisional. Se les investiga por otros robos, puesto que se les encontró el DNI de un vecino de un pueblo de Huelva al que habían atracado el día anterior.
Las víctimas fueron trasladadas al hospital, donde José Manuel pasó la noche. "Nos llevaron en ambulancia, yo había perdido bastante sangre e iba con mucha fatiga, como con ganas de vomitar. Pero me dieron un fármaco y desde entonces estoy bien. Me dolió cuando me limpiaron la herida, que tuvieron que hurgar porque me había caído mucho mantillo de la maceta, pero después no he tenido ni dolor de cabeza", apunta el empresario, al que apenas le quedan secuelas visibles de las heridas, que han cicatrizado bien y rápido.
Los presuntos autores del robo tenían información de la vivienda. Uno de los dos detenidos es el nieto de unos amigos de las víctimas y éstas sospechan también de una tercera persona implicada, que podría ser un familiar. Es algo parecido a lo que ocurre en el caso de María del Monte, cuyo sobrino, Antonio Tejado, está en la cárcel como presunto autor intelectual del robo en la casa de su tía, el pasado mes de agosto.
Al matrimonio Aparicio Rodríguez es la tercera vez que le roban en los últimos diez años. El primero fue un robo con fuerza, cuando no había nadie en la casa. En el segundo, los delincuentes también tenían información. Pensaban que la pareja estaba de viaje fuera de España, pero sólo había ido José Manuel. La mujer se encontró a los ladrones cuando regresó de la fábrica. Estaban tratando de abrir la caja fuerte con un soplete. Ahora se plantean reforzar las medidas de seguridad.
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