Un compuesto mortal en muy pocas cantidades

El fosfuro de aluminio, que sólo puede ser manipulado y reciclado por técnicos, se suele usar como plaguicida

Luis Sánchez-Moliní

17 de enero 2014 - 16:57

Alcalá de Guadaíra (Sevilla)/El fosfuro de aluminio es un compuesto químico altamente mortal. Al contacto con el agua o la humedad ambiental produce un gas extremadamente tóxico y pestilente llamado fosfina (PH3) cuya inhalación produce una sintomatología prácticamente igual a la que describieron los médicos que atendieron a los tres fallecidos de Alcalá de Guadaíra: vómitos y diarrea primero y pérdidas de visión y audición después. Destruye los tejidos orgánicos en apenas dos horas, produce daños irreparables en los pulmones y es letal en concentraciones menores a un 1%. "Al inhalara este gas se distribuye por todo el cuerpo y bloquea la respiración celular", aseguró a este periódico el profesor de Toxicología de la Universidad Pablo de Olavide, Guillermo Repetto. Para este veneno no existe ningún tipo de antídoto, ya que el daño que produce en el cuerpo es químico y, por tanto, irreversible, según indicó ayer a Efe el profesor del Instituto de Catálisis y Petróleo Química del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, José Luis García Fierro. Al final, se produce una muerte por parada cardiorrespiratoria.

Su peligrosidad es tal que tanto su manipulación como su reciclaje sólo puede ser realizada por técnicos habilitados para usar biocidas. Esta sustancia se usa, fundamentalmente, como plaguicida con el que se tratan granos o jamones y, de una manera más escasa, como raticida o para matar a otro tipo de roedores. Se suele vender en polvo o en pastillas de color gris, verde o amarillo. También tiene un uso industrial como semiconductor.

Los peligros del fosfuro de aluminio no se quedan en su condición tóxica. Según el Departamento de Salud y Servicios para Personas Mayores del Estado norteamericano de Nueva Jersey, este compuesto químico es "sumamente inflamable y reactivo y presenta un grave peligro de incendio y de explosión". De hecho, también se suele usar como agente de ignición de bengalas. En EEUU está incluido dentro de la Lista de Sustancias Peligrosas para la Salud. Una manera de detectar que se ha estado en contacto con esta sustancia es por la irritación de la piel, los ojos, la nariz y la garganta. También por una tos y respiración con silbido.

Debido a que el fosfuro de aluminio no es una sustancia química que se pueda comprar en cualquier droguería la pregunta que surge es cómo llegó al domicilio de Alcalá de Guadaíra. Por lo pronto, ya está descartado, prácticamente, que la intoxicación se debiera a la ingesta de cualquier tipo de alimento en mal estado o contaminado con la sustancia mortal. La principal hipótesis con la que se trabaja es que el fosfuro de aluminio se encontrase en algunos de los tapones de plástico que el varón fallecido, Enrique Caño, reciclaba como una manera de conseguir algunos ingresos con los que paliar la difícil situación económica en la que la crisis lo había situado. Si esto fuese cierto, alguien cometió una grave irresponsabilidad al abandonar los recipientes de dicha sustancia, pues éstos deben ser reciclados en lugares adecuados y no se pueden abandonar en los contenedores normales de basura, como insistió Guillermo Repetto.

Pese a lo dicho, todavía habrá que esperar al informe del Instituto Nacional de Toxicología para confirmar que la causas del envenenamiento se debió al fosfuro de aluminio. Incluso, se podría dar la circunstancia de que nunca se tenga la seguridad al cien por cien de lo que causó las muertes en Alcalá de Guadaíra.

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